‘Aurora y Enrique’, el cuarto álbum de Soleá Morente, es un homenaje a sus padres, Aurora Carbonell y Enrique Morente. Pero también a ella misma, ya que abre una nueva vía para la cantante, que aquí prueba (y se prueba) que ella sola puede encargarse de toda la composición de un LP, tras unos discos caracterizados por las colaboraciones. ‘Aurora y Enrique’ aparece en nuestra lista de mejores discos de 2021 y es estos días nuestro «Disco de la Semana». Foto: Alfredo Arias.
La primera pregunta es de rigor. El título del disco es ‘Aurora y Enrique’, y está, claro, dedicado a tus padres…
Sí, están mis padres en la portada y en el título, por supuesto. Durante el confinamiento compuse la mayoría de las canciones. Luego hubo un par de ellas más que cuando terminé el confinamiento las hice aquí, en Madrid. Pero las escribí [principalmente] en Granada. Y en aquellos momentos tan complicados que estábamos viviendo, me salió por ahí: el hecho de refugiarme en ese amor.
La canción de inicio [‘Aurora’] y de cierre [Enrique] están expresamente dedicadas a tus padres. Y quizás también ‘Ayer’, ya que parece un diálogo con con tu padre. No sé si estoy equivocada…
Sí, es así, es un diálogo. Podría ser un diálogo mío con mi padre o también de mi madre con mi padre. Hay muchas canciones en este disco en las que me he puesto en el lugar de mi madre para escribirlas. Por así decirlo, me he inventado un personaje, poniéndome en el lugar de mi madre, como si fuese yo la amada que se queda en la tierra y mi amor muere y metafóricamente va hasta el cielo. Muchas veces he pensado: “jolín, cómo se tiene que estar sintiendo mi madre”. Desde diferentes perspectivas se escriben diferentes cosas y ahí se obtienen diferentes resultados. Me pareció interesante situarme en el lugar de mi madre, de una manera ficticia, para escribir este disco, aunque también hay mucho resultado desde mi perspectiva… Pero bueno, sí que es un diálogo imaginario de mi madre con mi padre.
Esas tres canciones son muy claras. Pero también tengo la sensación de que en el resto de las canciones veo más lo que tú dices, a tu propio personaje hablando.
Sí, sí. Primero me situé en ese lugar que te he contado, pero luego fueron saliendo canciones que se podrían aplicar a mí, a ti, a mi madre, a cualquiera. Porque el amor es universal y es siempre la inspiración. Por ejemplo, cuento mucho en varias canciones ese primer encuentro, cuando mi madre me cuenta cómo se encontraron mis padres por primera vez. Me fascinó y me impresionó tanto que aparece varias veces. Por ejemplo en ‘El Chinitas’. Mis padres se conocieron en el Café de Chinitas porque mi madre trabajaba como bailaora y cantaora en el tablao. Entonces mi padre fue una noche a ver el concierto y… Se miraron a los ojos, se enamoraron y ya para siempre. Pero ese encuentro también está trasladado a mi presente. Por ejemplo, en ‘Marcelo Criminal’ o en ‘El pañuelo de Estrella’. Me sitúo en dos tiempos: en el de mis padres, pero también en el mío, en el de mis amigas y en la actualidad.
En el disco hay muchas influencias, pero hay un par que yo las veo muy claras desde la primera vez que lo escuché. Una es Sufjan Stevens. Parece que esté un poco basado en la idea de ‘Carrie & Lowell’. A lo mejor es una idea mía equivocada.
