El Primavera se respira en el ambiente. Es «solo” la jornada inaugural de la edición de Barcelona -que, al ser gratuita, atrae a muchísima gente, eso sí, previa reserva de entrada- pero la concurrencia ya es abultada a primeras horas de la tarde, cuando llego al recinto del Parc del Fòrum y los ecos de Jake Bugg resuenan desde lejos. El británico es uno de los entrantes del día gratuito de Primavera, previos al plato fuerte que protagonizarán Pet Shop Boys caída la noche.
Antes, a La Paloma les toca estrenar uno de los escenarios grandes, el Amazon, en el que a plena tarde presentan su indie garajero y su himno ‘Bravo Murillo’. Después los italianos Guatemala serán los primeros en tocar en el pequeño escenario Night Pro, una de las novedades logísticas de esta edición, pues está colocado prácticamente a un paso de la entrada, aunque luego parece recóndito cuando contemplas la envergadura del recinto y del resto de escenarios. Desde el recinto, es básicamente el escenario escondido de esta edición.
La primera impresión del recinto es diferente a la habitual, porque el mapa ha cambiado: los escenarios más cercanos a la entrada parecen estar más cerca los unos de los otros y se prescinde del “camino hacia Mordor” acortando distancias hacia los escenarios de electrónica. Las “distancias renovadas” de las que habla el Primavera se hacen notar y no tardas en constatar que el festival ha escuchado a su público, pues las quejas sobre los largos trayectos del Primavera son habituales desde hace años. En el podcast de JENESAISPOP, Almudena Heredero, directora de Primavera Sound Madrid, reconoce haber caminado 17 kilómetros en una sola noche.
Comprobado que la nueva edición del Primavera en Barcelona -y con muchas ganas de descubrir qué depara la de Madrid- será a priori más cómoda de recorrer, me sorprende de repente el eco de una voz que cual sirena canta desde lejos el ‘Waiting for Tonight’ de Jennifer Lopez. Ha empezado el set de Confidence Man
. El grupo de Brisbane se marca un show teatral y coreografiado, algo naíf y pastiche en ejecución y sobre todo en la obviedad de sus referencias, pero también un show del que no puedes despegar la vista por todo lo que sucede en el escenario.El dúo que lidera Confidence Man, compuesto por dos personas que se hacen llamar Janet Planet y Sugar Bones, saca a pasear sus influencias. Musicalmente, el set -como su disco ‘Tilt‘- es un homenaje a los noventa en todo momento, pues a los ritmos de piano house de temas como ‘Feels Like a Different Thing’ hay que añadir unas coreografías que parecen sacadas de un videoclip de teen-pop de la era MTV. Luego el vestuario apunta en diferentes direcciones: los homenajes a las hombreras gigantes de David Byrne y a las tetas-cono de Madonna son explícitos, y el uso de sangre falsa recuerda a aquella actuación de Lady Gaga en los VMA. La fiesta de Confidence Man se reserva lo mejor para el final: no por nada ‘Holiday’ es su mayor éxito.
En una galaxia diferente, Dagger Moth hace un pequeño showcase de su proyecto en el escenario “recóndito” antes citado. Apenas un beat programado, plúmbeo, unos acordes de guitarra eléctrica, y la bonita voz de Sara Ardizzoni, dibujan una propuesta bastante oscura (como su nombre) que se mueve entre el dream-pop, el slowcore y esa cosa llamada doomgaze. Un set bonito, etéreo, que nos pone definitivamente en marcha para el gran concierto de la noche.