Después de tratar el juicio a O.J. Simpson y sus relaciones con el racismo en distintos sentidos en su primera temporada, y el asesinato de Gianni Versace y cómo la homofobia interiorizada y la culpa afectaron a Andrew Cunanan en su segunda temporada, la serie-antología ‘American Crime Story’ trata de hacer un análisis feminista de lo que en vez de llamarse “el escándalo Lewinsky” debería haberse llamado “el escándalo Clinton”.
Y es que todo el mundo sabe cómo aquellos cuernos de Bill Clinton estuvieron a punto de costarle la presidencia por un proceso de impeachment, pero lo cierto es que la atención y la mofa siempre estuvo más en Monica Lewinsky, presentada como una trepa, como una ninfómana, como una niña tonta, o como las tres cosas a la vez. ‘American Crime Story: Impeachment’ se basa en el libro de Jeffrey Toobin ‘Vast Conspiracy: The Real Story of the Sex Scandal that Nearly Brought Down a President’ y, con la propia Lewinsky como co-productora, se asegura de hacer un acercamiento más objetivo y, por qué no decirlo, también más justo.
Lo primero que llama la atención es que, aunque desde luego el trato que se le dio a Lewinsky fue muy desafortunado, la serie no cae en el error de presentarnos una beatificación; uno se sorprende de que esté como co-productora, porque hay varios momentos de la serie que no le dejan precisamente en buen lugar, pareciendo el meme aquel de la novia pirada, cuando no directamente una niña pija consentida. Es muy positivo que el equipo de guionistas (Sarah Burgess, Flora Birnbaum, Daniel Pearle y Halley Feiffer) presente este personaje desde su complejidad, alejándose del desprecio de antaño, pero también del infantil retrato de un “ser de luz” que tanto se estila ahora.
A que empaticemos con ella ayudan también el estupendo trabajo de Beanie Feldstein (merecidísima oportunidad tras encandilarnos en ‘Lady Bird’ y ‘Booksmart’), y el hecho de tener como espejo a la Linda Tripp de Sarah Paulson. La actriz fetiche de Ryan Murphy se enfrenta aquí al complicado papel de Tripp, mostrando su cara más pérfida pero también la más vulnerable, haciendo que incluso sintamos lástima con su reacción a la parodia de ‘Saturday Night Live’ (sketch, “I love BJs incluido”, que podría haber estado en el reciente ‘Quién se ríe ahora‘).
Feldstein y Paulson aparte, la serie cuenta con un reparto estelar, con actores de renombre como Clive Owen y Mira Sorvino interpretando a Bill Clinton y a la madre de Monica, las leyendas Judith Light y character actress Margo Martindale, Annaleigh Ashford (te sonará de ‘Masters of Sex’) como Paula Jones, el “hijísimo” Colin Hanks, el ya habitual de Murphy Billy Eichner o, atención, Cobie Smulders, en un papel muy distinto de la Robin Scherbatsky de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ y de sus intervenciones en el Marvel Cinematic Universe.
Smulders es una de las joyas ocultas de este ‘Impeachment’, y estoy seguro de que Murphy piensa lo mismo y desearía hacer un spin-off para esa musa de la ultraderecha estadounidense tan carente de escrúpulos como carismática que es Ann Coulter, donde poder lanzar más frases como “estas tías… me fascina escucharlas, y a la vez entiendo perfectamente por qué en algunas culturas ahogan a las niñas recién nacidas”. Todo esto sin nombrar a Carmela Soprano, a Jackie Peyton; en definitiva, a Edie Falco, que suma otro personaje icónico con su Hillary Clinton.
Es sin duda buena elección porque, aunque por su anecdótica presencia en el metraje este fichaje se siente desaprovechado (tanto la actriz como el personaje; el siniestro aura que rodea a Hillary y Bill da para mucho), también es cierto que solo grandes actrices como Falco están a la altura de, en poco más que varias escenas de un solo episodio, interpretar a un personaje histórico-y-actual sin caer en la parodia, hacer que el espectador empatice a pesar de ser alguien conocidísimo que despierta antipatías, y conseguir cautivar hasta el punto de que dos de las mejores secuencias de ‘Impeachment’ (la discusión, y el momento de la playa) son suyas.
Lastrada por sus narices postizas y prótesis varias (incluyendo aquella controversia absurda de Sarah Paulson), y quizás también por su coyuntura política, ‘Impeachment’ parecía ser la hermana fea de ‘American Crime Story’, cuando no directamente un desastre, pero nada más lejos de la realidad. Los directores (Rachel Morrison, Laure de Clermont-Tonnerre, Michael Uppendahl y el propio Murphy en dos episodios) han hecho un trabajo muy digno confirmando, en todo caso, que ‘American Crime Story’ está siendo la “hermana guapa” de ‘American Horror Story’. Ésta lleva tres temporadas y aquella diez, claro está. Pero, si están a este nivel, ¡que sigan haciéndose hasta diez temporadas!