Música

Disco de la Semana: Rocío Márquez y Bronquio / Tercer cielo

Sobre el papel, lo de mezclar folclore con vanguardia corre el peligro de repetirse tanto que deje de ser vanguardia. ‘Tercer cielo’, el disco conjunto de la cantaora Rocío Márquez con el productor de electrónica Bronquio (Santiago Gonzalo), viene para defender que las posibilidades al respecto son infinitas. Más que cerrar puertas por una cuestión de saturación en el mercado, las abre en muy diferentes direcciones.

A raíz de una remezcla de Bronquio para un tema de su disco anterior ‘Visto en El Jueves‘, Rocío Márquez y Santiago Gonzalo continuaron quedando para componer y producir, sin prisas ni plazos. Durante periodos largos de tiempo. Parten de la base de que «la comunión, el trance y la fiesta» son exactamente lo mismo en «los verdiales y en Berghain», y la idea no puede ser más excitante. Todo aquel que haya tenido una aproximación mínima a un tablao flamenco y al club alemán -o similar- sabrá que lo que prima en ambos escenarios, o al menos lo que se busca, es la evasión total. El olvido de tu vida diaria. La libertad.

No en vano, la libertad es el tema principal de ‘Tercer cielo’, como es muy perceptible en el estribillo de uno de los sencillos, ‘Un ala rota‘, o en el texto de Antonio Mairena que se recita al final del álbum: «el que se va, va diciendo en silencio qué grande es la libertad». Esto es exactamente lo mismo que se experimenta en Berghain, esa discoteca en la que lo mismo puedes sumergirte en un cuarto oscuro, que comprarte un helado, que en verano, tomar el sol. Y eso es lo que sugieren cortes tan inmersos en el techno como ‘El corte más limpio’.

Musicalmente, Bronquio no oculta sus referentes. Le inspiran Niño de Elche, le inspira Jamie xx, algo muy perceptible en las bulerías: tanto ‘Mmmm’ como ‘Exprimelimones’ son primas hermanas de ‘Gosh‘. Sin embargo, ninguno de los dos han llegado a sonar tan extáticos como el mencionado ‘El corte más limpio’, donde podemos hablar también de nombres tan trascendentales y espirituales de la escena electrónica como The Field.

El título de ‘Tercer cielo’ se refiere a la aceptación de que la libertad es algo cuya consecución depende no solo de las limitaciones de los demás, sino de las que te pones tú mismo (o algo así). Estructuralmente se sirve de 3 seguiriyas similares tituladas ‘La Piel 1, 2 y 3’, que toman un texto de Luis García Montero, aunque como decíamos al principio, las maneras de interpretar este disco son infinitas.

También podemos intuir que son los textos de Unamuno y Lorca que abren y cierran el álbum los que le dan forma acompañados de las adaptaciones de Rocío Márquez y gente como Carmen Camacho. Seguramente el espectáculo teatral que preparan termine de dar sentido a ‘Mercancía’, que es el momento psicodélico de Bronquio que se usará para dejar espacio a que Márquez se cambie de vestuario; a locuras cercanas al spoken-word como ‘Grande’ o al aguinaldo de ‘Droga Cara’.

Y otra manera de estructurar el álbum es a través de sus canciones más atractivas de manera independiente, que ocupan estratégicamente las posiciones 3, 4, 6, 12, 13 y 16. Es decir, tenemos un par de temas con cierto potencial hacia el principio, un par más o menos en la parte central y otro hacia el final.

Los verdiales de ‘Niña de sangre’ son locos como un colorido collage de Dan Deacon, uno de los productores que menos límites se ha puesto a la hora de amalgamar estilos: representan perfectamente el espíritu del disco. ‘De mí’ es, por selección del sello Universal, el tema más accesible del disco, una rumbita con 41V1L que recuerda mucho al trabajo en solitario de Bronquio. ‘Un ala rota’ es la canción donde mejor entendemos el espíritu del álbum por lo gráfico de su letra, aparte de contar con una guitarra eléctrica tipo twang que no esperábamos que se dejara caer por aquí.

‘Prefiero la muerte’ es una especie de post-trip hop inclasificable que haría recuperar tan odiada etiqueta hasta al escéptico Geoff Barrow. Y ‘El corte más limpio’ es el desenfreno que ha buscado todo el álbum, antes de la despedida de bajona, de amanecer, de volver a casa, de ‘La marca’. En ella Rocío Márquez nos habla de las cicatrices que nos quedan y que tratamos de ocultar. De nuevo, los posibles significados líricos son numerosos, como abstractas son las letras, a veces también un collage. Al final solo tenemos la certeza de que por el camino, Márquez y Bronquio derribaron parte del muro que delimitaba la frontera.

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Publicado por
Sebas E. Alonso