Música

Rocío Saiz / Autoboicot y descanso

Rocío Saiz, protagonista de una de las noticias más comentadas del verano, ha publicado, al fin, su nuevo disco. ‘Autoboicot y descanso’ es un trabajo comprometido con el sonido del pop sintético de los ochenta, el cual, a Saiz, le sirve de vehículo para expresar sus heridas emocionales y emprender su camino a la sanación.

De eso va ‘Autoboicot y descanso’. Saiz, cuenta, es dada a juzgarse demasiado. A continuación necesita “descansar de sí misma”. Musicalmente, la ex integrante de Las Chillers y Monterrosa entiende el disco “como un road-trip intensísimo de la primera a la última canción”, pero del que “sales liberada”.

El viaje de ‘Autoboicot y descanso’ puede ser tan clásico como en la atemporal canción titular, que, cargada con un corazón roto, evoca la nostalgia de Wham; o tan zapatillero como ‘El hartazgo de un mundo’ con FUTURACHICAPOP, uno de los productores, que se entrega a la EDM, sin abandonar el pop ni los ritmos aptos para el aerobic que mandan en el largo.

Porque de pop va la cosa. De pop como terapia. La portada de ‘Autoboicot y descanso’ es para enmarcar. Después, el pop-punk de ‘No estoy bien’ describe llantos “en todas las terrazas de Madrid” y concluye con un mensaje de esperanza, afirmativo, el de que “no estoy bien, pero estaré bien”. Los títulos de las canciones pueden ser tan expresivos como el de la pista final, ‘Ha llegado el momento de querernos bien’, igualmente dedicada al pop sintético más centelleante.

El mensaje “sé tú mismo” de ‘Déjate llevar’, animada por un arreglo de vientos festivos, llega acompañado de otra de esas canciones con altura de himno de Rocío Saiz. Suena a la radio de los ochenta tanto como ‘Guapa y lista’, el certero single final, que reúne a Chica Sobresalto con varias referencias a Mecano, Paloma San Basilio y al doo-wop. El estribillo “ahora qué voy a hacer, con lo guapa que estoy” es infalible, y su videoclip, de esos que potencian la canción.

En todo momento de ‘Autoboicot y descanso’ se hace patente el cuidado de Rocío Saiz por las melodías. Algunas canciones pueden perderse en sus referencias, como ‘Arquitectura del afecto’, muy Fangoria desde su mismo título, pero en la mayoría de casos las influencias de Rocío Saiz no abruman unas composiciones que saben salir victoriosas de su propia vulnerabilidad. Ahí está la pista 8, “Cuando te tengo a mi lado”, que, evocando la gloria de una ‘Blinding Lights’, se aleja aún más del «autoboicot» y se instala definitivamente en la fiesta, esa que la propia vida puede ofrecernos.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: rocío saiz