Vetusta Morla anunciaron recientemente un parón hasta 2026, con el objetivo de descansar y escapar de la «picadora humana» que es la industria musical. También les vimos apoyando a los estudiantes asentados en el campus de la Universidad Complutense de Madrid como protesta por sus relaciones con Israel, o cambiando la letra de ‘Puentes’ en directo para mostrar su solidaridad con la población palestina: «Los puentes que nos unen / No descansan sobre vigas / No los borrarán las guerras / Ni verán Palestina en ruinas».
Son los reyes del indie de nuestro país, equilibrando tanto buenas críticas como éxito comercial, y han lanzado su último disco antes de desaparecer temporalmente.
Nos sentamos con Juanma Latorre, Álvaro B. Baglietto (Alvarey) y Pucho (que llegan a la entrevista de forma escalonada) para hablar sobre Madrid, la reacción de la industria al genocidio en Gaza, la libertad creativa y sus merecidas vacaciones. ‘Figurantes’, el nuevo álbum de Vetusta Morla, ya está disponible. Es tarea tuya decidir si es lo más o lo menos ‘vetusta’ que han hecho.
¿Todavía se mantiene la emoción de sacar un nuevo disco?
Juanma: Sí, y tanto que sí. Además, yo creo que eso es muy bonito no perderlo. Cuando uno hace las cosas por primera vez, siente una excitación que le hace vivirlas de una forma muy especial y te hace sentir que todas las situaciones te pueden llevar a aprender algo nuevo, a vivir algo nuevo…
¿Qué habéis aprendido con ‘Figurantes’? (Se une Alvarey, que toma la palabra)
Alvarey: Buah, qué buena pregunta. Con ‘Figurantes’, todavía estamos aprendiendo. En este caso, queríamos hacer el disco de otra manera. Queríamos probar a ver qué pasa si hacemos canciones durante la gira. Dijimos: ‘Vamos a meternos en el estudio’. Lo típico que vuelves de Valencia y te quedas el martes. Eso nunca lo habíamos hecho. Hemos aprendido que hay más formas de grabar. Hemos aprendido que las cosas igual no tienen que ser tan rígidas. Tenemos un disco, pero no tenemos una gira de presentación, no vamos a hacer videoclips, y no pasa nada.
¿Os habéis sentido más libres componiendo este disco?
J: Yo creo que nosotros siempre nos sentimos libres componiendo. La libertad formal que ha acabado teniendo el disco es una cuestión más metodológica que de fondo. No hay un marco estético, que normalmente nos proponemos antes de empezar un álbum porque si no es verdaderamente complicado. Otra cosa que es diferente es que en ‘Figurantes’ se compusieron 11 canciones y 11 canciones están en el disco. Normalmente se componen unas 20 y acaban estando la mitad, aproximadamente. Para poder componer tantas canciones y no volverte loco, hay que acotar por algún lado. En ‘Cable a Tierra‘, lo hicimos de una forma mucho más estricta. En otros discos, lo hemos hecho de una manera más laxa, pero siempre acotas un poco. Voy a utilizar estos tipos de instrumentos, voy a componer de esta manera… En ‘Figurantes’ no existía ninguna prioridad. Entonces, cada canción ha recibido lo que necesitaba en cada momento y, por tanto, cada canción ha sido dueña y señora de su espacio y de su tiempo.
¿Qué es lo difícil de escribir un disco durante una gira?
J: La agenda.
A: «Venga, a ver, ¿podéis ir este martes?» «No, yo no puedo…»
J: Sí, porque, por otro lado, en la confección de las canciones, en realidad estás mejor preparado durante una gira que después de un parón. Tus manos están ágiles, estás en forma. La banda está engrasada porque está tocando en directo. Tienes cosas que contar porque estás viviendo experiencias y viajando y hablando con gente. Con lo cual, estás mejor preparado. El único problema es la agenda.
Pese a lo diferente en el proceso de creación, os han dicho que es el disco más ‘vetusta’ que habéis hecho. Y tengo mucha curiosidad de saber qué significa eso para vosotros.
J: Lo mismo nos venimos preguntando nosotros.
A: Yo tengo que decir que no estoy de acuerdo. Ayer hice una escucha del disco, y me da rabia, porque lo dice una persona y ya se corre la voz. Quiero decir, yo ayer estuve escuchando y creo que cuando dice que sonamos más vetusta se refiere a que nos hemos dejado de folclore, yo creo, porque no me encaja. No suena para nada como ‘Un Día en el Mundo‘, y no suena para nada a ‘Mapas‘. De hecho, creo que es la evolución lógica de ‘Mismo sitio, distinto lugar‘ y ‘Cable a Tierra’.
Vosotros entendéis, entonces, que ‘vetusta’ tiene que ser que os remita a los primeros discos.
A: Es que yo creo que iba por ahí la persona que lo dijo. Es muy ‘vetusta’ porque es el ‘vetusta’ de ahora. Tiene este punto de sonido moderno, electrónico, y a la vez tiene canciones. Y yo creo que esa mezcla de toda nuestra historia es ‘Figurantes’ y creo que no se parece a ningún disco realmente. Yo creo que lo hemos vuelto a conseguir. Hacer un disco que no se parece estilísticamente a nosotros.
Queríais lanzarlo por sorpresa y desaparecer, por así decirlo. ¿Qué os hizo cambiar de opinión?
A: Bueno, he hablado antes de la libertad. Nosotros mismos nos acotamos esa libertad de sacarlo de golpe por otras circunstancias. Nos empezaron a decir que era como tirar el disco, no sé qué. Es como que vas a lanzarte al agua desde un puente y de repente lo piensas dos veces, y si lo piensas mucho, ya no te lanzas. Volvimos para atrás y no nos lanzamos, pero la idea era sacarlo de golpe porque me apetece.
