Música

Lorde y M.I.A. brillan entre la tensión por el «sold-out» del Brunch y el tapón hacia Grimes

La segunda jornada del segundo fin de semana de Primavera Sound dejó grandes conciertos de cabezas de cartel como Lorde. Sin embargo, también se vivió una pequeña crisis organizativa en el camino hacia el DJ set de Grimes que recordó a lo vivido el jueves pasado.

Por otro lado, el Primavera está volviendo a enfrentarse a críticas tras agotarse en cuestión de minutos las entradas limitadas a la fiesta de Brunch on the Beach del domingo 12 de junio. Muchas personas que adquirieron el abono completo que incluía acceso directo a esta fiesta han descubierto que no van a poder acceder porque el aforo es «extremadamente limitado», y están exigiendo un reembolso al festival. Hay incluso una página de Change.org abierta que denuncia el caso.

Entre los conciertos de la tarde destacaron el folk-rock con calle de Hurray and the Riff Raff, el soul eléctrico de Brittany Howard, que apeló a la necesidad de los humanos de mantenerse unidos frente a las adversidades, y los laberintos vocales de Marina Herlop, que actuó en una hora diferente tras la cancelación de PinkPantheress.

La magia de Lorde

El concepto de ‘Solar Power’ da pie a que el concierto de Lorde empiece cuando aún no ha anochecido. Aún es de día cuando la neozelandesa emerge sobre el escenario, plantada delante de una escalera blanca que irá girando a lo largo de la actuación, para cantar ‘The Path’. Preside la puesta en escena la proyección de una esfera que representa el sol y que va cambiando de color e iluminación dependiendo del momento. La escalera se encuentra apoyada sobre un bloque esférico, y la estética de la puesta en escena es rural, pero también extrañamente futurista. Una puesta en escena simple y minimalista pero muy efectiva, que Lorde y su grupo de músicos y coristas aprovechan de diversas maneras. Se suben en la escalera en fila, se sientan en el suelo, Lorde canta subida en la escalera de perfil… En la gira de ‘Solar Power‘, Lorde da una lección de escenografía, de cómo sacar partido a una idea sencilla.

Sin embargo, ‘Solar Power’ no es exactamente el centro del concierto. De 15 canciones de las que se compone el set, solo cuatro forman parte de su último álbum. Quizá ‘Solar Power’ nunca iba a tener tanto protagonismo en un concierto de Lorde limitado al formato de festival, aunque la artista diga que los festivales son su «tipo de concierto favorito». Lorde sí toca las mejores canciones de ‘Solar Power’, y la canción titular cierra el set confirmándose como himno aunque al principio no lo pareciera, gracias a su estribillo coreado y a su generosa cantidad de frases memorables.

El concierto empieza titubeante con ‘The Path’, y hay un punto en que a Lorde se la percibe insatisfecha con la recepción del público. Quizá sea imaginación mía, pero tiene que llegar ‘Ribs‘ para que la cantante obtenga el fervor al que está acostumbrada. Cuando el público vocifera al unísono esos «you’re the only friend I need» se crea un instante de euforia colectiva memorable, y se demuestra que ‘Ribs’ es, por mucho, la mejor canción de Lorde, al menos para quien esto escribe.

De ahí la emoción apenas decae: el «broadcast the boom boom» de ‘The Louvre’ aún une a los fans de Lorde como pocas cosas en este mundo. Cuando ya ha anochecido, ‘Liability‘ sigue siendo capaz de provocar el llanto a cualquiera. Lorde explica que la escribe en un momento en que siente sola, y que cantarla acompañada del público le hace sentirse comprendida. Si la introducción a ‘Liability’ emociona, la canción resulta devastadora. A Lorde le da por versionar ‘Cruel Summer’ de Banananarama (y no ‘Hentai‘) y el set vuelve a flojear. No tanto por la canción, sino porque el público no parece familiarizada con ella. Oigo alguien decir «esta no la he escuchado», como si fuera de Lorde. Sin embargo, el set se vuelve a levantar con la retahíla de hits de ‘Royals’, ‘Team’, ‘Perfect Places’ y, por supuesto, la euforia de ‘Green Light’. Rebaja el subidón los coros hippies de ‘Solar Power’, que cierra un concierto casi tan redondo como el sol.

