Me encantan algunas canciones de Metallica, sobre todo las del álbum negro, las de poco antes y poco después; y me encantan algunas canciones de J Balvin, sobre todo las de su álbum naranja, las de poco antes y poco después. Pero ni por esas el colombiano era el personaje más apetecible de ese macrodisco de versiones que preparan Metallica, ‘The Metallica Blacklist’, de cara al próximo 10 de septiembre, con el que celebran el 30º aniversario del denominado «Black Album». ¿Miley Cyrus? Obvio que sí. ¿St Vincent? Está gracioso. ¿Imelda May? Por favor. Pero esto de J Balvin era carne de cañón para toda la gente con prejuicios hacia estilos antagónicos. Casi una provocación.
Con todas las reservas de aquellos que convirtieron este lanzamiento en un irrisorio «trending topic», me acerco a ‘Wherever I May Roam’. Fue el cuarto single del álbum negro y una de las canciones favoritas de Metallica de absolutamente todo el mundo, merced a una outro ultra coreable que elevaba una melodía sobresaliente tanto en lo vocal como en el icónico riff principal. Contra todo pronóstico, la adaptación de José Álvaro empieza muy bien. Después, la cosa se complica.
El productor Tainy y J Balvin han escogido estupendamente en qué canción embarcarse para este proyecto. La producción de la original es una rara avis en la carrera de Metallica, con una instrumentación muy particular, de corte asiático, que incluye un gong, una guitarra que emula un sitar y un bajo de 12 cuerdas.
J Balvin y el maestro Tainy se sirven de ese ambiente viajero para elaborar su propia historia: usan elementos habituales al fin y al cabo en el hip-hop (los samples, la inspiración en Oriente vista en Major Lazer o M.I.A.) para hacer una canción nueva, 100% de su estilo. ¡Qué demonios! ¡Se han llevado ‘Wherever I May Roam’ a su terreno! ¡Y pega todo con la serpiente de la portada del disco original!
Lamentablemente, al final aparece una parte de la grabación original de Metallica, insertada como un pegote, que ni resulta el estribillo de la grabación remozada, como se ha hecho en otras interpolaciones (la de Cranberries con Eminem, por ejemplo); ni tampoco un gran cénit. En esta grabación, volver a James Hetfield paradójicamente es una bajona. En el momento de redacción de esta crítica, el vídeo tiene un porcentaje escandaloso de «dislikes» en Youtube (41%). Todos lo esperábamos. Pero la noticia es lo cerca que quedaron de hacer algo realmente apañado a partir de donde no se podía.