Hablas de letras “existencialistas”, aludes al “desencanto” de una “generación perdida”, y citas a Joy Division y a Crystal Castles, y ya tienes la receta para escribir la crítica de un disco de post-punk. En todo lo necesario que es que los grupos expresen por la vía de este sonido la angustia inherente a la experiencia de la vida moderna, muchos pueden caer tanto en el cliché como las críticas que los analizan.
No es el caso de VVV [Trippin’you], un grupo que ni cumpliendo con todos los tics esperados del post-punk y de sus géneros derivados (lo suyo cae más bien en el paraguas del synth-punk) parece capaz de publicar un mal disco. ‘Turboviolencia’, publicado en 2021, ya supuso su consolidación en términos de popularidad pero también de evolución creativa, y sus directos eran -y siguen siendo- apabullantes.
‘Vaciador’ puede ser el mejor disco de VVV [Trippin’you] hasta la fecha. Y la razón principal es que Adrián Bremner, Elinor Almenara y Salvador Urbaneja se han vuelto a preocupar por enriquecer su discurso de manera muy personal e interesante.
El título de ‘Vaciador’ es un homenaje a Vaciador 34, el centro cultural autosugestionado de Madrid que tras la pandemia cayó a los brazos del capitalismo salvaje, convirtiéndose en un complejo de oficinas. Las letras de ‘Vaciador’, sin embargo, no se conforman con criticar el capitalismo sin más. Qué aburrida habría sido esa propuesta a estas alturas. Sus historias concretan en personajes con “ojos vidriosos” que bailan en la discoteca “con una pena que ocultar”. Esto cuando no se entretienen explorando referencias mucho más profundas e intelectuales.
Crystal Castles -ya estamos- pueden ser una influencia obvia en ‘Zugzwang’ por el tipo de sintetizadores usados, no tanto por su título extraído de una posición del ajedrez que consiste en hacer que el rival realice un movimiento que le perjudique a sí mismo. ‘El ángel de la historia’ demuestra que es posible crear un trallazo de hardcore tecno sampleando ‘Cowboy Bebop’ y evocando la teoría de la historia de Walter Benjamin. Hasta el posible homenaje a The KLF
llamado ‘KLF’ no suena a lo que esperas: es una de las producciones de VVV [Trippin’you] más extremas.Es de agradecer que un grupo, a través de sus letras o videoclips, invite a descubrir sus referencias, cree un imaginario. Un sample de ‘Crashing Down from the Sky’ de Nikki Stanely, una canción que no sabías que existía, de repente parece una decisión increíble, sobre todo insertada dentro de un trallazo desolador que describe crudamente a “una amiga que se intenta matar, un amigo que no sale del bar” o a “uno que folla solo si hace cristal”. A lo largo del disco, los ritmos feroces del drum n’ bass se encargan de crear rupturas inesperadas en el camino, pero nunca suenan impostadas, sino que reflejan la misma desesperación impresa en las letras.
Aunque también invitan a la liberación, por supuesto. Las canciones de ‘Vaciador’ no renuncian a ese objetivo en absoluto. ‘Hikutsu’ es otro de sus trallazos, un asedio industrial como pocos. “Si no existe el infierno, el día que muera tendrán que inventarlo” suena misteriosamente a una maravillosa invitación. ‘Rush’ es pura distopía sonora, solo que VVV [Trippin’you] te vuelven a sorprender de nuevo entregando un homenaje al Popper mucho más literal que el de Troye Sivan: “Soy un puto somelier de los poppers / Un auténtico connoisseur”, se escucha decir a uno de sus integrantes. Y ‘La Grieta’ invoca una liberación mucho más emocional, emotiva, desgarradora.
Esa capacidad para darle la vuelta a los tópicos del post-punk hace a VVV [Trippin’you] You superarse en ‘Bellver’, donde un riff de sintetizador engañosamente alegre decora una letra que habla de un “genocidio en los años noventa” o menciona la guerra de manera general, resultando tristemente relevante hoy; pero también de un “un centro de drogodependencia” que su narrador conoce de primera mano, pero que no ha sido capaz de “solucionar” su “problema”. El disco acaba con el breve instrumental de ‘Ctrl + Alt + Supr’, pero no le hagas mucho caso: el disco invita más bien al «repeat».