Los trallazos de M.I.A.

El concierto de M.I.A. dejó varios momentos curiosos. Un fragmento de ‘Bulería‘ de Rosalía -en la que M.I.A. aparece mencionada- sonaba de manera continuada a modo de interludio. Además, la rapera tamil presentó un mash-up de ‘Paper Planes’ con ‘You Need to Calm Down’ de Taylor Swift, ‘Royals’ de Lorde y ‘Thunder’ de Imagine Dragons, antes de interpretar la versión original. El show acabó con ‘Marigold’, una canción nueva, melódica, con aspiración de himno tamaño Bob Marley, en la que Maya canta que «los tiempos son difíciles» y que «vamos a necesitar un milagro».

Antes, M.I.A. ha desplegado su habitual retahíla de trallazos, principalmente los incluidos en los primeros dos discos. Se suceden sin descanso ‘Bucky Done Gun’, ‘Pull Up the People’, ‘Bird Flu’, ‘Galang’, ‘Bamboo Banga’, ‘XR2’, ‘World Town’… Los pepinazos de ‘Bring the Noize’ y ‘Y.A.L.A.’ tampoco pasan desapercibidos. M.I.A. se limita a cantar sobre las bases pregrabadas, con muy poca gracia sobre el escenario, pero los temas mencionados son tan espectaculares que da igual. Si estabas en la primera fila probablemente viste a Dios entre tanto temazo.

El set de M.I.A. empiece tan fuerte significa que empieza a decaer cuando la artista empieza a presentar algunas de sus canciones más recientes, como ‘The One’ o ‘CNTRL’. A partir de ‘Borders’, los visuales electro-flúor dan paso a la aparición de un coro joven que acompaña a M.I.A. en el escenario, como si de una misa de Kanye West se tratara. M.I.A. se enfrenta a la indiferencia del público cuando le anima a cantar ‘Borders’ y la gente no se la sabe, y tiene que llegar ‘Paper Planes’ para que la euforia renazca. M.I.A. vive claramente un momento profesional crítico cuando no es capaz de popularizar ninguno de sus nuevos temas. Sin embargo, su repertorio clásico sigue siendo intocable.

Tensión camino a Grimes

El Primavera vivió un momento de tensión cuando una masa de gente intentó entrar en el puente de acceso especial para el Soho House o llegar al DJ set de Grimes. Se creó un tapón de gente en el acceso muy poco seguro. Los agentes de seguridad lograron más o menos desatascarlo, pero aún hubo varias personas que lograron colarse sin importarles la seguridad ajena, aunque hay quien cuenta relatos tremendos sobre el trato recibido por los agentes. La situación provocó episodios de ansiedad y llantos, algo que nadie espera vivir en un festival.

Y ni siquiera valió la pena. El DJ set de Grimes dejó mucho que desear. La artista pinchó temas de electro-house basicotes, y los intercaló con hits más o menos conocidos, más o menos horteras o kistch, de ‘Orinoco Flow’ a ‘Muuu!’ de Doja Cat. La canadiense incluso tiró un fragmento del ‘All I Want for Christmas is You’ de Mariah Carey supongo que por las risas. Acompañada por visuales tipo ‘Envangelion’, la propia Grimes parecía un personaje salido de un anime con su larga peluca blanca soplada por el viento. Por supuesto, ella era el reclamo de su sesión, y no su sesión en sí, pero seguro que por verla nos perdimos sesiones mejor pensadas, más fluidas, más eficientes en general. Eso sí, parece que la sesión no dejó indiferente a nadie:

¿Cuál es la verdad?

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Publicado por
Jordi Bardají