Música

Belén Aguilera pacta con el diablo y se convierte en ‘LOLITA’

«¿Me seguirás queriendo cuando ya no sea joven y hermosa?» es una de las grandes citas del repertorio de Lana Del Rey. En el mismo estribillo, Lana se respondía a sí misma: «sé que lo harás». Pero prevalecía una sensación de incertidumbre (en realidad, Lana no lo sabía) y sobre todo de inmensa melancolía por los recuerdos vividos y por el inevitable fin de esa era dorada de nuestra vida a la que llamamos juventud, un momento en realidad (muchas veces) plagado de preocupaciones y ansiedades que nos hacen infelices.

‘Young and Beautiful’ era una canción de amor, pero admitía una segunda lectura relacionada con la realidad de envejecer en la industria musical. Lana Del Rey también estaba cantando sobre la posibilidad de ser inmensamente popular hoy y mañana, ya no.

A esta reflexión vuelve Belén Aguilera -como tantos artistas pop- en su nuevo single. ‘Lolita’ habla sobre la realidad de «envejecer» y por tanto de pasar a ser un producto (supuestamente) caduco siendo mujer en la industria musical. Así lo expone el estribillo «quiero ser vuestra Lolita, ser siempre joven y bonita». Cuando Aguilera canta que quiere «pactar con el diablo», que le da «coraje que me puedan reemplazar», que «puedan daros lo que yo ya no puedo dar» o que «mi nombre no lo vayas a recordar», a eso se refiere sin medias tintas.

Pero la sombra de la muerte -mediática pero también romántica y física- atraviesa ‘Lolita’, como lo hacía en el clásico de Lana Del Rey. Lo que significa que ‘Lolita’, en realidad una bailable producción de house-pop, se añade al archivo de «sad bangers» del pop. A Aguilera le da «ansiedad pensar que no voy a estar» y textualmente canta «no me gustan las despedidas, no quiero envejecer, solo quiero tu querer».

En ‘Lolita’, la producción de Pablo Rouss representa los demonios de Aguilera distorsionando su voz de varias maneras a lo largo de la grabación. Puede sonar extremadamente grave y apesadumbrada, o extremadamente aguda y apitufada. Como si Aguilera se mirara en el espejo y lo que viera fuera un reflejo de su propia inestabilidad emocional. Seguro que viendo cómo María Bas de Nebulossa o Kylie Minogue triunfan hoy en sus respectivas carreras, a los 55 años, se le pasa un poco.

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Publicado por
Jordi Bardají