Música

Triquell / Entre fluids

En ocasiones los concursantes de talents que quedan segundos triunfan más que los primeros. Fue el caso de David Bisbal y Pablo López, y también el de Aitana, a la que cada vez le cuesta menos colarse en el top global de Spotify. En Cataluña le ha pasado a Francesc Fuentes i Triquell, concursante de ‘Eufòria’, el talent que busca la nueva estrella del pop catalán. A espera de lo que pase con Mariona Escoda, ganadora de ‘Eufòria’ y artista revelación de Enderrock 2023, Triquell ya puede decir que ha colado ‘Entre fluids’ entre los discos más vendidos de España (y continúa en lista).

No cuesta adivinar el porqué del éxito de Triquell: sus canciones son divertidas, desenfadadas y pegadizas hasta decir basta. ‘Jugular‘, su mayor éxito, es una mezcla de Jungle y la canción-broma de Duck Sauce o ‘Gangnam Style’ (intencionado o no), un trallazo total diseñado para levantar cualquier fiesta. ‘CBD i espardenyes’, otro de sus mayores éxitos, desafía a la industria que le ha convertido en un «producto» que le «explota» con otro estribillo redondo y un beat electro que alcanza la categoría de rompepistas, y ‘Clímax’ huye de la «monotonía» en una de esas canciones festivaleras que podrían haber firmado Crystal Fighters o Two Door Cinema Club.

Las letras contribuyen a la frescura de Triquell. «No limpio nada que no sea mi culo cagado» no es una frase muy apetecible de escuchar en ningún contexto, pero tampoco es habitual. Cuando Francesc se entrega al hedonismo da ganas de irse con él al fin del mundo, situación en la que le hallamos en la también bailonga ‘Evanjelly (Flowin’)’ o en ‘Clímax’ («si el mundo se acaba que nos pille a todos follando»); y cuando se pone romántico, como en la preciosa ‘Road Trip’, perfecta para escuchar exactamente en una ruta por carretera, enternece. Cuando intenta dibujar un retrato deshumanizante de la industria, como en ‘CBD i esperdenyes’ («soy consciente de quién me explota», peca de ingenuo, pero cuando habla de una sociedad que opera en piloto automático, como en ‘NPC’, da con una buena analogía con esos «non playable characters» que pueblan los videojuegos, vinculándola además con su propia «despersonificación» producida por la separación que encarna entre artista y persona. Se intuye un discurso detrás de los ritmos bailables, y eso siempre es bienvenido.

Pero la verdadera gracia de Triquell se encuentra en su capacidad para escribir hits y también en su oído para la producción. En este disco grabado mano a mano con Arnau Vallvé, otro gran talento del pop catalán actual, Triquell encuentra una herramienta magnética en su uso de autocoros (‘Evanjelly’ y ‘Jugular’ son dos ejemplos) y también en su mezcla de estilos. Su fuerte no es solo crear canciones divertidas y bobas: ‘Aliviat’ es una efectiva producción de «daytime disco» que incorpora las armonías R&B más claras que escucharás en cualquier disco de pop nacional, ‘L’espai que et crema’ agrega matices italo a una composición pop-rock algo más convencional; si ‘Road Trip’ suena a lo que promete su título, también lo hace ‘Detroit Tango’, y ‘Nirvana’ cierra el disco con un exquisita producción de synthwave que remite al mejor The Weeknd. Casi puedes imaginar a Abel Tesfaye conduciendo de noche por una carretera perdida, cantando «yo me quedo aquí, yo me quedó aquí, no llores por mí, no llores por mí».

En ‘Entre fluids’ sobresale sobre todo el espíritu funky de Triquell, evidente en ‘Jugular’, en ‘Entre fluids’ y en sus fraseos rápidos, como cantados y rapeados al mismo tiempo, y también en el uso de efectos tipo vocoder como los que emergen en el corte titular. La experimentación puede ir tan lejos como en el R&B psicotrópico de ‘Massa tard’, pero la desnudez también tiene cabida en la balada atmosférica de ‘Laberint’. Un disco tan hijo de su tiempo como el propio Triquell, que solo tiene 23 años, pero ya bagaje de sobra para seguir sorprendiendo en el futuro, como hace en cada uno de estos 40 minutos de disco.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: triquell