Es curioso el camino que toma la percepción de algunos discos. Este ‘The Path of the Clouds’ salió a finales de octubre, cuando nos las prometíamos muy felices: los conciertos se celebraban, bailábamos y la vida parecía casi normal. ¿A quién le apetecía un álbum tan brumoso? Y ahora que todo se ha vuelto a fastidiar hasta nueva orden, es cuando el disco acude a nuestro rescate y se revela como un buen compañero para sobrellevar las penas invernales, más invernales y penas que nunca (otra vez más).
Sobrellevar, pero no acentuar. Marissa Nadler no ha cambiado demasiado de tercio. La languidez, la rerveberación, la ensoñación, su voz encantada, el sonido que se mueve entre la americana, el folk levemente psicodélico y el dream pop… Todos esos elementos siguen ahí. Este 2021 ya tuvo un precedente, un ensayo general: el LP de versiones ‘Instead of Dreaming’, muy estimable, aun conteniendo la enésima versión del ‘Nothing Else Matters’ (en serio, qué pesadez de canción). ‘Instead of Dreaming’ ya marcaba el camino: lo que ha perdido Nadler es carga tremendista. Sus canciones siguen siendo graves, solemnes. Pero ha abandonado en gran parte lo ominoso para ahondar en la melancolía.
‘The Path of the Clouds’ tampoco lleva la carga autobiográfica de ‘For My Crimes’. Marissa esta vez es la única productora y parece más interesada en explicar historias “basadas en hechos reales”. Al menos, en el inicio. La “murder ballad” ‘Bessie Did You Make It?’ relata la desaparición de Glen y Bessie Hyde en 1928, con “plot twist” final. Pero aun así, esta pieza de “americana” abandona lo tremendista, parece abrirse por un camino más de resignación que de oscuridad; Nadler nos otorga un estribillo maravilloso que se clava en el cerebro, conformado por unos “did you make it?”, que repite insistentemente.
El piano de la homónima ‘The Path of the Clouds’ arrastra a Marissa a territorios de Beach House. Narra la historia real de D.B. Cooper, un hombre que secuestró un avión en 1971, saltó en paracaídas con 200.000 dólares y del que nunca más se supo. Menos etérea y más blues se muestra en el puente de ‘Couldn’t Have Done the Killing’, con su desarrollo final a guitarrazos debidamente tamizados.
El disco se decanta hacia la claridad para la cuarta pista, salpicado de arpas (cortesía de Mary Lattimore), sintetizadores y melotrones que se deslizan delicadamente. Hay soul embrujado, mezclado con psicodelia y dream pop, en ‘If I Could Breathe Underwater’; hay tierna emoción que se va revelando paulatinamente en ‘Elegy’, que suena poco a elegía y sí a esperanza, a elevación, gracias al arpa, que le otorga un aura celestial y conmovedora. Y se llena de luz en la folkie y etérea ‘From Vapor to Stardust’, donde la voz de Marissa se eleva, en un camino a la redención que culmina en delicadeza folkie de ‘Lemon Queen’.
‘The Path of the Clouds’ es un disco que no rehuye la tristeza, pero la ternura que desprende arrulla y consuela en momentos difíciles.