¡Amaral cumplen 25 años! Eva Amaral y Juan Aguirre lanzaron su primer disco, el homónimo ‘Amaral’, en 1998. El Sonorama Ribera, anteriormente Festival Sonorama, también arrancó en 1998 en Aranda de Duero. Si Amaral enseguida fueron una referencia de la música pop rock popular española, el Sonorama se ha distinguido por ser uno de los grandes escaparates del indie nacional. Ante tan feliz coincidencia, ¿por qué no celebrar los 25 años de la banda en el festival? Este sábado, pues, Amaral darán un concierto especial como cabezas absolutos del Sonorama, repasando su carrera.
Con todo estos mimbres, mi idea era hacer una entrevista retrospectiva sobre la carrera del dúo: éxitos, la evolución del dúo, la voz de Eva, machismo, qué se siente al haberse convertido en un grupo tan popular, ya incrustado en el imaginario colectivo… Pero me los encuentro con la cabeza puesta en su próximo disco, el que ha de suceder a ‘Salto al color’ (2019).
La entrevista se ha tenido que retrasar un buen rato, porque el dúo se ha desparramado en las charlas anteriores. Juan se disculpa y me promete que van a ser sintéticos. Pero es imposible: él mismo es un torrente de palabras apasionado. En comparación, Eva es un poco más sobria (en cantidad de palabras, que no en humor). Y claro, también nos acabamos pasando de tiempo…
Vuestro primer disco es del 98, el primer año del Sonorama, con lo cual celebráis vuestro 25 aniversario, pero también el del festival. ¿Cuántos Sonoramas lleváis ya?
Eva: ¿Esta será la tercera vez, no?
Juan: Yo creo que esta será la cuarta. Y luego Eva estuvo pinchando en una edición en la en la carpa, que yo estuve como público y estuvo genial.
Eva: Es que yo también tenía un proyecto de DJ…
¿Qué tenéis preparado? ¿Va a ser un concierto de grandes éxitos?
E: Totalmente. Concierto de grandes éxitos.
J: Sí, vamos a hacer un recorrido por los ocho discos de estudio. Y luego, lo que nos hace muchísima ilusión, es que en realidad el concierto va a ser como el punto de partida de la presentación del nuevo disco. Vamos a presentar la primera canción en directo de nuestro próximo disco, que es en lo que estamos más metidos, la verdad.
Hace ya cuatro años que sacasteis el disco anterior y os iba a preguntar precisamente que para cuándo lo nuevo.
J: Pues para este año. A partir este festi vamos a ir presentando canciones nuevas en diferentes formatos.
En el Sonorama vais a ser más cabeza de cartel aún que Wilco. De hecho, he visto que tocáis dos horas. ¿Cómo sienta eso de ser el súper cabeza de cartel de este año?
E: Bueno, yo es que prefiero verlo como que compartimos escenario, que ya es bastante chulo compartir escenario con Wilco, que es una gran banda que hemos ido a ver en directo muchas veces. Nos hace ilusión, la verdad, compartir escenario con ellos.
Nuestro show realmente está pensado para que no llegue a las dos horas, porque no queremos que luego arrastren el retraso el resto de bandas que tocan en el festival. Vamos a procurar no llegar a utilizar esas dos horas, sino hacer esas 26 canciones sin prisa pero sin pausa.
J: Hay una cosa que nos ha obsesionado siempre que hemos tocado en festivales y tal, que ha sido el respetar el timing, sobre todo teniendo en cuenta que hay gente que va a tocar muy tarde. Somos súper obsesivos con la duración de las pruebas de sonido y con la duración del show. No nos gusta caer en vicios de headliners y cosas así. Entendemos que un concierto forma parte de compartir escenario con bandas que a lo mejor vas a descubrir ese día, que nos ha pasado muchas veces en festivales y con gente que, a lo mejor, con el paso del tiempo, llegas a ser amigos.
Tocaréis 26 canciones, entiendo que 25 son del repertorio de los ocho discos más el tema nuevo. ¿Va a haber invitados o va ser una sorpresa?
