Ni remake ni secuela ni “universo extendido”. El éxito de ‘¡Nop!’ (en cuatro semanas casi ha doblado su inversión solo en Estados Unidos) es la demostración de que Hollywood puede seguir produciendo blockbuster hiperrentables sin necesidad de ir continuamente a lo seguro, de poner en el cucurucho los mismos sabores de siempre: la nostalgia (‘Top Gun: Maverick’), el universo superheroico (‘Thor: Love and Thunder’) o las mínimas variantes de éxitos previos (‘Minions: El origen de Gru’).
La apuesta de una película como ‘¡Nop!’ es por el talento de su director y guionista, Jordan Peele, acreditado en sus dos largometrajes anteriores: ‘Déjame salir’ (2017) y ‘Nosotros’ (2019). Talento para realizar cine de género con vocación comercial pero a la vez con mucha personalidad, con discurso y mirada propia. Es decir, el tipo de director que ha habido siempre en Hollywood y que, salvo excepciones, escasea últimamente en las grandes producciones mainstream.
Uno de los máximos referentes de ese tipo de cineasta es, obviamente, Steven Spielberg. En ‘¡Nop!’ hay mucho de su cine. De ‘Tiburón’ (1975), de ‘Encuentros en la tercera fase’ (1977)… Sin embargo, a diferencia de otros seguidores/imitadores del Spielberg más fantástico, Peele no se limita a poner niños en bicicleta rodeados de fenómenos extraños. Su visión no es epidérmica, sino amplia y reflexiva. Está ligada a su forma de narrar, heredada del Hollywood clásico, y de mirar el mundo, con ojos asombrados.
En la asombrosa ‘¡Nop!’ conviven el terror absoluto (la historia del chimpancé daría para hacer otra película) con el humor negro, el suspense a lo Hitchcock (hay ecos de ‘Los pájaros’ en el tratamiento de la amenaza extraterrestre) con la parábola sociopolítica, el American gothic (la casa de los protagonistas) con el western, los ovnis con los cowboys, las motos con los caballos, Oprah con Herzog… Una combinación muy heterogénea, con muchas ideas (quizás plasmadas de forma algo desigual), que funciona de maravilla como entretenimiento estival.
El enigmático prólogo (luego completado en una escena terrorífica), la utilización del tiempo en la extraordinaria primera secuencia, la hermosa y reivindicativa alusión al jockey negro de las cronofotografías del pionero Eadweard Muybridge, el personaje del documentalista herzogiano interpretado por Michael Wincott (en un principio lo iba encarnar el propio Werner Herzog)… Son solo algunos elementos de ‘¡Nop!’ que ponen de manifiesto la altura como cineasta de Peele. Un director que, por su estilo y carrera, es fácil emparentar con el primer M. Night Shyamalan. ¿Pasará por el mismo bache que el director de ‘Airbender’ y ‘After Earth’? Esperemos que no.