En 1998 grupos como The Prodigy y The Chemical Brothers ya se han convertido en superventas. El número 1 logrado por ‘The Fat of the Land’ en Estados Unidos ha sido destacado en todos los medios especializados, porque la hazaña no estaba al alcance de los grupos de Brit Pop. Tocaba dar un paso más. Garbage partían con ventaja para tener cabida en aquella generalidad llamada «electrónica», pues ya en su debut se habían resistido a ser un grupo post-grunge, y seguir esa línea para ellos fue un proceso más natural que para Smashing Pumpkins hacer ‘Adore’, para R.E.M. hacer ‘Up’, o para The Cardigans hacer ‘Gran Turismo’. Discos, los tres, notables, por otro lado.
Viniendo de canciones como ‘Milk’ o ‘As Heaven Is Wide’, para ellos el punto que conecta los dos primeros álbumes, Garbage solo tuvieron que apretarse un poco las tuercas. Buscaron hacer un disco en el que fueran referencia tanto Radiohead -que habían sacado ‘OK Computer’ el año anterior- como Björk -que iba por su obra maestra ‘Homogenic’-, pero también clásicos como Beatles, Beach Boys y Frank Sinatra. Lo dijo la propia Shirley Manson apelando en Billboard a un álbum «muy diverso, que se fuera a los extremos», mientras Butch Vig explicaba que las canciones llegaban a tener 120 pistas con diferentes capas y samples, aunque al final optaran por mezclar en cinta analógica. Querían combinar la alta tecnología y «la baja», «el sonido de hoy y las memorias de oro de ayer».
Ciertamente ‘Version 2.0’ suena como un disco más extremo que el primero. Ellos mismos explicaron que en su debut se estaban conociendo como personas, aún estaban buscando su identidad y aprendiendo a estar a gusto con Shirley y viceversa, mientras que este otro disco es el fruto de una mayor «camaradería y sentido de la comunicación». Si el primero es una toma de contacto, este es una obra que asienta esas bases de su sonido en varias direcciones: parte del público percibe que el grupo ha dado un paso «demasiado electrónico», lo cual igual no tenía mucho sentido en el año en que se editaba un recopilatorio tan chulo como el de Depeche Mode ‘(Singles 86-98)’, pero llegó a circular como chascarrillo entre el público… justo cuando este álbum contenía instrumentos de cuerda acreditados en ‘The Trick Is to Keep Breathing’: Jon J Vriesacker tocó el violín y Karl Lavine, el violonchelo.
El magnetismo como grupo es incuestionable en la cantidad pornográfica de singles que llegaron a publicarse. ‘Push It’ puede presumir de ser una de sus grabaciones más complejas, desde su inspiración en ‘Don’t Worry Baby’ de Beach Boys
con el beneplácito de Brian Wilson, hasta su hipnótico riff, pasando por su parte más distorsionada en honor a la letra que habla de un «ruido» que te «vuela la cabeza». Todavía lo sigue haciendo a día de hoy. Y ‘I Think I’m Paranoid’ era seguramente todo lo que soñaban Butch, Duke y Steve cuando buscaban específicamente una chica para su grupo: carisma, sensualidad y un punto de actitud libre como el viento, impredecible. En el vídeo no sabías si Shirley te iba a besar, a devorar o a devorarse a sí misma, como parece cuando se mete el puño por la boca.Las cosas no se quedaron ahí: la tarareable ‘Special’ y su vídeo galáctico dirigido por Dawn Shadforth definían lo que ha de ser un gran tercer single, y ya en 1999 llegaba como cuarto ‘When I Grow Up’. Puede parecer una canción tonta, pero no lo era. En verdad habla sobre la gran mentira de la madurez («cuando crezca, seré estable» frente a la posibilidad de que tal cosa nunca llegue a pasar), y justo cuando parece que está acabada, añade una tercera estrofa y una outro que representan el verdadero cénit de la canción, como se pudo comprobar en sus enérgicos directos.
Hubo más: ‘The Trick Is To Keep Breathing’ fue sencillo también, en España alguien decidió lanzar a las emisoras ‘Temptation Waits’ para celebrar que el disco llevaba un año en listas (fue un insólito platino por aquí, ¡qué tiempos!), y falta por mencionar la fantástica balada de cierre ‘You Look So Fine’. Stéphane Sednaoui dirigía el histórico vídeo inspirado por Ingmar Bergman y «algún tipo de película de samurais», con Shirley Manson definitivamente convertida en una de las/los cantantes más carismáticos de los años 90.
Originalmente titulado ‘Sad Alcoholic Clowns’, ‘Version 2.0′ se creó con un material que habría dado «para 5 álbumes de música». Las ideas están muy bien condensadas, sin apenas pasos en falso (¿’Dumb’? ¿’Sleep Together’?) y desplegando una amalgama de sexo (‘Temptation Waits’), locura («Paranoid»), depresión (‘The Trick Is to Keep Breathing’, dedicada a una amiga de Shirley) y cuestiones sociales (‘Medication’ va sobre el sistema médico americano), que era imposible que no calara en la generación post-grunge.
Quizá la canción que mejor conjugue todo sea ‘Hammering in My Head’. No fue uno de los 6 ó 7 singles, pero sí se convirtió en una de las favoritas de sus directos, condensando muchas de las inquietudes expuestas en el álbum. Está la liberación sexual junto a una persona cuyo nombre desconoces, la obsesión que «martillea la cabeza», la paranoia asociada al disco desde los mismos vídeos promocionales… todo ello con una desestructura sorpresa en la que escuchamos a Shirley Manson cantar como diva pop, narrar, susurrar, jadear, recitar. Escucharla hablar de un «tren bala» que va «de Tokio a Los Ángeles» como adormilada es un resumen del delirio de este disco. Un delirio que funciona muy bien. ‘Version 2.0’ no igualó por muy poco los 4 millones de copias despachados por ‘Garbage’, que ha pasado a la historia como su gran clásico, como se vio muy bien cuando hubo que organizar reediciones y giras de 20º aniversario hace unos años. Pero no fue por falta de aptitudes.