E: No va a haber invitados (risas). Es que ahora todo el mundo se invita unos a otros. Pero es que en realidad nosotros estábamos componiendo un nuevo disco cuando se planteó esta idea de celebrar nuestro 25 aniversario y el 26 aniversario del Sonorama de manera conjunta y hemos empleado todo el tiempo, esfuerzo y concentración en esto y… La verdad es que es una responsabilidad muy grande, así que igual lo de los invitados lo dejamos para un momento en el que estemos más tranquilos, para poder disfrutarlo más.
«El concierto en Sonorama va a ser el punto de partida de la presentación del nuevo disco. Vamos a presentar la primera canción en directo»
¿Hay alguna canción que quisierais reivindicar o que vayáis a reivindicar en el concierto del Sonorama?
E: Creo que en el concierto del Sonorama nos vamos a reconciliar con muchas canciones que hacía mucho tiempo que no tocábamos. Y eso también ha sido un ejercicio divertido, recuperar muchas canciones que tenían una parte muy lúdica de nuestros discos, combinada con nuestra faceta intensa, que esa sigue bastante (risas). Ha sido bonito recuperar esa parte más de diversión, que la gente se divierta en un concierto igual que lo vamos a disfrutar nosotros.
Ahora que comentas lo de la intensidad: escuchando de nuevo vuestro primer disco, ‘Amaral’ (1998), tu voz es muy queda. Como si no te atrevieras a soltarte. ¿Cuándo decidiste que te tenías que dejar llevar?
E: Mira, esa sí que es una cosa que es lo que menos me gusta de nuestros primeros discos: yo creo que mi voz no está bien registrada. En el primer disco yo tenía una especie de complejo de soltar toda mi voz, porque se suponía que una voz bonita de mujer tenía que ser más susurrada. La producción en ese momento intentaba que yo hiciera todo más susurradito y tal. Y la verdad es que no me gusta una mierda cómo quedó, si somos sinceros (risas). Ya en los siguientes discos me fui soltando y quitándome más complejos, porque no es una cosa que tú digas: «es que me han cortado las alas». No: es que terminan convenciéndote de que tienes que intentar cantar de otra manera porque eres demasiado bruta cantando (risas). Al final he ido encontrando mi camino, mi voz, mi propia forma de expresión y eso se va notando más disco a disco. El segundo [‘Una pequeña parte del mundo’, 2000] es muy curioso, porque como está grabado por guiris, creo que las eses españolas les resultaban extrañas e intentaban bajarle la mezcla a todas las eses. Y quedaban unas eses rarísimas, que yo ahora lo escucho y flipo. Y eso es realmente lo que lo que menos me gusta en estos discos.
J: También ocurre que justo cuando nosotros empezamos a crecer, que fue en los dosmiles, fue cuando vino toda la revolución digital. De pronto tú podías realmente plantear una producción clarísima con un portátil. Todo eso lo fuimos aprovechando y fuimos aprendiendo cada vez más a utilizar el estudio como un instrumento a nuestro favor. Creo que eso se nota. Se nota en el hecho de que nunca hemos repetido dos veces el mismo disco. Y además… ahora que estás con tu momento retrospectivo, pues mira, quiero dar las gracias muchísimo, porque la gente ha entendido que no íbamos a hacer dos veces el mismo disco. Y eso a veces en un mundo tan fugaz como es la escena pop o como la quieras llamar, eso es para estar muy agradecido. Y lo hemos hecho porque no encontrábamos otra manera de estar en el mundo, de estar en la música. Siempre hemos sido muy abiertos los dos: de escuchar músicas que aparentemente eran contradictorias, no se entendía cómo en una misma cabeza podía haber amor por unos sonidos y por otros radicalmente diferentes. Eso nos pasó desde que éramos muy jóvenes, a Eva y a mí. En nuestra cabeza cohabitaban todos esos sonidos. Creo que en nuestros discos, en la medida en la que hemos podido, hemos ido dando rienda suelta a todos esos sonidos. Cuando estábamos en Londres grabando ‘Estrella de Mar‘ [2002], recuerdo que el propietario del estudio, que era un reputado compositor británico, nos decía «You’re riding too many horses». O sea, estáis montando caballos diferentes.
