Música

DIIV / Frog in Boiling Water

El primer disco de DIIV en tres años parte de una interesante metáfora. “Cuando arrojas una rana a una olla con agua hirviendo, tratará de trepar para salir de manera desesperada”, cuenta el grupo. “Pero si la metes despacio en una olla con agua tibia, y vas subiendo la temperatura, la rana alcanzará un estado de letargo total y, antes de que te des cuenta, con una sonrisa en la cara, dejará que la hiervas hasta la muerte”.

El título de ‘Frog in Boiling Water’ sirve de retrato de una sociedad consumida por el capitalismo salvaje, aletargada como una rana cociéndose viva. “El agua hirviendo es el capitalismo”, añade la banda compuesta por Zachary Cole Smith, Andrew Bailey, Colin Caulfield y Ben Newman. “Y nosotros somos las ranas”.

Esta premisa sirve a DIIV, en su nuevo disco, para dos cosas: en primer lugar, para agregar una nueva dimensión a su atormentado sonido, curtido en el shoegaze; en segundo, para cambiar el foco de sus letras. Las adicciones de Zachary Cole Smith ya no son el centro de los textos de DIIV. En su lugar en ‘Frogs in Boiling Water’ se hallan referencias a la clase política, conformada por “villanos que se aprovechan del sufrimiento ajeno” (‘In Amber’); al imperialismo americano (‘Raning On Your Pillow’) o incluso a ese “futuro que llegó” y que nadie vio. Alguien ha estado leyendo a Mark Fisher.

Esto no significa que las letras de DIIV sean su mejor faceta. Desde luego, no están a la altura de su capacidad para crear atmósferas shoegaze realmente arrebatadoras. Y tampoco significa esto que, en ‘Frogs in Boiling Water’, Cole Smith renuncie a su propia subjetividad. El nuevo disco de DIIV no es político, es un disco en el que las letras mezclan lo personal y lo social, de la manera que probablemente ocurre dentro de la cabeza de su autor, y en la de cualquiera.

Este tira y afloja se evidencia en las canciones. El torrente de guitarras de ‘Brown Paper Bag’ construye un baladón shoegaze como la copa de un pino. Sin embargo, la metáfora de la tristeza que propone su letra, representada por la imagen de una “bolsa de papel gastada”, es propia de la Katy Perry de ‘Firework’. Zach toca la fibra cuando compara su tristeza con una cárcel, como hace en ‘Soul-Net’, otra de las mejores baladas del disco.

Es en las capas instrumentales -no tanto en rimas como «the good guys won, everybody had fun»- donde DIIV brilla. En el modo en que trabaja la tensión y relajación del corte inicial, ‘In Amber’, de ecos grunge también, llevando al oyente a un viaje emocional apabullante. Es en la manera en que ‘Frog in Boiling Water’ equilibra shoegaze y melodía como pocas canciones en la carrera de la banda. O en el modo en que la emoción desborda el corte final, ‘Fender on the Freeway’. Un tema que se debate “entre el cielo y el infierno”, como la música de este disco.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: diiv