Qué poco en serio nos tomamos la música que NO es seria. ¿Por qué las películas dramáticas suelen triunfar en los Oscars? La comedia bien hecha es cosa de genios. ‘WOW’, el nuevo disco de la cantante y compositora rusa Kate NV, es divertido en un sentido deliberadamente infantil. El título es simple como un chupete y lo dice todo: este disco ha venido a asombrarnos.
‘WOW’ es el disco que Ekaterina Shilonosova publica después de ‘Room for the Moon‘, un excelente trabajo en el que exploró su faceta de compositora pop. En ‘WOW’, Kate vuelve a la experimentación con el diseño sonoro, en una serie de explosivas y coloridas composiciones que abrazan el caos. Ningún segundo contenido en ‘WOW’ es predecible y, de hecho, Kate compone estas piezas desde la espontaneidad: ni ella sabe adónde le van a llevar.
A veces el viaje puede ser tan loco como el de ‘oni (they)’, un bombardeo de colores y formas geométricas al que se suma un verso absurdo recitado en japonés. El tema suena parecido a estar dentro de la piscina de bolas de un parque infantil. ‘meow chat’, otro de los singles, directamente parece sacado de la banda sonora de ‘Animal Crossing’, y los animales tienen tanta presencia en el disco que ‘early bird’ también suena extraído de un videojuego en el mejor de los sentidos.
Cada corte de ‘WOW’ representa su propio ecosistema y ninguno repite la historia del anterior. Hay orden en el caos. ‘confessions at the dinner table’ transmite un elemento evidentemente cotidiano con el traqueteo de tenedores y cucharas y la presencia de un violín desafinado. Por su parte, ‘asleep’ añade un punto melancolía con una melodía y un ritmo que se aproximan a vals. El tema más parecido al pop es ‘d d don’t’, una marcianada funky que explora la comedia del sonido «slapbass» como si se le fuera la vida en ello.
‘WOW’ es una piscina de ideas, una tienda de juguetes en la que Kate NV lo prueba absolutamente todo: electrónica MIDI, banda sonora de videojuego de los años 90, sonidos de pajaritos, cajas de música, flautas y marimbas… Todos los elementos contribuyen en ‘WOW’ a armar un universo de pequeños placeres cotidianos, de formas y texturas que de repente nos parecen nuevas. Con ‘WOW’ vuelves a ser niño.