E: Demasiados caballos.
J: Eso, demasiados caballos. Porque de pronto teníamos canciones de corte muy pop, con guitarras de doce cuerdas y luego, por ejemplo, de la canción ‘Estrella de Mar’ teníamos una versión con una guitarra acústica y quisimos hacer una historia que era bastante deep-house, porque estábamos muy abiertos a ese tipo de sonidos. Cuando él la oyó (que era un tío como muy sota, caballo, rey, muy clásico de gustos, era muy fan de Al Kooper) decía: “estáis montando caballos diferentes”. Y le decíamos: «bueno tío, es que en nuestra cabeza es normal». Y eso ha sido así en los sucesivos.
Empezasteis teniendo bastante éxito. Pero en 2002 llegó el petardazo de popularidad y ventas precisamente con ‘Estrella de Mar’, que es vuestro tercer disco [Ndr: el disco llegó a vender 800.000 copias en España]. ¿Cómo recordáis aquel momento? En plan “qué bien, hemos vendido lo suficiente como para hacer lo que queramos”. O al contrario, ¿la discográfica os presionó para que hicierais más de lo mismo?
J: Siempre hicimos lo que quisimos. Siempre pensamos que nos iba a ir bien, pero nunca pensamos que la cosa iba a adquirir las proporciones que ha adquirido. Como veníamos de una escena, la de Zaragoza, como bastante marginal y tal, hacíamos lo que nos daba la gana. Y haciendo lo que nos daba la gana nos había ido bien, con lo cual… No sé. Nunca entendimos otra manera de hacer música.
Habéis vivido las dos caras de la moneda del negocio discográfico: la era en que se vendían copias físicas como churros, a finales de los 90 y principios de los 2000, y la época actual, en que se vende poco formato físico y todo se escucha en plataformas de streaming. ¿Cómo habéis vivido la transición?
J: Lo hemos vivido como yo creo que lo hemos vivido todos, o sea, con naturalidad: Es el tiempo que nos toca vivir y… genial, ¿no? También ha evolucionado el periodismo, ha evolucionado el cine, las artes visuales e incluso el ballet, la danza, el teatro. Todo ha evolucionado al compás de la revolución digital. Y lo hemos vivido con absoluta naturalidad. Tanto nuestro último disco, que salió con nuestro sello [Discos Antártida], pero lo editó Sony, como cuando estábamos en Virgin (que editaron nuestros primeros discos), todos los hemos hecho con el mismo vértigo delante de una página en blanco y con libertad artística absoluta.
Otra de las cosas que ha evolucionado es el machismo en el mundo del espectáculo. Antes se decía y se opinaban unas cosas que ahora, por suerte están muy cuestionadas, aunque siguen reapareciendo de manera periódica (lamentablemente): Topicazos sexistas como que las mujeres estamos ahí solo por la cara bonita y porque cantamos bien y ya está. ¿Cómo habéis lidiado vosotros con el machismo desde el principio de vuestra carrera? ¿Cómo creéis que ha ido evolucionando?
E: En mi caso es que ni siquiera había cara bonita (risas). Sí, nos hemos encontrado con muchas situaciones horribles de machismo, de pensar que Juan lo hace todo también. Es que más que machismo, era como falta de normalización del hecho de que un hombre y una mujer pudieran hacer música al mismo plano. Tan pronto Juan era un calzonazos (he llegado a oír ese tipo de comentarios) simplemente porque yo podía tomar algunas decisiones (y eso es machismo puro), como que yo era una mujer florero, porque Juan era el que lo hacía todo. Hemos vivido muchísimos momentos en los que parecía que yo era la que hacía las letras y Juan el que hacía la música. Eso nos lo encontrábamos muy a menudo, esa concepción del proyecto. O que los técnicos no te hablarán a ti, que las cosas que me implicaban a mí en mis sonidos las preguntaran a Juan… Eso ha pasado muchísimo.