No, para nada. Es súper acertada. Y sí que me influyó muchísimo este disco porque lo estaba escuchando mucho en el confinamiento. Creo que estaba como todos, en ese estado en que uno necesitaba acariciarse el alma y escuchando mucha música que me ayudaba a entrar en un estado más introspectivo, más íntimo, más de encuentro conmigo misma. Y este disco me marcó mucho, me inspiró y puede decirse que sí, que me dio de una manera… en el subconsciente. O sea, no fue forzado, pero me dio la idea. Primero nació ‘Ayer’. Arcángel, el cantaor flamenco, un día me llama y me dice que va a hacer un disco nuevo y que le gustaría que le compusiese una canción, lo cual me dio muchísima alegría, pero al mismo tiempo un respeto y unos nervios increíbles. Imagínate qué responsabilidad. Dije: “bueno, lo voy a intentar”. Me puse a componer y salió ‘Ayer’. Y ahí me di cuenta que estaba cantando la historia de amor de mis padres. Y luego, misteriosamente, estas cosas que pasan de una manera enigmática, empecé a escuchar mogollón el disco de Sufjan Stevens que le dedica a sus padres y de ahí nace la idea. Porque una vez que tenía ‘Ayer’, después empecé a escuchar mogollón este disco y dije: “jo, qué idea más guay. Me gustaría hacer esto o hacer algo parecido con la historia de amor de mis padres, que tanto me inspira, que tanto idealizo y que tanto que me fascina”. Me inspiró muchísimo este disco de Sufjan Stevens.
En el inicio de ‘Fe ciega’, aparecen unos versos muy parecidos a los de ‘The Only Thing’: “la única razón por la que conduzco este coche…”. ¿Los sacaste de ahí? ¿O es pura casualidad?
No lo sé. Puede ser, puede ser. Porque además esta canción me marcó muchísimo. Es una de mis preferidas. Puede ser que viniese de ahí, porque recuerdo que estaba en bucle con esta canción. Y cuando una canción en inglés me fascina tanto, hago una especie de adaptación-traducción a mi manera. Y sí que hay mucha inspiración de esta canción, influencia directa, me siento muy identificada. Ese momento en el que voy conduciendo en el coche… Uno piensa mucho cuando va conduciendo ahí solo por la carretera. Y ese disco lo he escuchado también en el coche mogollón. O sea que sí que es una influencia muy directa.
Hay otra influencia que creo que es bastante importante y que recorre todo el disco, que es la de Ana Fernández-Villaverde, La Bien Querida. ¿Hasta qué punto ella es una influencia capital en tu música? Aparte de que habéis colaborado muchas veces…
Ella es una influencia bastante directa y grande, porque yo empecé en mi primer disco… Bueno, primero fue el LP con los Evangelistas, la manera de componer de Antonio Arias o de Jota es bastante así. Luego en ‘Tendrá que haber un camino’, con las canciones ‘Todavía’, ‘Nochecita Sanjuanera’ o ‘Vampiro’, de La Bien Querida, es una de mis primeras influencias, bastante grande… Luego de David [Rodríguez]… De todos ellos. Estoy muy, muy agradecida. Y he aprendido una manera de hacer las cosas. Esa influencia me viene también de mi padre. Era una persona que componía de una manera bastante sencilla, pero emocionaba muchísimo. Hay una grandísima influencia de todas esas amistades, de la música indie española, como puede ser La Bien Querida, J o David.
Tenía en mente la idea de la atmósfera Beach House, The Cure, Sufjan Stevens, Cocteau Twins… Pero no tenía muy claro cómo llevarlo a cabo
Este es el primer disco en que todas las canciones las has compuesto completamente tú. Nadie más. ¿Por qué te decidiste al final a tirarte a la piscina y componer todo el disco tú sola? ¿Fue una cosa de confinamiento?
Sí, el confinamiento me llevó a ello. Fue determinante para mí. Es verdad que siempre he acudido a gente en la que confío y que admiro profundamente para llevar a cabo algunas ideas. Ya en ‘Lo que te falta’ escribí alguna como ‘No puedo dormir’, por ejemplo. Pero en el confinamiento estaba sola, no podía juntarme con gente, tenía una guitarra, estaba escuchando mucha música, estaba leyendo mucho, estaba viendo muchas pelis y todo eso tenía que estallar por algún lado. Entonces empecé a escribir, empecé a componer. Mi idea no era hacer un disco. Incluso pensaba: “tengo estas ideas aquí, estas canciones, estos bocetos. Quizás cuando acabe el confinamiento, pues las grabe, las maquete o me ayude alguien a terminarlas de componer”. Y lo que ocurrió fue que terminó el confinamiento, vine a Madrid y se las canté con la guitarra a Juanma Padilla, que es mi batería. Y me dijo: “pues molan mucho”. Porque yo ya tenía en mente la idea de la atmósfera Beach House, The Cure, Sufjan Stevens, Cocteau Twins… Pero no tenía muy claro cómo llevarlo a cabo. Y fue Juanma Padilla el que me sugirió la idea de ir a buscar a Manuel Cabezalí y proponerle hacer algo con las canciones.
