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‘Wonka’ es la peli perfecta para estas Navidades

Charlie y la fábrica de chocolate‘ de Roald Dahl ha conocido ya tres adaptaciones de carne y hueso en el cine: la primera con el mítico Gene Wilder en 1971, la versión de Tim Burton de 2005, con Johnny Depp encarnando a Willy Wonka… y ahora ésta. Había muchas expectativas puestas en esta tercera versión, pero muchas de ellas lo que esperaban no era precisamente positivo, sino un absoluto circo, un poco como aquella cosa llamada ‘Cats‘ de hace un par de años. Pues bien, en absoluto es así.

Después de enamorar con las dos entregas de ‘Paddington’, el británico Paul King decidía no convertir la saga en una trilogía (al menos por el momento) para dedicarse a adaptar el conocidísimo cuento del autor de ‘Matilda’ o ‘James y el melocotón gigante’. Lo hace contando de nuevo en el guión con Simon Farnaby, y con dos grandes nombres de las Islas como Seamus McGarvey encargándose de la fotografía (lo hizo en ‘Expiación’ o ‘Animales nocturnos’), y Nathan Crowley, colaborador habitual de Nolan, encargándose del diseño de producción, aspecto importantísimo en una película que, a diferencia de otras, sabe cuál es la línea entre ofrecer una imagen majestuosa, colorida y dinámica… y ser un fast-food de TikTok. Y que sabe ser un musical (con Neil Hannon y Joby Talbot a cargo de las canciones) que pueda gustar incluso a quienes no son muy fans de este género.

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Porque, como ‘A Single Man’ cuando pretendía que creyeras que la historia iba de un romance entre Colin Firth y Julianne Moore, ‘Wonka’ ha tenido que venderse evitando decir la palabra “musical” (los ejecutivos hollywoodienses tienen pesadillas con ella). Pero sí, ‘Wonka’ es un musical. Sí, ‘Wonka’ es una película para niños y una película “para toda la familia”. Y es buenísima. Como los grandes clásicos navideños, ‘Wonka’ encantará a los niños pequeños, pero también tiene el poder para atraer al adulto más descreído. Tiene el poder para ofrecer un relato tierno y esperanzador sin caer en lo empalagoso (especialmente chungo con tanta referencia a chocolates y azúcares), una historia tradicional de aventuras y amistad, con espacio para unos cuantos dardos políticos envueltos en chucherías, y una colección de dobles sentidos y humor más adulto sostenido especialmente por los personajes de Olivia Colman y Tom Davis. Lo cual nos lleva a otro de los grandes aciertos de la cinta: su reparto.

Evidentemente, el principal responsable de que todo vaya como la seda es Timothée Chalamet, actualmente nominado al Globo de Oro por este papel. Se le podrán hacer todos los memes del mundo, se podrá ironizar sobre sus vibras de sadboi (Greta Gerwig le sacó partido a esto como nadie en ‘Lady Bird’), su estatus de sex symbol podrá seguir siendo un misterio para mucha gente (not my case) pero, a la hora de la verdad, Timoteo se transforma cuando le pones una cámara delante. Se la come.

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El carisma de Chalamet es uno de los encargados de que el espectador de el salto de fe que la peli le pide para entregarse al 100% a este viaje y, por tanto, salir emocionado de él, como le emocionaba una buena peli de navideña de pequeño. Pero Chalamet está muy bien acompañado: además de los mencionados Colman y Davis, el reparto se completa con el descubrimiento Calah Lane, con unos divertidísimos Rowan Atkinson, Paterson Joseph, Keean-Michael Key, Matt Lucas, Matthew Baynton y, ojo, con el mismísimo Hugh Grant haciendo de Oompa-Loompa, un papel que ha odiado y para el que, igual justo por eso, resulta perfecto. En definitiva, si quieres llevar al cine estas navidades a tu hermano pequeño/sobrino/hijo de un amigo, ‘Wonka’ es una estupenda idea. Y si quieres ir tú al cine, también.

Ganges / SORA

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