Hayden Thorpe, ex integrante de Wild Beasts, ha publicado este año un segundo disco en solitario que ha pasado desapercibido, pero que contiene al menos tres canciones que se pueden contar entre lo mejor de su carrera, Wild Beasts incluidos.
‘Moondust for My Diamonds‘ era un trabajo modesto, centrado en el sonido del synth-pop de los 80 -la producción es de Nathan Jenkins y Richard Formby-, minimalista en diseño de sonido y ejecución, tanto que a veces parecía más un ensayo de ese sonido que un álbum propiamente dicho. En las letras, el británico buscaba «un punto de encuentro entre la ciencia y la religión, esa gran lucha por la realidad que caracteriza a nuestra época».
‘Material World’, que inexplicablemente no ha sido single, abría el disco a lo grande. La canción se sitúa precisamente en ese punto medio entre la realidad y el sueño, entre el «mundo material» y el imaginado, el cual «solo es real si yo lo hago». En ese cruce entre realidad y fantasía, Thorpe canta sobre la luna, la «vida etérea» y sobre «palabras» que son «joyas» en su mente, sobre un «alma atrapada dentro de una calavera» o sobre una «maquinaria de milagros».
A Thorpe, de hecho, la canción le llegó de milagro. Cuenta en Apple Music que él no buscó la canción, sino que esperó a que llegara a él. «Vivimos en una cultura del control en la que nos consideramos a nosotros mismos los arquitectos de todo lo que queremos, y yo no quería que sucediera lo mismo con esta canción. Me agarré a la fe de que llegaría a mí y, al hacer eso, la letra me vino».
‘Material World’ es otra de esas composiciones que solo podría haber firmado Hayden Thorpe. Su interés por el misticismo queda plasmado en una melodía emocionante y sobrecogedora que, en torno al minuto 3, alza el vuelo hasta tocar el cielo, poniendo los pelos de punta. La producción de ‘Material World’ es austera pero elegante hasta decir basta. Para acercarse al «new age», suena artesana.