Música

CMAT se consagra con un himno sobre «botellas que son como sus novios»

Renovamos de nuevo Flores en el estiércol, playlist periódica que da foco a canciones y artistas menos prodigados en el hype pero tanto o más interesantes como aquellos que copan titulares. En esta edición, encontraréis suculentas muestras de los numerosos álbumes de interés que se han publicado en las últimas cuatro o cinco semanas, como los de Orville Peck, Wet Leg, Shout Out Louds, Denzel Curry, Confidence Man, Lewis OfMan, Fominder, LÉON, Gang of Youths, Compro Oro, Bakar, Magia Bruta (actual proyecto de Isabel Fernández, antes Aries y aún antes Charades), Vendredi Sûr Mer, Mattiel, Anna Andreu, Kora, Yumi Zouma, Fishbach, Merina Gris, Samuraï o The Convenience (nada que ver con Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe, aunque también son un dúo masculino). Junto a estas, imperdibles muestras que hacen ansiar la llegada de los próximos trabajos de The Afghan Whigs, Porridge Radio, Ashe (es ella, no Sheryl Crow ni Haim), Ana Curra, Stars, Isaac Dunbar, Yawners, Clea Vincent, Isak Danielson y muchos más.

Entre todo este muestrario de buenas y variopintas canciones, destacamos una de las que se incluyen en el álbum debut de CMAT, ‘If My Wife New I’d Be Dead’ (sic). Ese nombre, efectivamente esconde unas siglas, pero no de algún organismo público sino las de la irlandesa Ciara Mary-Alice Thompson, de la que se hacía eco JENESAISPOP meses atrás al hilo de su fantástico single ‘I Don’t Really Care About You’

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Este primer disco de CMAT abunda en ese patrón de pop rock con efluvios de folk, country, honky tonk y otros palos clásicos de la cultura norteamericana que ya conocíamos, así como en un gran talento para poner con sus letras un contrapunto ácido como el vinagre a ese trasfondo dulce que la emparenta con nombres como Camera Obscura, Jenny Lewis o Katy J Pearson. Y lo del vinagre viene pintiparado para hablar de la Canción del Día de hoy, ‘Every Bottle (Is My Boyfriend)’, single destacado de este debut largo de Thompson.

Es una de las mejores canciones de ‘If My Wife New I’d Be Dead’, con una melodía irresistible que bebe un poco de Nashville y otro poco de Cork (con esas inflexiones vocales con las que remata algunos versos), unos coros doo-wop que potencian el conjunto y hasta un solo de guitarra rayano en el delirio hard-rock. Y de nuevo bebe, esta vez ya literariamente, de “cada botella” que se cruza en su camino, y que son para Ciara como “novios”. Relaciones que “no funcionaron”, ni con la priva ni con los barman, que sólo son “sus mejores amigos” hasta que “la echan a patadas del bar”.

“Tengo una bebida húmeda, es como una pistola en mis manos”, reconoce. Un enternecedor patetismo alcoholizado (desternillante, sí, pero también triste por el desasosiego que pretende esconder en él: “quizá amo beber y odio los planos que alguien hizo por mí / No, no quiero aprovechar mi potencial”) que no es (o ha sido) sólo suyo sino el de muchos de sus oyentes, y al que CMAT erige todo un himno que la consagra como una de las nuevas figuras más interesantes del pop de guitarras actual.

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