La Santa Trinidad para Jeff Tweedy fueron siempre Bob Dylan, Neil Young y Johnny Cash. A la postre logró conocer a los tres, situando a Neil Young como «el más accesible». El primero fue Johnny Cash, ya en los días de Uncle Tupelo. A alguien se le ocurrió, con mucho tino, que era buena idea que la banda primigenia de Tweedy, centrada en el folk y en el country, ejerciera de telonera para el autor de ‘I Walk the Line’. Corría el año 1993. June Carter, que estaba por allí, les dijo a los miembros de Uncle Tupelo una frase que Jeff Tweedy nunca olvidaría: «sois tan adorables que me dan ganas de daros un baño».
‘Cruel Country’, pese a su título, es un regreso a los «adorables» sonidos de raíces americanas que empaparon los inicios musicales de Tweedy, con melodías y letras tan sencillas que dan ganas de «darles un baño» con un pato de goma, ciertamente. Como si quisiera evitar que le viéramos las costuras a sus textos tras haber leído ‘Cómo componer una canción‘, la mayoría de las composiciones aquí incluidas son tan sencillas como ‘The Universe’. Esta dice: «habla conmigo, no quiero escuchar poesía / dilo de manera sencilla, con tus palabras».
El nuevo disco de Wilco comienza con algunos de sus mensajes más abstractos, ásperos o controvertidos. ‘I Am My Mother’ plantea «soy un hombre pero también soy mi madre». La titular ‘Cruel Country’ habla por supuesto del amor/odio hacia el país propio («me encanta mi país, estúpido y cruel / rojo, azul y blanco», en referencia a su bandera). ‘Hints’ presenta una de las letras más largas, una de las imágenes más potentes («¿recuerdas cuando podíamos olvidar, cuando éramos, supongo, un continente vacío?») y una de las mejores melodías. Hacia la mitad del álbum, ‘Many Worlds’, se recrea en las guitarras crepusculares en el ocaso de sus 8 minutazos. Pero a la mayoría de estas 21 canciones les caracteriza su sencillez. Lo directas que son.
Grabado a través de tomas en directo, siendo la primera vez que Wilco hacen esto desde ‘Sky Blue Sky’ (2007), ‘Cruel Country’ se sirve de ideas simples y melodías puras de americana, como mucho beatlianas, como es el caso del single ‘Falling Apart (Right Now)’. ‘Ambulance’ es una tonada folkie que nos habla de supervivencia. ‘Hearts Hard to Find’ habla sobre insensibilidad como su propio nombre indica; sin mayores vueltas lo expresa con frases como «no me importa cuando alguna gente muere, me pregunto por qué no puedo llorar». ‘Darkness Is Cheap’ nos habla del poder de una guitarra, mientras escuchamos atentamente una guitarra (también un piano y una trompeta). Y así durante 77 minutos.
Los autores del histórico y valiente ‘Yankee Hotel Foxtrot’ han sentido la necesidad de torcer las cosas en algunas pistas puntuales, como es el caso de ‘Bird Without a Tail / Base of My Skull’ o de la extraña percusión que irrumpe como por error en ‘Sad Kind of Way’. Nosotros no lo necesitábamos: si por algo será recordado ‘Cruel Country’ será por la ternura que despierta ‘Please Be Wrong’, por el country tan puro de cosas como ‘A Lifetime to Find’, por el piano lennoniano de ‘Story to Tell’, por esa mirada al mundo que es ‘All Across the World’, también con un piano que trasciende. Son esos momentos cuando, como dice él mismo en ‘Country Song Upside-Down’, Jeff Tweedy ha continuado topando, tan disciplinado, con las canciones.