El arte y el dinero se dan la mano más de lo que nos gusta creer. En la sociedad capitalista en la que vivimos, el dinero es una parte importantísima para posicionarse rápidamente donde uno quiere. Incluso si hay que creerse aquello de “el dinero no da la felicidad” y derivados, sí es bastante obvio que ayuda a cumplir sueños.
Afortunadamente, existen otras formas de llegar lejos, aunque estas requieran un camino más largo y rocoso. A Marcus Brown, artista nacido en Baltimore cuya música se esconde bajo el pseudónimo Nourished By Time, su talento y trabajo duro es lo que le ha ayudado a conseguir que su álbum debut ‘Erotic Probiotic 2’ -secuela de un EP anterior de dos canciones- haya recibido críticas excelentes y lo haya puesto en el mapa como un artista a tener muy en cuenta. Quizá te suene por su aparición en el reciente disco de Yaeji.
Su sonido es refrescante desde el principio, y eso que está claramente influido por el R&B de finales de los 80 y principios de los 90, pero hay algo en ese toque casero, casi amateur, que alberga su música lo que la hace tan especial. Está grabado con pocos medios y en el trastero de la casa de sus padres, pero eso no impide que las canciones brillen intensamente.
‘Quantum Suicide’ sirve como introducción a su universo sonoro, una excelente muestra de cómo recrear un estilo de música sin depender excesivamente de sus referencias. En ella Brown habla de lo duro que es salir de la depresión, pero también nos convence de que es posible. “Es borroso el camino / pero iré igualmente” reza el estribillo sobre una base de melódicos pitidos entrecortados y una sugerente cama de sintetizadores. En esa misma línea temática y sonora -aunque todo el álbum presenta una gran cohesión durante sus 9 pistas-, ‘Shed That Fear’ continúa la secuencia con un animado ritmo construido con suspiros, coros y percusiones hasta desembocar en su luminoso gancho, que afirma que “tienes que deshacerte del miedo a fallecer / para poder vivir tu vida cada día”.
El capitalismo, uno de los temas clave de este proyecto, aparece por primera vez en ‘Daddy
’, que mezcla el rap freestyle de sus versos con el hypnagogic pop, el hip-house o el bedroom pop. La estructura de la canción huye de lo convencional, y aún así, su pegadiza melodía y las transiciones entre sus diferentes partes la convierten en una de las más inmediatas del proyecto. Brown utiliza el humor para hablar del dinero: no puedes competir contra el sugar daddy de alguien si tú no tienes ni un duro.En ese mismo tono humorístico aparece ‘The Fields’, el corazón del disco y la sublimación del sonido mutante y siempre sorprendente de Nourished By Time. El tema se construye bajo una fórmula más tradicional, pero de él surge un estribillo fantástico y divertidísimo: “Una o dos veces he rezado a Dios / nunca me ha respondido en inglés simple / más en señales y anuncios / que me dicen que siga consumiendo”. El componente crítico y social de sus canciones no puede estar integrado con mayor gracia. El cantante no tiene ninguna intención de dar sermones políticos, sino de denunciar la sociedad basada en el consumismo en la que vivimos con pequeñas dosis, sin renunciar nunca a la cualidad más lúdica de su música.
También explora temáticas más personales y complejas, concretamente el final de una relación que ha sido bonita y de la que está agradecido en la melancólica ‘Rain Water Promise’, cuya melodía fluye como una cascada entre juguetones pasajes de teclado y guitarras. Vuelve a esa experiencia para cerrar el proyecto con ‘Unbreak My Love’ una balada donde el tono grave y potente de la voz de Marcus Brown guía a una producción recargada de guitarra, sintetizadores y percusiones.
‘Erotic Probiotic 2’ se siente como una revelación, una impecable carta de presentación de un artista que apuesta por la mezcla de géneros y que mira al pasado (solo lo justo) para construir un futuro prometedor. El dinero siempre ayuda a hacer arte, sí, pero sin él también pueden salir joyas como esta. Sin talento no.