Cuenta Víctor Cabezuelo que Rufus T. Firefly no es exactamente la banda que soñaba liderar a los 18 años, pero apunta, con toda la claridad del mundo, que «no me importa en absoluto, porque la banda con la que soñaba ser a esa edad no existe y esta sí, y no puedo estar más orgulloso de ella». La banda autora de ‘Loto‘ no llena estadios como probablemente Cabezuelo imaginaba y pese a merecerlo, pero sí ha logrado construir, a lo largo de más de una década, una discografía cada vez más sólida que la ha convertido en una de las bandas españolas más exitosas surgidas del underground en los últimos años. En un mundo paralelo, toda España se sabe ‘Nebulosa Jade’ de memoria.
A la crítica puede habernos distraído el parecido de la música de Rufus T. Firefly con la de los primeros Tame Impala, una comparación imposible de evitar dado que ambas bandas son contemporáneas, pero los de Víctor Cabezuelo han sabido callar bocas de varias maneras. Su interés por el cine y la televisión ha quedado plasmado en unos discos cada vez más cuidados y conceptuales, el grupo ha sabido sumar nuevos adeptos con el paso de los años gracias al impacto cada vez mayor de unas canciones estupendas que trascienden cualquier referencia como ‘Río Wolf’ o ‘Un breve e insignificante momento en la breve e insignificante historia de la humanidad’ (sic), y ‘El largo mañana’, su nuevo disco, representa un nuevo paso adelante en su carrera, a la vez que supone una ruptura con lo anterior.
‘El largo mañana’ es un disco de rock psicodélico profundamente influido por el soul y el R&B de los 60 y 70. Las grabaciones exponen ambas capas de manera muy clara, y por ejemplo el single ‘Sé dónde van los patos cuando se congela el lago’ incluso deriva hacia la música disco en su tramo final, mientras ‘El largo mañana’ incorpora congas y teclados espaciales. Marvin Gaye es una influencia reconocida a tal punto que su nombre aparece mencionado en una de las pistas, ‘Tempelhof’; también lo son Isaac Hayes, Curtis Mayfield y «toda aquella gente maravillosa que enriqueció infinitamente la historia de la música», y las nuevas canciones de Rufus T. Firefly están empapadas por ese sonido desde el primer segundo al último.
Una de las direcciones que Cabezuelo da en el estudio a Juan Feo, uno de los nuevos integrantes de la formación junto con Marta Brandariz de The Low Flying Panic Attack, es que «tú tocas las congas, así que todas las canciones van a llevar congas». Y la presencia en ‘El largo mañana’ no solo de congas, sino también de melodías y desarrollos instrumentales típicos de discos como ‘What’s Going On’, supone que las nuevas canciones de Rufus T. Firefly pierden intensidad rockera pero ganan algo mucho mejor, esto es sutileza y madurez.
Así, el derroche melódico de ‘Lafayette’, el single principal, lo coloca directamente entre los mejores de su carrera y el grupo acierta especialmente cuando deja que la influencia del soul psicodélico acapare enteros estribillos instrumentales tan gloriosos como los de ‘Me has conocido en un momento extraño de mi vida’ o ‘Polvo de diamantes’, capaces de crearte un nudo en la garganta en cuanto entra la primera nota de teclado. El estribillo de ‘Torre de marfil’, coreado junto a Brandariz, podría ser de Michael Kiwanuka, otro artista al que le encanta fusionar soul y psicodelia.
El nuevo sonido de Rufus T. Firefly resulta idóneo para retratar unas emociones, las de Víctor Cabezuelo, que se hallan a medio camino entre la tristeza y la felicidad. A lo largo del disco, el madrileño espera a la persona amada con vistas al abismo (‘Torre de marfil’), se cobija en el «sol de invierno» a la vez que recuerda a alguien desde la distancia o recuerda que «crecí decepcionado» pero «ahora quiero ser un árbol que crezca a tu lado, que aguante el invierno de pie». Cuando Cabezuelo celebra la llegada de un amor, lo hace rodeado de fantasmas y en ‘Tempelhof’ contempla la decadencia del mundo pero sigue «confiando en la vida».
Las canciones de ‘El largo mañana’ son totalmente melancólicas y su sonido no les puede sentar mejor gracias a la producción de Manuel Cabezalí y Dany Richter y a la mezcla de Kennie Takahashi, que ha trabajado con Broken Bells y The Black Keys. Todos ellos consiguen que, en ‘El largo mañana’, la épica de las composiciones suene serena, comedida y confortable. Con el disco, Cabezuelo busca transmitir el mensaje de que aceptarse a uno mismo ofrece el camino quizá no a la felicidad, pero sí a la paz, y el viaje que propone en ‘El largo mañana’ definitivamente sume al oyente en ese estado.