El verano ha servido a muchos cineastas para retratar un periodo de cambios en la vida de sus personajes. Es una estación que suele estar asociada a una menor carga laboral y, por ello, da lugar a que haya una mayor reflexión sobre las decisiones que tomamos y el camino que queremos seguir.
En ‘Notas sobre un verano’, el segundo largometraje de ficción de Diego Llorente, el director asturiano se adentra en la vida de Marta, una treintañera que trabaja como profesora de natación de niños y dando clases como profesora adjunta en una universidad de Madrid. Las cosas le van bien con su novio Leo, con quien se está planteando irse a vivir, pero antes de hacerlo, aprovecha sus vacaciones para pasar tiempo con su familia en Asturias.
Una vez allí, se reencuentra con un antiguo amante que le sacude su estabilidad sentimental de golpe, pues vuelve a surgir entre ellos una pasión difícil de frenar. Hecha un lío, Marta se ve atrapada entre dos hombres y dos posibilidades: seguir con Leo en Madrid o volverse a Gijón e intentar algo de nuevo con Pablo.
Llorente propone un estilo cercano al documental, con la cámara siguiendo a pocos centímetros a su protagonista y ofrece un retrato naturalista de un momento vital importante para ella. Mirando a Rohmer y a la engañosa ligereza de su cine, el director le imprime al guion su complejidad dramática principalmente a través de gestos, miradas y conversaciones improvisadas -apoyándose en unas interpretaciones convincentes-, pero se queda algo corto desarrollando el conflicto. La falta de originalidad tampoco ayuda a que la película se desmarque del tipo de cine en el que inevitablemente se encasilla. No obstante, sí hay ciertos aspectos formales que detectan la huella de un cineasta con sensibilidad para entender y plasmar el confuso espectro de las emociones humanas.
Entre noches de fiesta y sidra, sexo apasionado y paseos por la playa, Llorente captura con solvencia las dudas de una protagonista que es esencialmente una buena persona que se ve envuelta en un dilema moral que requiere de una madurez que quizá no está preparada para asumir. En lo que no logra acertar es que lo interesante de todas las cuestiones que plantea queda diluido en una historia demasiado manida que no consigue la implicación emocional buscada. Queda, eso sí, el sentimiento de haber pasado un rato agradable, de haber visto una película filmada con estilo y de manera bonita, pero no mucho más.