Música

Parade / Mares poco profundos

Después de la exuberancia de ‘La deriva sentimental’ y el regreso al tecno-pop y a la ciencia-ficción en ‘¿Chispa o calambre?’, Antonio Galvañ, Parade, da otro cambio de rumbo dentro de su universo de pop soñado y ensoñador. ‘Mares poco profundos’ es una pequeña joya, un mini-LP de menos de media hora, acústico, elegante y atemporal, con un ojo puesto en los 80 más jazzy y el otro en los 60 más sentimentales, construido a base de teclados, contrabajos y baterías con escobilla.

Así, el tierno ‘Canto mi Dudu’ con el que abre, funciona como declaración de intenciones. A ritmo swing, Galvañ nos explica que no puede parar de eso, de cantar su dudu (aunque personalmente me falte la “A” final), y nosotros no podemos evitar chasquear los dedos, mientras contemplamos cómo Parade se va convirtiendo en un crooner, más cercano a lo autobiográfico que al Parade contador de historias. Sirva de ejemplo el magnífico himno anti-nostalgia ‘Pasado, Presente y Futuro’, con unas sonoridades que, paradójicamente, sí que viven de la nostalgia, de ese de pop británico fastuoso de finales de los 80 principio de los 90, como The Lighting Seeds. Otra declaración de intenciones, porque Galvañ no sólo se proclama poco nostálgico, sino también anti-posteridad… Aunque Parade ya es leyenda, mal que le pese.

La (escasa) ciencia ficción del disco emerge en ‘Ya despegaré mañana’, oda en clave jazz a la postergación futurista. El Parade más sentimental reaparece con dos preciosas baladas clásicas. ‘Bailemos’, sobre amores imposibles que se reencuentran o ‘Volver a encontrar un amor’, anhelante recuerdo a las encendidas canciones románticas de los 60.

Pero la cumbre es ‘Anteayer’, la preciosísima versión del ‘Before Today’, de Everything But the Girl, que sí ya de primeras era una maravilla, ahora con el anuncio del regreso del dúo (¡viva!) ya se antoja absolutamente certera. Galvañ evade la parte electrónica y regresa a las querencias bossa del dúo, canta susurrando y eriza el vello y calienta nuestro corazoncito. Y luego también nos rompe un poquito con ‘Premio de consolación’, triste himno al fenómeno conocido como “friendzone”.

Da igual cuántas veces lo repitamos: nunca está de más recordar que Antonio Galvañ, Parade, es de lo mejor que le ha pasado al pop español y que todos y cada uno de sus discos son una delicia.

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Publicado por
Mireia Pería