El periplo de Luna Li (alias de la canadiense-coreana Hannah Bussiere Kim) ha sido bien interesante: de alumna infantil aventajada de música clásica en la escuela de su madre pasó a artista emergente de dream pop en Bandcamp hacia 2017, para convertirse en fenómeno viral al inicio de la pandemia gracias a sus inventivas jams consigo misma que destacaban por su impresionante dominio de decenas de instrumentos modernos y clásicos. Pronto sus seguidores se multiplicaron y Hannah acabó consiguiendo un contrato discográfico del que este ‘Duality’ es el prometedor resultado.
El título dice mucho. Como ha explicado la propia artista, alude a ese equilibrio entre su lado virtuosista y clásico y el de la escena de rock alternativo. Aunque como se descubre desde el inicio mismo con la arrebatadora ‘Cherry Pit’, ese delicado equilibrio no parece girar tanto alrededor del rock y la clásica como entre una faceta de pop pulido y sofisticado con raíces en los 60 y 70 (piensa en Carole King pero también en Burt Bacharach) y a la vez una querencia por colorear el resultado final con psicodelia (baterías enérgicas, espectaculares solos de fuzz…). Conforme la canción avanza, la delicadeza va dejando paso a la furia, todo con una riqueza de tonos, sonidos y arreglos que dejan estupefacto y hacen pensar inmediatamente en Tame Impala.
A lo largo de todo el disco se suceden esos sorprendentes y extremadamente disfrutables “plot twists” musicales: ‘Boring Again’ se sostiene en secuencias de acordes jazzy y vibráfonos, como si estuviéramos ante el enésimo revival easy listening tipo Rumer, pero una inesperada pátina neosicodélica y más fuzzes desmienten esa supuesta unidimensionalidad. Exquisitez pop pero con aristas lisérgicas. ¿Se puede hablar ya de Easy Psych como nuevo microgénero?
Pero hay más: algunas de las otras joyas del disco, como la arrebatadora ‘Afterglow’ (en mi top 3 del año hasta ahora) o ‘What You’re Thinking’ tienen fascinantes ecos del último suspiro del pop sofisticado de los años alrededor del cambio de milenio. Porque al ser las menos psicodélicas del disco tiene curiosas resonancias a las piezas más exquisitas de los Cardigans, pero también al preciosismo de la nouvelle chanson; creo que no había oído pop orquestal tan emocionante desde aquellos primeros discos de Benjamin Biolay y Keren Ann (2000-2001). Y cuesta creer que sean una influencia, pero es innegable que convergen con veinte años de diferencia en un lugar muy parecido. Incluso a nivel de producción, con su bruma de armonías, estéreos panorámicos, beats, y lejanas guitarras distorsionadas añadiendo drama… todo muy primeros 2000. Hasta las secciones de cuerda con glorioso fuzz de ‘Flower (In Full Bloom)’ retrotraen al maravilloso ‘Juxtapozed With U
’ de Super Furry Animals (2001).Pero lo fascinante es que esta joven música lo arregla e interpreta (casi) todo ella solita, con esa naturalidad tan increíble de sus vídeos virales, mantenido y aumentado ya en esta primera liga de la producción musical. ¡Y encima compone pepinazos! Atención a ese otro hit potencial, la trepidante ‘Star Stuff’, que pone de relieve que uno de los mejores riffs de rock del año lo ha grabado una debutante. Y lo mejor es que no se queda en un puro ejercicio de estilo o virtuosismo: con esa melodía la canción trasciende, una golosina pop con toque garagero que podría perfectamente ser una canción de La Luz. Si añadimos a todo ese deslumbrante talento en composición y arreglos el hecho de que canta pop con gusto y carisma, y que en el solo de guitarra Hannah deslumbra con una habilidad y velocidad propia de guitar hero, le da a uno por preguntarse si el disco no encierra otra dualidad más y Luna Li es en realidad Stevie Nicks y Lindsay Buckingham fundidos en una sola persona.
El nivel no baja en casi ningún momento: de las colaboraciones del disco (Jay Som, Dreamer Isioma), la más interesante es la de Beabadoobee: ‘Silver Into Rain’ suena a unos hipotéticos Cocteau Twins garageros, con excelente guitarra barítona incluida. Ya cerca del final, ‘Magic’ se sumerge en exploraciones sinfónicas prog (pero con una riqueza de acordes que ya le gustaría componer a Tame Impala), ‘Space’ parece Roberta Flack cantando dentro de un altavoz Leslie (con la sensacional arpa de Hannah) y la semi-instrumental ‘Lonely/Lovely’ le augura a Luna Li un gran futuro como orquestadora o compositora de bandas sonoras, si ella quisiera. El tiempo dirá si el enorme potencial de esta artista la llevará donde merece.