Llamamos a Manuel Cabezalí, nos reunimos con él, con su mujer, Nieves Lázaro, la chica que hace todas los teclados y los coros en el disco. Recuerdo que en el local de ensayo les toqué ‘Ayer’ con la guitarra y estaba súper nerviosa, súper tímida. No era capaz de dar un acorde enlazado con otro, porque era la primera vez que hacía esto y me suponía muchísimo respeto. Y cuando terminé de cantarla vi que Manuel y Nieves estaban emocionados. Y de ahí ya le canté el resto de canciones y les dije que si les parecía bien que hiciésemos un disco, que qué podíamos hacer, que no sabía muy bien qué podíamos hacer con esas composiciones… Fue un bonito encuentro. La verdad, no me esperaba hacer un disco y menos escrito y compuesto por mí. Estoy sorprendida y contenta.
No me esperaba hacer un disco escrito y compuesto por mí. Estoy sorprendida y contenta
En anteriores entrevistas nos explicabas que el proceso de grabación de tus discos era como una fiesta, con gente que entraba y salía de tu casa. Me imagino que esta vez ha sido una experiencia completamente diferente, porque erais solo cuatro personas, más los tres invitados (muy señeros, pero muy puntuales). ¿Cómo fue?
Ha sido un proceso totalmente diferente, es verdad. También yo he cambiado. Vamos cambiando, van pasando cosas, vas teniendo necesidades diferentes. Todos los discos que hago son resultado del momento vital en el que me encuentro. Y este proceso ha sido totalmente diferente. Compongo y escribo sola en el confinamiento y luego en la grabación hay muy pocas personas. El discurso es diferente. Voy adquiriendo más madurez, más seguridad… En ‘Lo que te falta’, pues le canto mucho al desamor, y aquí le canto al amor. Algo ha cambiado en mi proceso psicológico interno, que me lleva ahora mismo a trabajar, escribir y componer de otra manera. Como proceso y estudio psicológico me parece interesante, porque ahí hay un gran cambio. Me ha gustado mucho trabajar de esta manera: ha sido muy organizado, muy rápido y… no he sufrido mucho (risas). Me cuido mucho, he trabajado de una manera bastante organizada… Y parece que a la gente le ha llegado. Estoy, como te decía antes, bastante sorprendida.
¿Y crees que este podría ser tu forma de trabajar a partir de ahora? ¿O como tú comentas, simplemente es un momento vital y el próximo disco a lo mejor ya te pillará de otra forma?
Sí creo que es un punto de partida, porque yo tenía mucho respeto y ciertos prejuicios, ciertos miedos a componer o escribir yo sola. Y el afecto de la gente, el recibimiento de mis compañeros cuando les propuse hacer este trabajo y luego estoy recibiendo mensajes muy bonitos por parte del público, de los oyentes, de los seguidores, gente nueva que le está llegando… creo que para mí está siendo un punto de inflexión en mi carrera y en mi persona, porque antes no me atrevía a hacerlo. Esa podría ser otra vía que queda inaugurada en mi vida. Puede ser que haga otro disco en esta línea, pero la otra también me gusta, la de juntarme con gente, trabajar con diferentes productores… No me encasillo en ningún lugar. De hecho, no considero que me haya encontrado del todo, tengo mucho que estudiar, que investigar…
No considero que me haya encontrado del todo, tengo mucho que investigar
Quería volver al tema de las influencias, porque sí que es verdad que se nota mucho en este disco lo que tú has comentado de Beach House, del dream pop… Igual que hay un homenaje explícito a tus padres, también hay un homenaje implícito a artistas que te han influenciado. ¿Es así?
