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‘La Maternal’ emociona con su retrato del embarazo adolescente

2022 puede que sea el mejor año de cine español en cuanto a calidad en muchísimo tiempo. Sean las que sean las nominadas a Mejor Película, nos va a parecer injusto para más de una que se quede fuera. Y, desde luego, será complicado elegir cuál es la mejor de entre una larga lista de películas estupendas, muchas de ellas participantes e incluso ganadoras en festivales internacionales como los de Berlín, Cannes, Toronto o Tokio. Así de corrido, hemos tenido ‘Cinco lobitos‘, ‘Alcarràs‘, ‘El Agua‘, ‘Un año, una noche‘, ‘As Bestas‘, ‘La Consagración de la Primavera’, ‘Mi Vacío y Yo’, todas excelentes, además de otras también muy interesantes como ‘Modelo 77’, ‘No mires a los ojos’, ‘Unicorn Wars’, ‘Competencia Oficial’, ‘Cerdita‘, ‘Nosotros no nos mataremos con pistolas’, ‘Libélulas’, ‘Lugares a los que nunca hemos ido’, ‘Suro’, ‘Venus’, y a puntito de caramelo para su estreno están ‘Mantícora’ de Carlos Vermut y ‘Pacifiction’ de Albert Serra (de las cuales he visto la primera y puede unirse de sobra a la primera lista). Una cosecha envidiable para muchos otros países a la que ahora se une ‘La Maternal’, por si no era suficientemente difícil la competición.

Aunque ‘La Maternal’ fuese regulera, ya tendría expectación de por sí al ser la segunda de una directora, Pilar Palomero, que se llevó con su debut no ya el Goya a Mejor Dirección Novel, sino el Goya a Mejor Película (además de Guión Original y Fotografía). Pero es que encima es muy buena. Personalmente, no compartí el fervor generalizado con ‘Las Niñas‘, en la que veía buenas ideas pero muy lejos de convertirla en una película redonda… un lugar al que ‘La Maternal’, si no llega, desde luego se queda muy cerca. Aunque en el tramo final flojee un poco con varios cierres consecutivos, es sin duda una de las cintas recomendadas de este otoño. Rodada entre Barcelona, Hospitalet de Llobregat y Badalona, la película aborda los embarazos adolescentes y, desde su primera secuencia, nos cuestiona sutilmente como sociedad (y a nuestra pésima educación sexual) frente al absurdo de que una niña tenga que sacar adelante a un bebé solo unos años más pequeño que ella.

‘La Maternal’, que pone a Carla, su protagonista, en un centro de acogida para madres adolescentes en riesgo de exclusión social, ha recibido críticas por ser una película anti-aborto (siempre he visto manipulador eso de “pro-vida”) ya que no se centra en él sino que se decanta por una lectura más sutil, y a la vez auténtica, sobre cómo estas chicas lidian con sus embarazos y sus bebés. Las declaraciones de Palomero al respecto despejan cualquier duda: “¿algún padre o madre, cuando ve la película, saca la lectura de que ojalá su hija tenga al bebé si se queda embarazada? (…) La adolescencia no es momento para ser madre sino para ser hija, es momento para descubrir quién eres y rebelarte contra el mundo, no para cuidar y entregarte a alguien que acaba de nacer”.

De hecho, para preparar la película, Palomero se reunió con trabajadores de estos centros, y con chavalas que vivían en ellos, tomando finalmente la decisión de integrar en la historia a muchas de ellas: Carol, la educadora, se interpreta a sí misma en la película, así como varias de las chicas. Esta decisión de incluir a actrices sin experiencia o incluso que no se plantean dedicarse a la interpretación más allá de esta experiencia puntual acercan, junto a algunas decisiones de estilo, ‘La Maternal’ a un documental en algunos momentos, y se combina muy bien con el hecho de tener como coprotagonista a una actriz con tantas tablas y a la vez tanto talento para la naturalidad como Ángela Cervantes. La catalana, que ya fue lo mejor de ‘Chavalas’, vuelve a brillar aquí dando vida a la madre de Carla, ofreciendo también una lectura sobre la transmisión de patrones de generación en generación, y sobre el determinismo social y la importancia de las circunstancias económicas en un tema como el que trata la película.

Pero desde luego la estrella es la propia Carla Quílez, la única que podría hacerle algo de sombra a Luna Pamiés por el Goya a Mejor Actriz Revelación, pero que, por las normas de la Academia respecto a la edad, no entrará en la competición. En el Festival de San Sebastián sí entraba, y se alzó con un premio que no era “de revelación”: era la Concha de Plata a Mejor Interpretación del Festival, ex aequo con otra revelación que nos dejó mudos en el Festival: Paul Kircher de la magnífica ‘Winter Boy (Le Lycéen)’, de la que os hablaremos cuando se acerque su estreno. Quílez (que le dedicó el premio a su madre real en un conmovedor discurso) refleja, según el momento, inocencia, rabia y compasión y, cuando se junta a su madre ficticia Cervantes, ambas reflejan un profundo cariño que intenta abrirse paso dentro de la incapacidad para comunicarse. Quizás por esto emociona tanto el uso que se hace de ‘Tu Calorro’ de Estopa, una canción que nunca hubiésemos asociado con soltar una lagrimita sino con todo lo contrario: con fiesta, alegría y hasta deseo. “Tú eras flor desarropada / y yo el calorro que te arropa” adquiere en ‘La Maternal’ un nuevo significado gracias al talento de Pilar Palomero en la que es -sin que el nivelazo de 2022 le quite fuerza a la frase- una de las mejores películas españolas del año.

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Publicado por
Pablo Tocino
Tags: maternal