Música

Amatria / De las cenizas

Amatria viene un tiempo hablando de la crisis que ha sufrido durante los últimos tiempos. Al encierro que todos queremos olvidar se unieron la angustia propia de la treintena y ciertas inseguridades personales. El nuevo disco del artista manchego, también dueño de Vanana Records, no es un retrato de ese dolor, pues otra de las cosas que sufrió en aquel lapso fue sequía creativa. Con lo que sí ha construido 12 nuevas composiciones es con las ganas de resurgir «de las cenizas».

‘Sol y sombra’, por ejemplo, parte de la zozobra: “cuando me miro en el espejo, me desarmo en el reflejo, de la imagen abatida del que lucha día a día por no quemarse dentro”. Pero se recompone con la ayuda de Paula Serrano, en representación de esa persona que nos vale de apoyo: «tú mi luz, yo tu sombra, y a volver a empezar», repite alegremente.

El single ‘Llámame loco’, de cierto aire flamenco gracias a un arreglo de Ariel Acevedo, cuenta: «Dicen que tengo la negra, que vida completa no puedo llevar». Ante lo que protesta: «Yo digo que no, a mí no me van a parar». ‘Llámame loco’ y el single previo ‘Techno manchego’ aka «Asiejque»

, un paseo por Ciudad Real con menciones al Parque de Gasset o a la Plaza del Pilar, son las dos grabaciones que buscan el carisma de su viejo hit ‘Chinches’.

Ambas cuentan con un título icónico, el primero muy Kiko Veneno, el segundo más Joe Crepúsculo, y con un componente verbenero muy marcado. ‘De las cenizas’ se revela como un nuevo disco ecléctico de Amatria, como ha sido siempre prácticamente desde sus inicios, y muy especialmente desde ‘Algarabía’ (2017).

Aquí encontramos de un lado ritmos latinos, y así ‘La nube’ y ‘Busco’ oscilan entre la rumbita, la cumbia, la salsa y el reggaeton, inspiradas por Héctor Lavoe y Willie Colón; y de otro, los techno-houseros. En ese grupo podemos hablar de la también un tanto electro ‘Donde me lleva’ y hasta de pistas que se pueden voguear, como ‘De las cenizas’, con efectos saturados y un tanto Nintendo, que salieron de una sesión con el co-productor Pau Paredes.

Las ideas convergen hasta el punto de que ‘La tierra del lince’ parece una de las canciones más tradicionales… hasta que emerge el rap de Boye, a quien conoció a través de Instagram, prueba de que Amatria esta vez se ha dejado ayudar por otros. El disco termina en plan íntimo, con una especie de copla dedicada a su último hijo (‘Nana para Jon’). «Amatria es un proyecto que parece poco personal, pero sí lo es», defendía estos días en Mondosonoro. Nos quedamos con las ganas de intuir a un artista más desgarrado y por tanto diferente, pero lo que sí nos da es un nuevo disco tan atrevido y libre que se abre con una versión tipo Giorgio Moroder de ‘Miserere’ de Gregorio Allegri: sus influencias abarcan del siglo XVII al siglo XXI.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: amatria