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Rigoberta Bandini predica el amor en la gloriosa ‘La emperatriz’

Se acerca el final de la gira de Rigoberta Bandini, que el 18 de diciembre actúa en el WiZink Center de Madrid y el 22 en el Navarra Arena de Pamplona. La catalana presenta, claro, su disco ‘La Emperatriz‘, que reúne la mayoría de éxitos que ha publicado en el último año y que ya está disponible para comprar en Bandcamp. Sí, la edición física.

Entre los hits conocidos por todos, como ‘Perra’, el repertorio de Rigoberta incluye otras joyas como ‘La emperatriz’, que para algo titula su disco. Otra de sus composiciones épicas, ‘La emperatriz’ incorpora el canto de «aleluya» típico de las misas cristianas, pues el álbum no deja de ser, entre otras cosas, una reivindicación sobre la religión. A su manera, eso sí.

Ha contado Rigoberta en el podcast de Jenesaispop que, en ‘La emperatriz’, ha querido dar un mensaje, pero sin renunciar al humor que le caracteriza. De ahí que la canción contenga autotune. «Cualquier mensaje cuando es profundo, es muy poco digerible», ha explicado. «Me apetecía hacer un «aleluya», pero no quería presentarlo como un “aleluya” normal. Por eso quería meterle el Autotune, que es algo que nunca había usado. Entra desde el siglo XXI y no sabes dónde meterlo».

Esa mezcla de espiritualidad y comicidad está muy presente en la composición de ‘La emperatriz’, que pasa la mayor parte de su minutaje en un estado latente, de euforia contenida, hasta que explota en un final de tecnopop apoteósico. A su vez, la melodía de «aleluya» es tan hermosa como para poner los pelos de punta. Al final, Rigoberta, cual predicadora del siglo XXI, difunde a grito pelado el mensaje del amor, desde el cielo, para que lo escuche todo el mundo.

‘La emperatriz’ habla de la fama («me he olvidado de quién fui, antes de subirme al toro»), de la fe («creo en todos los dioses, desde Asturias hasta Kyoto»), y también manda un mensaje a la abuela de Ribó, fallecida recientemente («esta noche pienso en ti, creo un altar porque te añoro»). La figura de la «emperatriz», en su feminidad, apela especialmente a Bandini: «La emperatriz no soy yo, es el poder femenino, es mi abuela, es mogollón de cosas». En esta canción, este poder adquiere una escala gloriosa, muy bien resuelta también en su Gallery Sessions.

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Publicado por
Jordi Bardají