Chrystia Cabral, conocida profesionalmente como Spellling, es una cantante y compositora californiana de música experimental que debutó en 2017 con ‘Pantheon Of Me’, que le sirvió para firmar con la siempre interesante discográfica Sacred Bones, con la que en 2019 sacó ‘Mazy Fly’, un disco absolutamente mágico y oscuro que la situaba como una voz a tener en cuenta. Su esperado tercer álbum, ‘The Turning Wheel’, se aleja ligeramente del sonido de sus anteriores trabajos, sin renunciar al intrínseco componente místico que inunda sus composiciones, para acercarse, quizá, a un público más amplio. No parece que ese fuese el objetivo inicial de Spellling, pero sí le ha quedado un disco más accesible, más “pop” y que puede generar nuevos adeptos.
‘Little Deer’, la primera canción del proyecto y el lead single, es una declaración de intenciones: se abandona la angustiosa y espesa atmósfera de ‘Mazy Fly’ en pos de un sonido más limpio, a veces teatral, incluso. Lo cual bajo ningún concepto quiere decir que las canciones que lo componen no se sustenten de su particular halo de misterio y de sensación de peligro. Lo hacen, pero de otra manera. ‘The Turning Wheel’ es un trabajo mucho más ambicioso y variado, donde la omnipresencia de los sintetizadores de sus anteriores largos da paso a una instrumentación mayoritariamente acústica. En la mencionada apertura del álbum, no es hasta pasado un minuto donde se escucha la voz de Chrystia Cabral por primera vez –que suena mejor y más Kate Bush que nunca-, precedida de una introducción orquestal.
A nivel lírico, las letras son a menudo abstractas y hablan sobre la muerte, la reencarnación o el amor como si fuesen cuentos góticos. Ejemplos de esto se pueden encontrar en la estupenda ‘Always’, inspirada en el ‘Drácula’ de Francis Ford Coppola, donde Cabral entona “¿Cómo voy a saber qué puede ser realmente el amor? / Quiero vivir solo dentro de mis fantasías / ¿Por qué no puedo alejarme? Estoy bajo tu persuasión”. O en la preciosa ‘Turning Wheel’, cuya instrumentación deja uno de los momentos más bellos del álbum: “Quieres partir hacia las ciudades / Girar la rueda, pero yo quiero quedarme en la colina”. Todo evoca a literatura decimonónica, tan impregnada de esa aura tenebrosa de pasión y romanticismo como su música.
‘Awaken’ es otro de los puntos álgidos, una inquietante canción sobre la aceptación de uno mismo, con un fuerte componente religioso, inspirado seguramente por el ambiente cristiano en el que la cantante fue educada. Le sigue la interesante y breve ‘Emperor with an Egg’, protagonizada por violines. Sin embargo, el corazón del álbum viene inmediatamente después con ‘Boys at School’, un espectacular tema de más de 7 minutos, donde la voz de Cabral resulta hipnótica, apoyándose además en una melodía que resulta tan enigmática como cálida y que acaba desembocando en un brillante clímax con unas inesperadas guitarras eléctricas.
A partir de ahí, la segunda parte del disco se vuelve en general más oscura con canciones como ‘Legacy’ o ‘Magic Act’. La única excepción es ‘Revolution’, donde Spellling se encuentra dispuesta a afrontar sus deseos, aceptar sus defectos y crecer: “Lo que quiero es un fuego que nunca se apaga / Tengo todo este deseo en un mundo lleno de dudas / Estoy en una revolución permanente”. Las canciones de ‘The Turning Wheel’ se sienten inmensas, son densas y catárticas. Es un proyecto en el que se puede percibir la confianza y talento de su autora, una cantante y productora única, que aquí, una vez más, nos ofrece una llave para entrar en su fascinante e inagotable mundo interior.