Por increíble que pueda parecer a muchos seguidores de Måneskin, hay más grupos de rock en el mundo. Y de éxito. Royal Blood han logrado el número 1 de Discos en Reino Unido con sus tres primeros álbumes, y esta semana sumarán el cuarto con ‘Back to the Water Below’. Cuatro de cuatro.
Bajo la premisa de que un productor -aunque con buenas intenciones- a veces te empuja a un lugar donde tú nunca irías, el grupo formado por el bajista y vocalista Mike Kerr y el batería Ben Thatcher ha producido este trabajo por sí mismo. ¿Quizá en contraposición a ese disco anterior que decían influido por Daft Punk, pero que luego quedó a medio gas? Hoy por hoy Royal Blood continúan teniendo a Jack White en un pedestal, y hablan con emoción de un brevísimo encuentro con él, pero curiosamente el consejo que el ex líder de White Stripes les dio les ha hecho abrazar diferentes caminos.
Tal consejo venía a decir algo así como que lo primero que te sale para una canción es lo más importante («the thing»). Así que Royal Blood han querido respetar la personalidad de cada composición según les salía, sin necesidad de empujarla a lo que se entendía por sonido «Royal Blood».
Por un lado, es cierto que el single ‘Mountains at Midnight’ les salió espontáneamente a imagen y semejanza de su hit primigenio ‘Loose Change’, porque necesitaban otro momento concreto con el que la gente se volviera loca en sus directos. Por otro, los intentos de convertir pistas como ‘The Firing Line’ o ‘How Many More Times’ en temas más propios de Royal Blood los abortaron, y dejaron que las canciones quedaran tal cual.
Esta libertad empuja este cuarto trabajo hacia la universalidad, llevándolo a territorios ajenos a la tradición más blues-rock o stoner, ahora sin artificios. ‘Pull Me Through’, que culmina con una outro poética, casi susurrada, tiene un piano inspirado en The Beatles. Pero si te dicen que lo ha tocado Fiona Apple, te lo creerías. Y la canción que abiertamente sí que está empapada de sonido McCartney/Lennon es ‘There Goes My Cool’, en la que además emerge un puente muy glam, según ellos mismos inspirado en T-Rex y también en la Electric Light Orchestra.
La versatilidad sienta muy bien a Royal Blood, pues aunque ‘Tell Me When It’s Too Late’ y ‘Triggers’ son canciones plenamente efectivas, hacia la última parte de esta media hora de música, los encantos de ‘Back to the Water Below’ se empezaban a disipar. Más o menos a la altura de ‘How Many More Times’ y ‘High Waters’. Sin embargo, de la misma manera que en el disco anterior ‘Typhons’, lo último que escuchábamos era una balada llamada ‘All We Have Is Now’, en este ejercen de cierre la mencionada ‘There Goes My Cool’ y un tema titulado ‘Waves’ de cierto aroma a Chris Isaak o Lana del Rey. La variedad tiene ahora más cohesión.
Hablan en este disco Royal Blood de la sobriedad de Mike lograda desde hace unos años (‘Triggers’), de rozar el abismo (‘How Many More Times’), de encontrar fuerza para pedir ayuda a los demás (‘Pull Me Through’), de nuestra atracción hacia el peligro (‘The Firing Line’). Pero lo más importante es el lenguaje global al que están llegando Royal Blood a través de la música, dejando marchar viejos corsés. Esa guitarra en ‘The Firing Line’ es la viva representación del peligro. Y las notas de piano, el placer culpable de caminar hacia él. «Nada me devuelve a la vida / Como caminar hacia la línea de fuego».