Tras su estupendo debut, ‘Forats negres’, Aida Giménez aka GUINEU sigue adelante con su concepto de “cuqui-trash”. Pero su música ni es cuqui ni es trash. Como categoría o adjetivo suena genial y mola mucho, no lo vamos a negar. Pero puede dar una sensación errónea. Sí, la música de GUINEU entra fácil, es inmediata y muy resultona, pero tiene la suficiente garra, la suficiente mala leche y el suficiente curro encima como para situarse muy por encima de esa ingeniosa etiqueta.
‘Forats negres’ ya era un buen compendio de drama post-adolescente pasado por el filtro de hit tardonoventero, de pop-punk alternativo pulcro (y por favor, leed lo de pulcro como un piropo). En ‘Una sacsejada’ Aida mejora esta fórmula de melodías pegadizas, guitarras espitosas, sintetizadores ochenteros, melancolía y duración ajustadísima. Nada sobra, nada falta.
‘No ha parat de ploure’, con su inicio a base de teclado lluvioso, su equilibrio entre calma/ruido, euforia/melancolía y sus ¡dos estribillos!, debería ser ya un hit. Pero no es el único. El disco está lleno de pepinazos: ‘Vull sortir i no puc’ empieza como una balada synth pop, para despegar a continuación con un subidón. Se pega cosa mala, especialmente cuando Aida canta “em moro, no puc estar així tota la vida” (“me muero, no puedo estar así toda la vida”).
GUINEU se desparrama en la melancolía acelerada de ‘Un riu, una platja’. Y luego llegan los dos puntos álgidos de este disco: ‘No ho supero’, que destila toda la nostalgia de echar de menos un pasado que, aunque reciente, no deja de ser pasado. Todo en apenas 2 minutos y 15 segundos: “Te’n recordes? Èrem felices i no ho sabíem” (“¿Te acuerdas? Éramos felices y no lo sabíamos”). El segundo cénit es el single de presentación ‘Què em passa (No sé què faig)’, una rendida y espídica declaración de amor que arrasa neuronas
Pero no todo es nostalgia y amor. También hay costumbrismo de varios tipos: el adolescente, el de los amigos que no saben qué (te) quieren en ‘Què vols de mi?’. El de especulación vital en ‘No sé’. Y el amargo en ‘De bones’. Su inicio levemente The Cure puede confundir, porque es otro dechado de punk-pop urgente: un lamento sobre la expareja que triunfa en la vida después de haberte dejado tirada. GUINEU logra hacer cuqui una canción que destila bastante bilis: “Una bona melodía per odiar amb bon gust els dimonis que m’inspires” (“Una buena melodía para odiar con buen gusto los demonios que me inspiran”). Esos versos son casi, casi la definición del disco.
En ‘Una sacsejada’ GUINEU logra el equilibrio entre ser comercial y muy personal. La deberían adorar tanto los que solo escuchan música en RAC 105, las y los skate kids, los adolescentes alternativos de hoy, como las señoras y señores que vivimos nuestra adolescencia en los 90.