Lo de Everything But the Girl como pareja del pop es harina de otro costal. Los autores de fotos costumbristas de los 80 tan entrañables como ‘Apron Strings‘, han estado 24 años sin sacar disco, pero han continuado siendo pareja y de hecho han contraído matrimonio en este lapso.
Antes de echarse a un lado les pasó de todo: Ben Watt estuvo a punto de morir a causa de una enfermedad y casi al mismo tiempo pegaron un petardazo con el remix de una canción en principio acústica, ‘Missing’. Ambos sucesos -la llegada de la electrónica a su vida, y la cercanía de la muerte- marcaron su obra maestra, ‘Walking Wounded’ (1996). Pero para cuando llegó ‘Temperamental’ en 1999, la música para el dúo se había convertido en un trámite. La propia Tracey Thorn nos contaba que no se había implicado en ese último proyecto hasta ahora. Que, concentrada en su maternidad, se había dejado caer por el estudio más que involucrado de verdad.
Lo curioso es que ni uno ni otra se han retirado de la industria discográfica. Al contrario, han seguido publicando discos con cierta regularidad. Tracey también ha publicado libros y ha brillado como columnista (y tuitera). Ben ha hecho bossa, folk, álbumes con más piano, remixes… Y especialmente Thorn ha dado con la tecla por completo en varias ocaciones.
‘It’s All True’ de su álbum de 2007 ‘Out of the Woods‘ podría haber sido un hit en manos de Everything But the Girl. Y ‘Love and Its Opposite‘ en 2010 era una maravilla de principio a fin, versando con muchísimo humor sobre la crisis de la mediana edad. Para muestra, aquel ‘Oh! the Divorces’ y su inolvidable estribillo «WHO’S NEXT? WHO’S NEXT?».
Everything But the Girl no han dado tanto con la tecla esta vez en ninguno de los muchísimos adelantos que nos han venido presentando de ‘Fuse’. Parece mentira que no hayan encontrado juntos un momento de inspiración significativo en todo este tiempo, pero simplemente no ha ocurrido. ‘Nothing Left to Lose
‘ suena a Moderat y también un poquito a Rudimental. Nada en contra de ninguno, pero no hemos estado 24 años esperando para escucharles imitar a otro artista.‘Caution to the Wind’ y ‘Forever’, con cierto ritmo house, sí entrarían dentro de lo que podemos llamar su marca, relativamente bailables pero melancólicas (esa que tanto ha influido a The xx), a la que habría que sumar ‘No One Knows We’re Dancing’, inspirada en el recuerdo de un club cuando estos estaban cerrados debido a la pandemia.
Aunque no suela ser muy citado, en su mejor momento de popularidad, Tracey Thorn grabó un importante single con Massive Attack, ‘Protection‘, y además protagonizó su icónico vídeo, por increíble que ahora nos parezca. Aquel piano, aquel aire trip hop, vuelve a inspirar algunos de los temas destacados de este nuevo disco. Es el caso de ‘Run a Red Light’ y de ‘Lost’, una de las joyas de este álbum. Una inquietante lista de «pérdidas» en la que parece equipararse la pérdida de una madre a la de un cliente o incluso a la de las bolsas de la compra. «Ofrecemos preguntas a quien nos escucha, pero no respuestas», nos contaba Ben Watt sobre esta composición en una entrevista que publicaremos estos días.
El dúo reflexiona en ‘Fuse’ sobre la madurez, el paso del tiempo y la necesidad de conectar con los demás en textos como ‘When You Mess Up’, en el que Tracey se dirige a su viejo yo: «fúmate un cigarro (…) perdónate a ti misma», indica cual terapeuta, con un uso de los moduladores vocales que tiene todo el sentido. Everything But the Girl han construido este álbum casi en solitario, sin presiones externas y solo con la ayuda de algún ingeniero de sonido. Han llevado este «comeback» con tanta modestia y tan en secreto que les ha faltado que alguien les diga que le dieran una pensada más. Lo bueno es que por supuesto mantiene el encanto de lo doméstico.