Por supuesto, es una muestra de agradecimiento por todo ese conocimiento y todo ese placer que obtengo de todos esos artistas, y no me gusta disimularlo, sino todo lo contrario, incluso un poco exagerarlo, entre comillas. Me gusta reivindicar los artistas que me enseñan, que me hacen más fuerte y me construyen. Por ejemplo, en ‘Fe ciega’ hay mucho de The War on Drugs, o por ejemplo en ‘El Chinitas’, Tinariwen, The Cure están a tope… Poníamos canciones mientras estábamos componiendo o maquetando. Y era como: “mira, esta canción de Sufjan Stevens, cómo molan los coros estos, ¿no?”. Es una muestra de agradecimiento y una reivindicación de la labor de esos grandísimos artistas.
De ‘Lo que te falta’ decías que iba a ser tu disco “mega indie”, pero después resultó que no lo era, porque al final tiraba mucho más a María Jiménez y a Bambino. ¿Consideras que este sí es tu disco mega indie o todavía estás ahí-ahí?
Bueno, hay una vuelta a mi primer disco, casi se podría decir, aunque no tiene nada que ver, pero sí que me sale todo ese aprendizaje, desde la cultura indie en la que me inicié con Los Evangelistas, luego con ‘Tendrá que haber un camino’… He aprendido muchísimo de toda esa cultura indie, de esa manera de componer, de todo estos grupos de los que estamos hablando… Lo llevaba ahí dentro. Y sí que me apetecía… Bueno, no es que me apeteciera, me sale de una manera natural, innata, tanto la vía flamenca como la indie. Hablamos de las influencias más indies y tal, pero también, por ejemplo, está Manzanita, que lo cito en la letra de ‘Fe ciega’: “los cristales de mi casa los empaño con mi aliento, en ellos escribo tu nombre y luego lo borro a besos”. Esto viene de la canción ‘Ni contigo ni sintigui’, de Manzanita. O en la de ‘Marcelo Criminal’, con Papá Levante.
Me sale de una manera natural, innata, tanto la vía flamenca como la indie
Lo de Manzanita reconozco que no lo había visto, pero lo de Papá Levante sí, que llama mucho la atención…
Sí, sí, es como que me salen esas dos vías. Y el concepto del “menos es más”. Casi todas las composiciones están hechas con tres acordes y le doy más prioridad a la emoción que al virtuosismo.
‘Marcelo Criminal’ es una canción muy divertida, de mis preferidas del disco. La parte que canta Marcelo, ¿la escribió él o es tuya también?
Esa parte la ha escrito él. Yo le pedí que participase en la canción. Fui al concierto de Marcelo Criminal, eso es real. Fui hace dos navidades a la Siroco a ver a Marcelo y a otro grupo. Creo que estaban Axolotes Mexicanos, Rebe, Cabiria… Toda esta gente joven que me encanta. Y me gustó tanto el concierto, me lo pasé tan bien, sobre todo el concierto de Marcelo, me pareció tan guay… Luego fui a casa, escribí una parte de la canción. Pero me faltaba otra. Le pedí a Marcelo qué le parecía si él mostraba su punto de vista de ese día, cómo él vivió el concierto; y le conté lo que me pasó. Bueno, parte es ficción, lo de que conozco un chico y todo eso. Es verdad que llovía (risas). Entonces él me mandó un audio súper rápido, con esa parte de la letra y me encantó. Me parece un artista genial.
En el caso de ‘El pañuelo de Estrella’, ¿cómo fue? ¿Te vino la idea y pensaste inmediatamente en tu hermana para el estribillo? ¿O fue ella la que te pidió participar?
