Conocimos a Kate NV por una recomendación de Nicolas Godin de AIR, que colaboró con ella en la maravillosa ‘Back to Your Heart’. Esa canción tenía poco que ver con lo que la rusa Ekaterina Shilonosova hacía por su cuenta: su disco de 2020, ‘Room for the Moon‘, era un homenaje pletórico al pop vintage japonés de los 80 y 90. Inspirado también en las animaciones niponas de la época, ‘Room for the Moon’ descubría un fascinante mundo infantil y naíf que apenas había asomado en sus lanzamientos previos, los más experimentales ‘Binasu’ (2016) y ‘для FOR’ (2019). ‘WOW‘, el nuevo álbum de Kate NV, lleva su faceta infantil a su máxima expresión, en una colección de pistas que sorprenden a cada segundo. Hemos tenido oportunidad de hablar con ella sobre ‘WOW’, su marcha de Moscú por la guerra y su decisión de publicar un disco tan alegre en un contexto que no lo es en absoluto.
El disco es divertidísimo de escuchar, ¿fue igual de divertido de hacer?
Me he divertido mucho haciendo este disco. Llevo trabajando en estos «tracks» desde hace tiempo, algunos desde hace años. El disco simplemente reúne una parte de todos los temas que he creado en los últimos años. El origen es ‘mi (we)’: cuando lo grabé me di cuenta de que tenía ya bastantes temas que compartían un sonido parecido y, a partir de ahí, hice el resto.
Tienen un sonido muy diferente, como infantil. ¿Te apetecía adentrarte en este mundo como de niños?
Creo que todos mis trabajos tienen ese vibe, no es una cosa que haya planeado, es que mi manera de hacer música es así. Me gusta trabajar desde la espontaneidad y divertirme en el proceso, me encanta utilizar sonidos ridículos y combinarlos. A veces improviso en el sintetizador y me salen sonidos tan cómicos que simplemente no me puedo resistir a utilizarlos (ríe).
El sonido «slapbass» es cómico, me recuerda a las sitcoms de los 90.
¡Era la referencia! Me encanta el slapbass. Yo no sé tocar el bajo, el que uso en el disco es electrónico, y uno de mis efectos favoritos de sintetizador se llama «Jerry’s bass», que suena como el bajo de la sintonía de ‘Seinfeld’ (NdE: el nombre de pila de Seinfeld es Jerry). Estoy segura de que, quien creó el efecto, estaba pensando en la serie.
¿Qué instrumentos hay en este disco? Hay electrónica MIDI, efectos de pájaros… hasta violines y otros instrumentos.
En el álbum uso muchas grabaciones de mis amigos. Algunos de ellos vienen del mundo académico, son flautistas, saxofonistas o clarinetistas profesionales. Los invitaba a casa y les grababa tocando. En el inicio de ‘meow chat’ mi amigo toca una flauta que imita el sonido del timbre de un teléfono. En ‘mi (wi)’ me grabé tirando palillos de sushi sobre las láminas de una marimba. En ‘early bird’ suena un pájaro que grabé a las tres de la mañana cantando en un parque de Moscú. El pájaro emitía un sonido que parecía electrónico y mi amigo y yo flipamos cuando lo escuchamos (ríe).
«Es importante poder disfrutar de cosas bonitas y alegres en tiempos oscuros como el que estamos pasando»
A veces el disco suena como si fuera la banda sonora de un videojuego, y ‘Katamari‘ ha inspirado el vídeo de ‘oni (they)’.
No soy nada «gamer», en mi vida he jugado tres o cuatro videojuegos. Cuando era niña mis padres eran pobres y no se podían permitir comprar videojuegos, pero cuando iba a casa de mi hermanastro, él y yo nos pasábamos la tarde jugando a SEGA. Jugar no se me daba bien, pero la música me llamaba mucho la atención, me parecía muy divertida y simple pero a la vez compleja. El videojuego que más me ha inspirado es ‘Katamari’, me encantan tanto el juego como la banda sonora. Lo amo con todo mi alma. Lo descubrí con mis amigos cuando empezamos a escuchar música pop japonesa de los ochenta. No teníamos dinero para comprar una consola y nos pasábamos el día mirando vídeos de gente jugando. Después, el que era mi novio en la época me compró una PlayStation de segunda mano y el juego de ‘Katamari’. La consola era tan vieja que el disco se quedó atrapado en el lector y nunca más pudimos jugar a otra cosa (ríe). El vídeo de ‘oni (they)’ es una reflexión sobre el materialismo, la gente tiene muchas cosas y no necesitamos tantas.
