Parade / La deriva sentimental

-

- Publicidad -

Parade / La deriva sentimental

La maravillosa ‘Esa música’ –precioso homenaje al pop como gatillo emocional– que empleaba Parade para abrir boca a ‘La deriva sentimental’, su nuevo disco de estudio, era un poco engañosa. Porque por entonces creíamos que la colaboración en ella de Jaime Cristóbal (de Souvenir y J’aime, amén de colaborador frecuente de nuestra web) a la guitarra era una cuestión puntual. Y es más bien al contrario: lo extraño en este disco es escuchar la bonita y característica voz de Antonio Galvañ, relegada sobre todo a hacer coros, con algún amago de dueto.

Y al principio se hace extraño escuchar un disco completo y original de Parade sin la voz de Parade, la verdad. Se echa de menos –de hecho, molaría poder escuchar todo este álbum cantado por Galvañ: reto lanzado–. Y confunde, porque queda como una suerte de autohomenaje –merecidísimo, pero quizá de otra forma–, en tanto que congrega en él a artistas que, evidentemente, deben mucho y/o rinden pleitesía al genio murciano: Kikí d’Akí, Teresa Iturrioz (Single, Le Mans), Marc y Laura de Doble Pletina, Lidia Damunt, Alondra Bentley, Charlie Mysterio, Las Kasettes –las únicas que hacen coros, en la bodiddley-esca ‘Por un Sol Si Do Re Fa’–, Alberto Montero, Teresa de Espanto, Guillermo Farré (Wild Honey) y Paco Tamarit (San Francisco, Serpentina) cubren el papel de Galvañ en cada corte.

- Publicidad -

Pero, superado el susto (es un decir) inicial, lo que emerge y cobra más importancia de ‘La deriva sentimental’ son, como siempre, las canciones. Todas –salvo ‘Josephine’, el tema con Alondra Bentley, ya que es una maximalista versión de The Magnetic Fields– llevan grabado el indeleble sello del compositor de Yecla, aunque estén cantadas por otros. Y casi todas –‘Camino’, el tema con Kikí, y ‘Yo me enteré’, con los Doble Pletina, quedan en anécdota; felices, pero anécdotas– acaban enamorando, independientemente de las voces que las entonen.

Desde luego, ‘Letras, canciones, literatura’ –con Teresa haciendo maravillas con el tragicómico papel de una “femme fatale” (y bisexual), incapaz de enamorarse–, ‘Ruido de motor’ –otro canto de amor a la música, esta vez con el siempre elegante Charlie Mysterio–, ’Contigo en un incendio’ –sobrecogedora balada al piano, con un Alberto Montero que emociona–, y ‘Cayendo hacia el sol’ –nuevo episodio en la recurrente imaginería ci-fi habitual en el universo Parade, esta vez en un delicado ejercicio de tecnopop en la voz de Tamarit– vertebran ya un sólido esqueleto para el álbum. Y, con las escuchas, todas –también ‘Yoli Pendenciera’, divertidísimo encuentro con Damunt donde esbozan a una Calamity Jane post-nuclear, la vainiquera ‘Manzanas para dos’, con Teresa Jimeno, y el gran medio tiempo con Farré, ‘Películas’– van ganándose no solo un espacio propio en un cancionero poblado ya de maravillas, sino también nuestro cariño. Así que resulta un placer sumarse a este necesario homenaje coral del pop independiente español a Antonio Galvañ, Parade, y celebrarlo. ¡Viva Parade!

- Publicidad -

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Esa música’, ‘Letras, canciones, literatura’, ‘Contigo en un incendio’, ‘Cayendo hacia el sol’, ‘Ruido de motor’
Te gustará si te gustan: The Magnetic Fields, La Casa Azul, cualquiera de los artistas que participan en el disco.
Escúchalo: Spotify, Bandcamp

Lo más visto

No te pierdas