Música

Avril Lavigne / Love Sux

Convertida en un referente reconocido y reivindicado por artistas tanto mainstream (Olivia Rodrigo, Billie Eilish) como indie (Pale Waves, Snail Mail), Avril Lavigne tenía que volver en este contexto con un disco que callara bocas. ‘Love Sux’ puede ser ese disco. La canadiense entrega 33 minutos de buen pop-punk justo cuando este sonido está de vuelta en las listas de éxitos, y lo hace en una serie de canciones que van a la yugular con poco margen de descanso.

Una crítica que ha solido recibir la propuesta de Avril es que se niega a madurar. Ella misma ha contestado a esta crítica en una de sus viejas canciones, en la que «brinda por no crecer nunca más», y aunque ‘Head Above Water’ era un disco más maduro, también era bastante regulero, así que ahora lo que toca decir es que Avril ha vuelto a hacer lo que mejor se le da: ser una adolescente. Por suerte, esta vez le han salido canciones bastante dignas e incluso divertidas, co-escritas junto a su pareja MOD SUN y el compositor John Feldmann, muchas de las cuales no alcanzan los 3 minutos de duración para mayor impacto.

El disco está bien atado. Empieza con el turbo puesto a tope con ‘Cannonball’, con Avril «a punto de explotar» convertida en una bomba de relojería, pegando los mismos berridos que en el tercer disco, y acaba con una canción más punk y más corta todavía, ‘Break of a Heartache’, la cual, escrita por ella sola, no dura ni 2 minutos. El disco se quita así de cerrar con una balada, aunque tampoco deja de incluir la ñoña ‘Dare to Love Me’, innecesaria.

Entre la primera y la última pista, ‘Love Sux’ se centra principalmente en la urgencia punki-pop de ‘The Best Damn Thing’, aunque con una producción más triunfita que de costumbre, demasiado pulcra, quizá, para el espíritu que transmiten las canciones. No obstante, ‘Love Sux’ supone el debut discográfico de Avril en DTA Records, el sello de Travis Barker de Blink-182, que aparece en ‘All I Wanted’, y ofrece un sonido más nostálgico que renovador que, de todas formas, requiere pocas florituras, dada la inmediatez de las canciones.

Avril apela a la nostalgia en el single ‘Bite Me’, que es un poco ‘Girlfriend’ pero no tan buena, aunque sí menos misógina, pero que en realidad está bastante OK; y el título de ‘Bois Lie’ con Machine Gun Kelly (nuevo referente del emo) alude al de ‘Sk8ter Boi’, mientras su sonido pop-punk parece salido de 2006. Incluso hay ecos de rock universitario en ‘Kiss Me Like the World is Ending’ y en ‘Déjà vu’ que no parecen buscar otra cosa que recuperar el sonido de sus primeros dos discos, sin matices, aunque con melodías salvables.

Las mejores canciones son las más directas y urgentes. ‘Bite Me’ entra en este grupo, también ‘Cannonball’, pero hay que destacar especialmente la pista titular, que incorpora influencias del garage-rock y el rockabilly y en la que Avril pregunta a su chico «am I a regret yet?», y la rabieta de ‘F.U.’, tercer single oficial, está muy bien colocada en el tramo final del largo. Una excepción sería la dramática y épica ‘Avalanche’ en la que, entre baterías épicas tamaño batalla de vikingos, es una canción mucho más emocionante de lo que fue, en su estilo, la eurovisiva para mal ‘Head Above Water’.

La adolescencia perpetua de Avril sigue arraigada en unas letras que hablan de estar atrapada en relaciones de mierda con chicos alérgicos a la responsabilidad afectiva. A veces Avril sale de estas relaciones (‘F.U.’, ‘Break of a Heartache’) pero muchas otras no, e incluso a veces se muestra subyugada a ellas, como en el segundo single ‘Love It When You Hate Me’, en el que intenta patéticamente rascar algo bueno de la relación («estás tan bueno cuando eres frío»). Avril no merece sufrir tanto y, en ‘Love Sux’, es consciente de ello: en el disco busca a todas luces pasárselo bien, y lo consigue.

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Publicado por
Jordi Bardají