Me lo pidió la canción. Tenía la canción, tenía las estrofas así como muy compuestas, y las cantaba muy pop. Y luego le metí ese estribillo tan flamenco, tan gitano. Estaba en casa y vino Estrella, le enseñé la canción y le dije: “a ver, canta esta parte tú”. Y me flipó. Me hizo mucha ilusión también que una composición mía la cantase Estrella. Todo lo que canta Estrella se hace bellísimo inmediatamente. Me pareció interesante, los dos registros de voces tan diferentes: la primera parte que la canto muy sencilla, súper plana y luego aparece Estrella con esa voz tan flamenca y tan potente. Lo exagero un poco, incluso para mostrar que puede cantar una misma canción de igual manera una chica que no sea flamenca que una flamenca y todos podemos convivir. Esa era la idea y el resultado fue muy bonito. Me gusta mucho cuando suena Estrella en la canción. Es una de las cosas que más me gustan del disco.
Quería mostrar que puede cantar una misma canción de igual manera una chica que no sea flamenca que una flamenca y todos podemos convivir
Una de las piezas más sorprendentes de todo el disco es ‘Domingos’, que es un trallazo de synth-pop oscuro, con Isa Cea de Triángulo de Amor Bizarro. ¿Fue la misma canción la que trajo la idea de colaborar con Isa?
Sí, también ocurrió lo mismo. Una vez que tenía la canción… Ya tenía la colaboración de Estrella, de Marcelo, y quería otra voz de mujer así como Estrella, pero en otro registro. Se me ocurrió Isa porque la canción requería una voz así, muy sensible, muy dulce, pero al mismo tiempo muy reivindicativa, muy potente. Y sí que es la canción del disco que un poquillo más se sale del discurso romántico, es un mensaje más de protesta y de posicionamiento social, por así decirlo, de estar un poco hasta las narices de cómo funciona el sistema y la sociedad a veces. Y también tiene esa parte romántica en el estribillo cuando dice: “Tú pensando en escaparte y yo en escaparme contigo”. Esa parte de reivindicación, de posicionamiento social… Pero también está relacionada con el discurso del disco, porque mis padres fueron una pareja muy revolucionaria. Ellos venían de mundos diferentes. Mi madre era una gitana del Rastro, de Madrid. Mi padre era un cantaor no gitano andaluz, muy revolucionario, que con su carrera tuvo un impacto muy fuerte en el mundo del flamenco y luego en otros mundos.
Mis padres no lo tuvieron fácil para para unirse. Porque culturalmente las familias chocaban. Y finalmente decidieron escaparse y y prácticamente hacer la revolución. Hicieron un equipo muy guay. Mi padre apoyaba a mi madre y mi madre a mi padre. Y creo que gran parte de las cosas que mi padre ha conseguido -y él lo decía-, pues también se debía, aparte de a su talento sobrenatural y su genialidad, al apoyo de mi madre. Esto quería reflejarlo en ‘Domingos’: que la sociedad y el sistema muchas veces te ponen muchísimos obstáculos y te quieren tapar la boca cuando propones una solución. Bueno, pues ellos decidieron tirar p’alante. De eso se trata la canción. Y pensé en Isa para que gritase conmigo.
Mis padres fueron una pareja muy revolucionaria
Pues me das una perspectiva completamente diferente, porque yo la veía más como una canción de hastío dominical, de una pareja en crisis, en que una de las partes ya no quiere seguir y la otra parte sí…
También hay un poco eso. Chocan, pero también porque la relación de los padres a veces… Si has tenido unos padres que se han llevado muy bien, que es lo que yo he visto, lo que me han hecho llegar, he tenido una infancia muy bonita, pues la idealizas [la relación]. Pero también hay un punto de realidad, de “bueno, tendrían sus cosas también”. He admirado mucho la relación de mis padres siempre y más ahora, cuando ya te haces mayor y la vida se pone complicada. Es rendirles homenaje; a esta idea del amor sano, del amor de verdad. Como decía antes, mis padres tendrían sus cosas, no todo iba a ser el color de rosa, pero en general, lo que a mí me ha llegado de ellos ha sido amor, respeto, cariño, valores humanos y, sobre todo, la idea de la vida como un trabajo en equipo. Con eso me quedo.