Música

Disco de la Semana: León Benavente / Era

León Benavente llegan a su cuarto disco convertidos en el mejor ejemplo de grupo collage. Y no lo digo de manera peyorativa: ellos mismos usan la palabra «collage» en la nota de prensa de presentación de ‘Era’, al tiempo que no ocultan en la misma sus muchísimas inspiraciones.

A menudo para el cuarteto el método compositivo es poner algo de música que les gusta… tan sólo para llevarlo al lugar más impensado. ‘Líbrame del mal‘, el single principal de ‘Era’, reúne una dedicatoria a Rafael Berrio con el tipo de narrador de Bob Dylan en ‘A Hard Rain’s Gonna Fall’, un libro de María Salgado y una frase de ‘Blade Runner’, todo ello sobre una base finalmente un tanto New Order circa ‘Temptation’. Maria Abramovic es una referencia en ‘La Gran Muralla’, como Pink Floyd lo son en ‘Canciones para no dormir’ y ‘Te comes mi corazón’ es una colaboración con Triángulo de Amor Bizarro en la que caben lo mismo Einstürzende Neubauten que James Baldwin y Leonard Cohen.

En su momento más crítico ‘Era’ es un amasijo de contradicciones, especialmente cuando el grupo trata de reírse de sí mismo en ‘Viejos rockeros viejos’, que invita a una retirada a tiempo («hay que saber irse de una fiesta antes de que se vayan los demás»), pretendiendo ser crítica con los «viejos rockeros» que se niegan a renovar su discurso. Algo raro cuando titulan un tema ‘Di no a la nostalgia’ dentro de un disco en el que caben muchísimas referencias a los años 70 y a los 80, y muy pocas al mundo actual (hasta el disco de Los Planetas reivindica a Khaled).

En su mejor momento, en cambio, ‘Era’ vuelve a ser otro discazo de León Benavente, lleno de hitazos creados como para darnos todo en los festivales aunque ellos digan que no, construcciones in crescendo y canciones-río fluyendo a toda pastilla hacia el mar.

Para no estancarse, el cuarteto ha forzado un cambio de roles, con Eduardo Baos más centrado en programaciones electrónicas, Luis Rodríguez cambiando la guitarra por el bajo, César Verdú usando la batería en lugar de las cajas de ritmos y Abraham Boba tocando por primera vez un piano acústico. Triángulo de Amor Bizarro se llevan totalmente a su terreno la agresiva e industrial ‘Te comes mi corazón’, pues no han seguido precisamente las indicaciones que les dieron León Benavente para completar el tema, sino más bien todo lo contrario; y también entre las novedades suculentas están las cuerdas aportadas por Philip Peterson (Lana del Rey, St Vincent, HAIM) en ‘La cámara de ecos’, que nos recuerda que una de las primeras voces con que quisieron colaborar León Benavente fue la de Iranzu Valencia de La Buena Vida.

Estamos hablando, eso sí, de las dos últimas canciones cuando en ‘Era’ lo que abunda es aún la imaginería kraut, synth-pop e industrial. Sea por el tipo de máquinas o por la marca de la casa, Kraftwerk, Throbbing Gristle y Depeche Mode continúan pareciendo la referencia en temas que pululan entre las pistas de baile de James Murphy y el existencialismo. Uno de los temas más emocionantes es ‘Persona’, que entre referencias a Bergman, versa sobre la ambición y la frustración («persona que lo hace mal (…) deseando ser otra persona»), consciente de la diferencia entre «lo que se imagina y lo que luego hay». Un malestar que aparece especialmente resumido en un verso de ‘La cámara de ecos’ que hace un paralelismo entre el vacío de acumular amantes y dinero («saltas de cama en cama / y ves parecidos entre esta actuación / y la acumulación de capital»).

Pese a la melancolía en algunos textos y melodías, León Benavente rehuyen la idea de hacer un disco triste, y el humor y la esperanza son también ingredientes imprescindibles de su receta. ‘Mítico’ es otro de los grandes posibles singles del álbum que todavía no han salido, pasado por un octavador con el que han tratado de «matar al cantante»: resulta casi tan divertido como la voz masculina de ‘Rufino’. Y ‘Todas las letras’ es un entretenimiento de abecedario junto a Miren Iza de Tulsa, inspirado por la exposición ‘The Atomic Alphabet’ de Chris Burden. H de «nuestra vida en HD», I de intenso, K de kraken, L de LCD y W de «algo en inglés» están entre sus ocurrencias, que nos sirven para continuar comprendiendo a León Benavente, hace ya mucho tiempo una de las bandas imprescindibles del pop nacional. La voz de una generación o dos, a medio camino entre la angustia y la lucha contra la misma.

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Publicado por
Sebas E. Alonso