También cosas más horribles que no vienen al caso contar ahora mismo. Y sí que es verdad que hemos evolucionado muchísimo. Por lo menos ya no está normalizado algunos comentarios, algunas actitudes ya son señaladas como lo que son: como barbarie. Por lo menos hemos evolucionado hasta un punto en el que se ha puesto el foco sobre esos temas. No digo que sea todo estupendo, porque queda muchísimo camino por andar todavía, porque todavía queda gente con esa concepción de las cosas en la cabeza y todavía tenemos que… no demostrar, pero sí que romper esas barreras. Muchas barreras. Pero vaya, desde que empezamos con nuestras guitarras en Zaragoza ha habido muchas cosas que han cambiado. En los últimos años sí que hemos vivido una situación bastante más equilibrada, sobre la idea de que un hombre y una mujer hagan música juntos, que dos personas hagan música independientemente de su género.
Yo antes de conocer a Juan, tocaba la batería (o intentaba tocar la batería). Una chavalilla que, como cualquier músico o música, empezaba a tocar. Pues era un instrumento que en ese momento parecía que no estaba destinado a ser tocado por una mujer. Me encontraba con muchas situaciones muy extrañas, muy injustas. Yo rabiaba mucho (risas) y tuve que echarle mucho valor y mucho coraje para no hundirme y seguir haciendo lo que yo creía que tenía que hacer, por encima de clichés y de ideas preconcebidas de lo que tiene que hacer una mujer o un hombre o lo que sea.
J: Yo, desde mi perspectiva de hombre, el machismo imperante lo he vivido de una forma clara. Porque nosotros, cuando empezamos a tocar juntos, dentro de nuestra burbuja, todo era normalidad. Podíamos escribir una canción juntos. Había riffs de guitarra que yo tocaba que eran de Eva; había letras que podían ser mías; había ritmos que podían ser de Eva. Éramos lo que es una banda, en este caso de dos personas. Cuando salías al mundo exterior ya empezaban las categorizaciones. «Esto es lo que se espera de una mujer. Esto es lo que se espera de un hombre». Y nosotros desde el primer momento hicimos saltar el esqueleto de esas preconcepciones. Siempre hemos sido así, en nuestra manera de funcionar interna y luego en nuestra relación con el mundo exterior. Siempre hemos intentado imponer que esa forma de funcionar era propia nuestra y que era lo que entendíamos como normal. Y yo quiero pensar que las cosas han evolucionado, como decía Eva, pero que todavía quedan muchas cosas por conquistar.
«Con las preconcepciones machistas del pasado, tan pronto Juan era un calzonazos simplemente porque yo podía tomar algunas decisiones (y eso es machismo puro), como que yo era una mujer florero»
En vuestro Twitter y en vuestro Instagram os significáis mucho, de una manera bastante sutil, pero a la vez muy firme. Por ejemplo, participasteis en la manifestación por defender el canal Royal en Zaragoza. O Eva llamando a la gente a votar en las elecciones generales del 23 de julio en vuestro Instagram. Quería preguntaros que, igual que ahora parece que hemos evolucionado un poco en el tema del machismo, ¿cómo habéis visto esta especie de retroceso (o conato de retroceso) que hemos tenido en estos últimos meses-semanas?
J: Pues parece ser que el retroceso no ha sido tanto como como se profetizaba, ¿no? Desde luego, nosotros siempre hemos apoyado causas muy concretas en las que creíamos. Creo que es lo normal. Pero vamos, igual que haría cualquier persona que se dedique a cualquier tipo de profesión. No es especial por ser miembros de una banda.
¿Qué pensáis de la versión de Carolina Durante de ‘Marta, Sebas, Guille y los demás’?
E: Nos encanta. Y además es que ellos nos gustan. Nos hizo mucha ilusión que eligieran la canción y nos gusta mucho cómo la han llevado a su vida, a su terreno. Es guay. Nos contactaron para darnos una primera maqueta de la versión, para ver qué nos parecía. Y la verdad es que la hicieron con mucho respeto. Nos gustó y nos sentimos muy queridos.