En el disco parece que las cosas se te caen encima, prácticamente.
En 2018 hice un concierto en Berlín, era mitad improvisación, mitad canciones. Cuando improvisaba creaba un «loop» tocando botones a lo loco y recopilaba sonidos hasta que todos ellos empezaban a crear algún tipo de melodía o estructura. Al final del show un compañero de Underground Resistance me dijo que le había recordado a un vídeo loquísimo que había visto. Al parecer existe una teoría que defiende que, si metes un montón de relojes rotos dentro de una centrifugadora en marcha, llegará un punto en que todos estos relojes se organizarán para crear un reloj nuevo.
La música japonesa ha sido muy importante en tu vida. ¿Qué la hace tan especial?
Me siento muy apegada a esta música, me llega al alma. Por qué exactamente no lo sé. Para mí, la música japonesa es muy entretenida, divertida, es simple pero a la vez compleja. Y lo que más me fascina de ella es que no tiene miedo a sonar boba o ridícula. La música japonesa tiene mucho humor pero, a la vez, es increíblemente innovadora, porque cuando no te da miedo hacer tonterías se te ocurren ideas muy interesantes. Es un tipo de música que no deja de sorprender todo el tiempo. Por otro lado, yo me crié en los 90, una época muy interesante para Rusia. Fue el final de la Unión Soviética, un momento en que de repente se respiraba mucha libertad en todas partes y eso se reflejaba en el arte. Los artistas se volvieron locos experimentando y la música japonesa les inspiraba mucho porque también era muy libre y probaba cosas nuevas.
No estabas segura de publicar este disco tan divertido en el contexto de la guerra de Ucrania. ¿Qué te hizo tomar la decisión de sacarlo?
El disco ya estaba hecho, lo terminé de grabar en 2019, a la vez que ‘Room for the Moon’. La mezcla de ambos discos se hizo a la vez. La discográfica y yo decidimos sacar primero ‘Room for the Moon’ y ‘WOW’ después. En otras palabras, llevo años esperando a publicarlo. Después de pensarlo mucho tomé la decisión de sacarlo porque creo que es importante poder disfrutar de cosas bonitas y agradables en tiempos oscuros como el que estamos pasando. Cuando empezó la guerra, durante meses fui incapaz de escuchar música porque todo lo que escuchaba me parecía intrascendente. ‘WOW’ es un disco alegre que creé en un entorno feliz y hogareño, en una casa de la que me he tenido que ir. Creo que la vida es corta y que damos muchas cosas por sentadas, pero el mundo tal y como lo conocemos ha colapsado, estamos entrando en una nueva era. Quizá, esta era la última oportunidad de sacar un disco como este…
Ahora mismo estás asentada en Belgrado, Serbia.
Estoy en Belgrado pero mi plan es irme en algún momento. No tengo muy claro adónde pero de momento me quedo aquí, sí…
¿Volverás al pop? ‘Back to Your Heart’, tu canción con Nicolas Godin, de AIR, es fantástica.
Me encanta cantar y bailar y tengo un montón de borradores de canciones que sé que van a ser canciones pop. Cuando hago música nunca sé dónde me va a llevar, a veces planeas sacar un disco de pop y terminas haciendo otro más experimental y raro (ríe). No me fuerzo a hacer las cosas, me parece importante que el proceso sea ameno. Echo de menos tocar con una banda, ahora mismo no tengo banda porque todo el mundo vive en diferentes países. Mi plan es ir pronto a Estados Unidos a tocar y, de paso, terminar las canciones que tengo enfiladas, que van a ser pop seguro.
Tienes un nuevo proyecto con Angel Deradoorian, Decisive Pink.
Me encanta colaborar. Si no, me aburro (ríe). Angel y yo somos muy diferentes pero, a la vez, tenemos muchas cosas en común. Vemos la música de manera muy similar y tenemos un sentido del humor parecido. Decisive Pink es totalmente diferente a lo que hacemos cada una por separado, y eso es excitante.