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‘Oso vicioso’ es una comedia boba, sangrienta y entretenida

Un cargamento de cocaína se precipita desde el helicóptero de un narcotraficante en un bosque de Georgia, Estados Unidos en los años 80. Un enorme oso negro ingiere accidentalmente la droga causando un auténtico caos en las vidas de diferentes personajes, incluidos guardabosques, delincuentes y niños.

La sinopsis de la nueva película de Elizabeth Banks es un absoluto disparate, pero lo más chocante de todo es que está basada en un hecho real. Como no podría ser de otra manera para contar algo así, el tono elegido es el de la comedia gamberra, y la autoconsciencia es, sin duda, su mejor baza. ‘Oso vicioso’ no se esfuerza particularmente por ser una buena película, pero sí lo hace por no ser una horrible. Y lo consigue la mayor parte del tiempo: el registro que emplea Banks con el guion de Jimmy Warden es tan ridículo como frecuentemente divertido. La cinta no presenta un protagonista claro, sino que va alternando personajes y situaciones a cada cual más delirante, donde destacan la eterna secundaria y brillante Margo Martindale como la incompetente guardabosques y el niño Christian Convery, que recita sus líneas con gran desparpajo. Ray Liotta, a quien está dedicada la película, ofrece uno de sus últimos papeles.

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El principal problema de ‘Oso vicioso’ y lo que impide que sea algo más que una inofensiva tontería, es que no va más allá de su alucinante premisa. De esta forma, y pese a que mantiene el tipo dignamente con su humor bobalicón y un uso del gore excesivo durante un buen rato, la película se va desinflando por momentos, especialmente con un tercer acto demasiado flojo. En sus últimos minutos, opta por lo fácil, convirtiéndose en una reivindicación de los valores familiares que contrasta de manera frustrante con la osadía y poca vergüenza -en el buen sentido- que había mostrado anteriormente.

Pese a todo, es justo reconocer que el ‘Oso vicioso’ de Elizabeth Banks ofrece todo lo que promete: entretenimiento, risas y muertes disparatadas, aunque a veces se sienta que es una broma algo estirada. Las incongruencias del guion y su redundancia se pasan por alto porque es lo suficientemente consecuente de nunca tomarse en serio a sí misma. Es una celebración del cine comercial y de género que no logra llegar a nada particularmente interesante, pero que ciertamente resulta simpática. Tomando al animal titular como analogía, la película va dando tumbos como un oso hasta arriba de cocaína, siempre al borde de la sobredosis, pero manteniendo la dignidad dadas las circunstancias.

Un cargamento de cocaína se precipita desde el helicóptero de un narcotraficante en un bosque de Georgia, Estados Unidos en los años 80. Un enorme oso negro ingiere accidentalmente la droga causando un auténtico caos en las vidas de diferentes personajes, incluidos guardabosques, delincuentes...‘Oso vicioso’ es una comedia boba, sangrienta y entretenida