A las siete de la tarde en el Metro de Madrid estaba claro quién iba a Tomavistas, y quién no. Y más concretamente quién iba a ver a Los Planetas. En mi vida -y llevo mucho festival a las espaldas- había visto a tanta gente con camisetas del grupo, desgastadas y casi a estrenar, no sólo de ‘Súper 8’. Daba igual a quién preguntaras qué artista quería ver, todo el mundo respondía «Los Planetas». Un oyente de nuestro podcast, que me identificó por la voz, añadió: «¿A quién voy a venir a ver? ¿Pero no ves que tengo canas?».
Los nervios palpables en la cola para entrar en La Caja Mágica no afectaron a Jota, el líder del grupo. Si Los Planetas tenían que actuar a las 21.30 en el Escenario Vibra Mahou, de 20.25 a 21.00 Jota no quiso perderse la primera mitad del show de Dinosaur Jr. El concierto empezó un poco a trancas y barrancas (sorry), con una guitarra salida de madre que parecía haberse colado por los amplificadores desde otro escenario. De cerca el sonido era mucho mejor, y pese a las pantallas del escenario grande mostrando esa carismática larga melena blanca, la experiencia de ver a los de J. Mascis se saborea mejor en las distancias cortas.
El concierto empezó con ‘What Else Is New’, reservó para los penúltimos lugares la versión de la popular ‘Just Like Heaven’ de The Cure, y entregó hacia la mitad hits como ‘Feel the Pain’, pero diría que se desarrolló sin highlight claro. El highlight en Dinosaur Jr era ir situándote con lo que representa Tomavistas: un (re)encuentro con el indie más erudito y ortodoxo. Y lo digo sin ironía ni mordacidad: el buen ambiente y la civilización eran tales que la gente se ordenaba a la derecha en las escaleras mecánicas de San Fermín – Orcasur. Esto no parecía Madrid. No el Madrid malhumorado y siempre a la gresca de Isabel Díaz Ayuso.
Los Planetas venían a presentar su debut ‘Súper 8’, con motivo de su 30º aniversario, por si hay alguien nos lee desde Marte. El grupo lo toca en orden, lo cual significa que los hits que recordamos con máxima intensidad, suenan todos al principio. Escuchar seguidos ‘De viaje’, ‘Qué puedo hacer’ y ‘Si está bien’ es un viaje propiamente dicho a tus 15 años. Impacta. Pone el vello de punta. J bromeó sobre esta visita al pasado, burlándose de los imitadores que han tenido, y dando cariño al público como ese padre que nunca te dio un abrazo, pero ahora reclama una caricia al final de sus días. «Espero que lo estemos haciendo bien», dijo, y después de otra canción insistió: «Espero que os esté gustando y que lo paséis bien». ¿Desde cuándo J necesita nuestra aprobación y afecto?
Hubo otro mito que cayó, aparte del de la inaccesibilidad de J, y fue el de que sus letras no se entienden. En este concierto fueron las letras lo que más brilló, destacadas además por las proyecciones de arte pop tipo karaoke, y en particular por la voz del artista situada muy por encima de los instrumentos. Curioso para alguien que viene del noise y del shoegaze, pero es que al final son las letras de Los Planetas lo que el público lleva en el corazón.
Pensado para el sing-along, el concierto reservó para los bises temas como ‘Mi hermana pequeña’ o ‘Nuevas sensaciones’, en lucha contra lo que era la estructura de ‘Súper 8’. ‘La caja del diablo’ habría sido un final de concierto justo, pero había demasiada hambre de Planetas. Al final, J prometió un reencuentro dentro de otros 30 años, y por cierto, recordó a los músicos originales del grupo, en plena polémica por la ausencia de Eric y Banin.
Quienes compitieron con Los Planetas en asistencia y atención -aparte de Editors, el grupo favorito de nuestro redactor Gabriel Cárcoba– fueron The Blaze. Tomavistas los programó al cierre, en el escenario grande, y respaldados por unas gigantescas proyecciones de ojos, bebés gigantes y cosas así, algo siniestras. Fueron probablemente Moderat los que abrieron la veda de lo que podía significar un concierto de electrónica melancólica, más bien tristona, en la madrugada de los festivales -pura poesía etílica, si me preguntáis-, y The Blaze son claramente de esa escuela. Cumplieron.
Lo cual no quiere decir que haya que hacer de menos a los escenarios pequeños. El kraut pop de Melenas logró una comunión maravillosa con un público bastante considerable. Escuchar gemas como ‘Bang Bang’ con el equilibrio perfecto entre «aquí hay cientos de personas» y «nadie me está empujando ni tirando su mini encima» fue mágico. También era fácil colarse entre las primeras filas de Joe Goddard, que pinchó sus canciones de particular electropop primas hermanas de Hot Chip, en ocasiones agarrando el micro para entonarlas. De nuevo, plena complicidad y buen ambiente en las primeras filas de su concierto.
Hoy Tomavistas celebrará su jornada estelar, con los conciertos de Belle & Sebastian, Phoenix, Hurray for the Riff Raff, Alizzz o Georgia, entre muchos otros.