J: Cuando ellos nos enviaron su idea de grabar la canción, ya habíamos oído algunos temazos que tienen. Antes de conocerles a mí me llamó mucho la atención que en una canción hablaran de un amigo de ellos que estaba enganchado a las casas de juego [ndr: ‘Granja escuela’]. Siempre he pensado que era una banda especial. Y con ese tipo de versos y de letras, me reafirmo en lo que pensaba. Cuando nos comentaron que les gustaría adaptar parte de la letra a su universo de amigos y conocidos, sí que pusimos unos límites: para nosotros era muy importante que mantuvieran la historia de la chica que se queda sin trabajo, que la echan, la despiden y tal, porque eso es la esencia de la canción. Creo que la canción la puedes tocar de muchas formas y eso es lo que hace que esté viva. Cuando nosotros la hicimos había gente que no entendía por qué hablábamos de esas cosas. Quizá porque no era muy normal que se hablase sobre esos temas, por lo menos en la escena. Y bueno: nos parece genial. Igual que nos parece genial que ha habido gente que ha revisado últimamente canciones nuestras, dándoles un enfoque completamente diferente.
Y vosotros habéis hecho una versión de Babi [‘Colegas’], una artista que parece que esté bastante alejada de vuestros parámetros.
J: ¡Nos encanta! Hay gente muy diversa entre sí que nos encanta, porque siempre nos hemos dejado llevar por las canciones y nos da igual la escena o el mundo sónico en el que esté. Escuchamos cosas muy diferentes: podemos escuchar a bandas de rock o música más electrónica o más de las distintas folk. Lo que sea. Lo más importante es que las canciones nos transmitan algo.
¿Y hay alguien que os gustaría que os versionara?
J: Pues el otro día Eva me envió una versión nuestra que hacía una chica a la que yo no conocía, que nos encantó.
E: Es una artista que se llama Laaza. Lo vi de casualidad, porque me etiquetó y vi que hacía una versión de una canción nuestra que se titula ‘Tarde para cambiar‘. La verdad es que me emocioné escuchándola. Me pareció súper bonita la visión que tenía de esa canción. De repente me pareció como mucho más buena que nuestra versión original. Eso me pareció precioso, porque se nota que ella viene de otras influencias. Y bueno, quizás estamos ahí nosotros entre sus influencias también.
Es que eso os iba a plantear como pregunta final. Y es que ya estáis en el imaginario colectivo español-sentimental-musical. ¿Cómo os sentís al saber que formáis parte de ese imaginario? ¿Que haya gente que, musicalmente no parece de vuestra cuerda, pero como os habrá escuchado desde siempre, formáis parte de su ADN musical?
E: ¿Esto lo ves tú también, verdad?
Es la sensación que tengo. De que además sois un grupo intergeneracional.
J: ¿Sabes qué pasa? Lo que te decía antes de la burbuja que construimos. Ahora mismo, como estamos haciendo el disco nuevo, pues realmente no nos damos mucha cuenta [del mundo que nos rodea]. Entonces de pronto te llega una petición como la de los Carolina Durante y entonces sí que piensas: «¡anda!».
E: A veces te piensas que la gente está lejos de ti y no está tan lejos, ¿sabes? Esa es una sensación bonita. A través de las redes sociales, yo estaba teniendo esta sensación que cuentas, de que hay una generación nueva de gente reivindicando nuestras canciones, llevándolas a su terreno. Y me parece precioso. Quizás eso estaba ya ahí antes, pero claro, ahora a través de esas redes pues nos llega a nosotros. Es precioso tener esa sensación de cariño. De que nuestra música ha significado algo en sus vidas. Bueno, en su vida suena muy grandilocuente (risas), pero ¡yo que sé! En mi vida también ha significado canciones cosas, banda sonora de momentos. Y pensar que eso ha sido así, pues yo ya no pido más, de verdad.
J: Y sobre las redes, sí que me molaría decir a la gente que nos sigue, que a veces estamos un poco alejados de ellas porque lo necesitamos, porque estamos tan metidos de lleno en el nuevo disco que no nos da la vida para todo. Cuando estás ahí no tienes pensamiento para nada más. Y a lo mejor informamos lo suficiente a la gente, pero que no nos lo tengan en cuenta, por favor.