Música

The Killers / Sam’s Town

En 2006 no hay espacio para The Killers en nuestros corazones. La banda había alcanzado un estatus multiplatino con ‘Hot Fuss’, aquel debut en el que se incluían sus clásicos ‘Somebody Told Me’ y ‘Mr Brightside’, a la postre considerado el gran clásico del rock del siglo XXI. Su segundo álbum, este ‘Sam’s Town’ que está a punto de cumplir 15 años, es mucho más pretencioso. En un año de eclosión underground en que Pitchfork empezaba a marcar su espacio descubriendo al mundo artistas con un aura tan «cool» como The Knife, Brandon Flowers se paseaba por las entrevistas hablando de cómo Bruce Springsteen le había cambiado la vida. Creyéndose David Bowie. Literalmente. «La gente cree que el disco es pretencioso pero yo miraba ‘Born to Run’ y miraba ‘Hunky Dory’, y Springsteen y Bowie tenían 24 años cuando los hicieron, y yo me decía «tengo que subir la apuesta», explicaba en una entrevista con Blender de aquellos tiempos.

«Subiendo la apuesta», también se atrevía a comparar ‘Sam’s Town’ con ‘Achtung Baby’ y con ‘OK Computer’, aunque luego lo negase. Un álbum que nada más comenzar con el tema titular recordaba más bien a Eurythmics. La obra maestra de Radiohead puede ser una referencia en los primeros instantes de ‘Why Do I Keep Counting?’, pero ahí se acaban las posibles comparaciones. Siempre hubo algo «cheesy» en The Killers, en letras, vestuario y bronceados. El público más crítico nunca pudo con tal cantidad de pompa. Pero la deriva de los últimos álbumes del grupo está beneficiando a ‘Sam’s Town’, consolidándolo como el primer gran clásico de la banda, pues ‘Hot Fuss’ era desigual y peor equilibrado y ‘Day & Age’, su intento synth-pop junto a Stuart Price, nunca se decidió a ser el álbum bailable que prometían ‘Human’ y ‘Spaceman’. Aquí de hecho, hay un tema que ya nos habla de Nephi, la comunidad de 5.000 habitantes a que se dedica ahora el recomendado ‘Pressure Machine‘, en concreto ‘The River Is Wild’.

‘Sam’s Town’ es realmente también un disco sintético, no tan diferente a ‘Hot Fuss’ y ‘Day & Age’. Contrate usted a Anton Corbijn, el fotógrafo de Depeche Mode y el ‘Joshua Tree’ de U2, y dará una pátina de seriedad y elegancia a su producto, incluso a una Miss con una cabra como salidas de una portada de Aerosmith o algo peor. En blanco y negro y referenciando un casino de Las Vegas con la colaboración de la cantante Felice LaZae, que es quien posa, la portada del álbum refleja perfectamente nuestra relación con el disco con el paso del tiempo. De la ridiculización inicial, no sé si a la fascinación, pero como mínimo al respeto. Como las deslenguadas entrevistas de Brandon Flowers, forma parte de la historia del pop.

The Killers supieron muy bien de quién rodearse en este segundo álbum, también en lo musical. Brandon estaba asustado por el nivel de popularidad alcanzado con ‘Hot Fuss’ y no fue hasta que le vino a la cabeza la melodía de ‘When You Were Young’ cuando se sintió aliviado porque sabía que había dado con algo especial. Con un símil religioso de los que tanto le gustan dada su fe, la composición se dirige a una mujer que se dedica a compadecerse de sí misma, a esperar a que un chico la salve, “cual Jesús”. «Te sientas ahí sola con tu dolor, esperando que un chico guapo venga a salvarte de tu pasado», dice en lo que podemos considerar un pequeño tema de empoderamiento, al nivel en potencial de los singles del primer disco. Pero es que ‘Read My Mind’ es aún mejor. Y lo es gracias a la producción de Alan Moulder.

La banda acudió a Alan Moulder y a Flood porque les encantaba el tipo de álbumes en que habían trabajado (de nuevo Depeche, de nuevo U2), y Moulder es directamente responsable de que ‘Read My Mind’ no sea floja, pues «tuvo los huevos» de criticar la maqueta inicial. «Se llamaba ‘Little Angela’, pero la cambiamos porque algo no estaba bien. Mi melodía era un poco demasiado como ‘Mrs Robinson’ y la letra no estaba muy bien. Alan Moulder tuvo los huevos y el coraje de decirme: «vamos a quedarnos este patrón, y vamos a escribir una canción diferente con él». Así que la canción nació de nosotros tarareando una vieja canción y creció a partir de ahí. Cuando la tocamos en directo, notamos que significa muchas cosas para un montón de gente, y definitivamente es una de esas canciones que atrae a la gente a la banda», declaraba el cantante al NME

. La razón principal de esa sinergia es el majestuoso cambio de acordes en «I don’t mind if you don’t mind / cause I don’t shine if you don’t shine», además una letra que es pura comunión popular.

La colección de singles se completa con ‘For Reasons Unknown’, un tema que se nota escrito en la carretera, y en el que el momento en que Brandon Flowers llora, teatrero, es irresistible; y ‘Bones’, una rareza llena de metales que representa una vertiente del álbum más influida por el glam-rock de los 70, muy evidente en el final de ‘Why Do I Keep Counting?’. Diría que más Queen que David Bowie.

Y hay más miga repartida por la secuencia del disco. Está el gancho «Higher and higher / We’re gonna take it down to the wire» de ‘Bling (Confession of a King)’, un tema inspirado en Talking Heads y Johnny Cash, dedicado al padre de Brandon. Está ‘Uncle Jonny’, que igual no tiene uno de los mejores riffs de todos los tiempos como sugiere Flowers, pero sí una historia de drogadicción y paranoia inspirada en un tío suyo que considera todo un superviviente. Y está ese gran precedente de ‘Human’ melódicamente que es ‘My List’, solo que aquí en modo «aproximación a la balada», de la que hicieron muy pocas tomas. «Es lo más cercano a cómo sueno cantando en la ducha», bromeaba.

Si sumamos que ‘For Reasons Unknown’ habla sobre la lucha de la abuela de Brandon contra el alzhéimer (es por cierto el único tema de los Killers en que el cantante toca el bajo), o el estribillo confesional de ‘The River Is Wild’ («¿debería llevarme bien conmigo mismo? Nunca me he llevado bien con nadie / Siempre he intentado hacer lo correcto»), justo antes del chanante «Exitlude» final (también hay un «Enterlude»), nos vamos dando cuenta de que el grupo está empecinado en hacer algo profundo. En distanciarse de otros proyectos que estaban sonando en las discotecas indies de aquellos tiempos. Ellos no querían ser The Bravery, The Sounds ni The Ting Tings.

Alguien dijo a Brandon Flowers que Brian Eno rechazó producir este disco, si bien este sí llegó a sumarse a un tema de ‘Wonderful Wonderful‘ posteriormente. Entonces le comentó a Brandon que la oferta para trabajar en ‘Sam’s Town’ jamás se le había puesto encima de la mesa. Probablemente alguien consideró que ni siquiera merecía la pena mencionar el nombre del grupo a un productor tan guay. Rolling Stone de hecho suspendería este disco propiciando que Brandon tuviera que defenderlo con un triste y lacónico «igual estamos sordos, pero a nosotros nos gusta». Como gran parte de los entonces llamados hipsters, hasta el exigente Brian Eno terminó sucumbiendo a los encantos de The Killers.

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Publicado por
Sebas E. Alonso