L’Rain es el proyecto de la estadounidense Taja Cheek, músico de Brooklyn vinculada a la escena experimental de la ciudad que en 2017 publicó su primer disco y el verano pasado editó el segundo, un ‘Fatigue’ que recibió críticas excelentes de los medios especializados por el fascinante equilibrio entre emoción y experimentación que presentan sus canciones.
La música de L’Rain es inclasificable a propósito, pues ella misma reconoce que disfruta de que su música sea «inteligible» y que «confunda» a la audiencia. A ella le inspiran lo mismo los primeros discos de Animal Collective que los interludios ambient de Brandy, y su sonido es experimental en el sentido más amplio del término, pues bebe tanto de las armonías del R&B y el soul como de las trompetas y los saxos del free jazz, la psicodelia, la música concreta, el drone o la grabación de campo. Sus composiciones siguen el método del collage, pero a la vez fluyen libres de estructuras.
Todos estos elementos están presentes en ‘Fatigue’, un disco que en media hora condensa todo un océano de sonidos, pero que resulta accesible gracias al alma inherente en sus canciones. Así, la destacada ‘Find It’ define el «sonido L’Rain» con su mezcla de grabaciones de alta y baja fidelidad en la que tienen cabida cuerdas, percusiones animadas tipo Tune-Yards y voces en «loop» antes de pasar la canción a una segunda mitad más meditativa y góspel que pone los pelos de punta. En ‘Fatigue’ la experimentación puede ir tan lejos como para fusionar free jazz y voces autotuneadas en ‘IV’ pero nunca resulta demasiado densa o sesuda, y ahí está el modo en que los punteos de guitarra eléctrica, percusiones de palmas y ritmos dance de ‘Kill Self’ (en su primer álbum ya había coqueteado con la música disco) fluyen con toda naturalidad sin que nada parezca forzado.
Ha dicho Cheek que en ‘Fatigue’ ha querido acercarse a la forma de canción tradicional, y de esa misión solo pueden haber surgido composiciones como la oceánica ‘Blame Me’, cuya hermosa melodía tipo mantra presenta un mensaje de duelo de L’Rain hacia su madre, Lorraine, fallecida durante la grabación de su primer disco y de quien Cheek toma su nombre artístico. El sonido de R&B de ‘Suck Teeth’ es tan familiar como para parecer sin más una canción de pensar en D’Angelo, y el muro de sonido de ‘Two Face’, pesimista en su visión de la vida, hará tilín a fans de gente como Yves Tumor: su sinfonía de sonidos R&B, jazzy, xilófonos, trompetas y efectos sci-fi solo puede ser tildada de lisérgica.
Si ‘Fatigue’ parece intenso, lo es, pero la intensidad de L’Rain no es en absoluto inaccesible: más que humo es vapor. Y ese vapor a menudo pasa a forma líquida en pistas como la final ‘Take Two’ que resulta todo un bálsamo de paz incluso cuando la artista decide usar autotune hasta parecer alienígena. Y ella misma se encarga de que la escucha de ‘Fatigue’ resulte lo más cercana posible, a través de la inclusión de una serie de interludios que quitan hierro el asunto.
En ellos, Cheek experimenta con ruiditos a lo position normal, juega a un juego de manos o cede el protagonismo a una amiga que improvisa una canción que parece de Prince (a quien imita muy bien) pero te sorprenderá descubrir que es original. A pesar de sus letras repasan varios traumas personales como la muerte de su madre o su experiencia con el racismo, la música de ‘Fatigue’ demuestra que los discos de pop experimental no tienen que ser ladrillos.