¿Todos estabais de acuerdo en no lanzarlo de sorpresa?
A: La historia de nosotros seis es ponernos de acuerdo, aunque no estés de acuerdo.
Muchos artistas tienen una relación amor-odio con su público. ¿A vosotros os ha pasado eso?
J: No, la nuestra es amor-amor. Desde siempre. De hecho, nos llama la atención que siempre las personas que se han acercado a nosotros a escucharnos, a hablar o a querer tomarse una foto o lo que sea, lo hacen siempre con un respeto y una educación exquisito. Con un cariño hacia lo que hacemos, con una fidelidad, con una comprensión muy profunda de la idiosincrasia del grupo; nos acompañan en nuestras diferentes aventuras, en nuestra salida del camino, en directo, en los discos… Nuestro gran patrimonio son ellas y ellos.
«La respuesta hacia el genocidio que está ocurriendo en Gaza es insuficiente, pero no en la industria musical, en todos los niveles de la sociedad»
Vamos a hablar de ‘Ay, Madrid!’. Eso sí que es amor-odio, ¿no?
A: Amor-odio-odio, igual. Dos partes de odio y una de amor.
J: Madrid, como la canción relata, es una ciudad excitante, pero también es un lugar que puede convertirse en algo muy hostil, que a veces tienes la sensación de que te echa de sus fronteras, que te empuja fuera de sus límites. La canción no deja de ser una llamada a permanecer en ese lugar, a hacerlo habitable y humano, y a no escapar.
¿Quizá alguien lo esté convirtiendo en un sitio estricto?
J: Bueno, hay determinadas personas e intereses y hasta diría que empresas que, de manera premeditada y con la intención de sacar un beneficio económico, convierten Madrid en un lugar hostil. Eso es así.
Últimamente, no sé si os habéis fijado, hay muchas canciones con Madrid en el título. ¿Eso lo habéis visto
J: De hecho, nos había llamado la atención porque justamente íbamos a sacar nosotros también la canción. Igual teníamos las orejas abiertas en ese momento. Es normal, es un contexto en el que todos tenemos que vivir y es importante. Es algo que nos asfixia en el día a día. Entonces, los artistas lo reflejamos en las canciones y lo contamos porque al final es parte importante de nuestra realidad y yo creo que es necesario que los que escribimos canciones contemos lo que vivimos de verdad, sea lo que sea.
¿Cómo creéis que está siendo la respuesta de la industria musical hacia el genocidio en Gaza? (Se une Pucho)
J: La respuesta hacia el genocidio que está ocurriendo en Gaza es insuficiente, pero no en la industria musical, en todos los niveles de la sociedad. A mí me parece una cosa que me aterra, pero por los cuatro costados. Me aterra lo que está pasando y me aterra la poca capacidad de respuesta que tenemos la sociedad civil y la sociedad política en un asunto tan clamoroso como este. Vivimos en un tiempo que la verdad está totalmente devaluada, se ha hablado mucho de la posverdad y alguien podía pensar que eran debates filosóficos, hasta que ocurre una cosa como esta. Y de repente, lo que ocurre, los hechos de lo que ocurre, se ponen en duda o se perciben como un relato interesado de una parte x o de los terroristas de Hamás. El hecho de que hayan muerto más de 15.000 niños es un relato de los terroristas de Hamás para obtener sus objetivos o atender sus intereses. Y a mí eso me llena de pavor.
A: Yo lo digo con cierta tristeza profunda, porque me da esa cierta sensación de que nos hemos deshumanizado mucho en estos últimos años y creo que tiene que ver por el modo en que nos estamos comunicando y profundizando en las cosas, y pasando las cosas rápido con las pantallas.
¿Qué se puede hacer desde una posición como la vuestra?
A: Pues lo mismo que desde una posición como la tuya.
Pucho: Dar amor.
A: Yo me alegro de que nuestro gobierno, por lo menos, no le haya dado la mano a Netanyahu.
Al menos os habéis posicionado, que es una cosa que no hacen muchos artistas.
J: Posicionarse es algo que cualquier ciudadano puede hacer y que va creando una presión, al principio sutil, pero que si todos nos posicionamos se convierte en una presión muy fuerte sobre los gobiernos, sobre los estados, para que tomen acciones. Nuestro país ha tomado ya algunas acciones que yo creo que son muy importantes, aunque parezcan brindis al sol. El reconocimiento del Estado palestino y las fronteras del 67 es algo muy importante, aunque todavía tiene que hacer más cosas, como no tener convenios de armamento con Israel y otra serie de cosas. Que un gobierno que tiene que guardar tantas relaciones diplomáticas consiga llegar a una cosa como el reconocimiento del Estado palestino de forma unilateral, como ha hecho España, es mucho más potente de lo que se pueda pensar. Y estoy seguro de que, si ningún ciudadano se hubiera posicionado, quizá no se hubiera hecho.
¿Por qué habéis decidido hacer un parón hasta 2026?
P: Por todo esto y más.
A: Porque llevamos muchos años sin parar y porque siempre lo hemos hecho después de sacar disco. El ciclo es, componer un disco, grabarlo, girarlo y después descanso. Siempre hemos tratado de hacer eso. En estos últimos años hemos parado menos y ya hay ganas de descansar. Hemos trabajado más y ahora queremos parar más para compensar los días de vacaciones anuales. Somos gente que nos gusta nuestra vida personal, más allá del grupo. Nos gusta nuestra independencia.
Vosotros mismos dijisteis que era por una «cuestión de salud».
A: Sí, porque si no lo haces, te vas a enfermar físicamente, como es mi caso, o mentalmente, como es el resto (risas).
¿A qué os referíais cuando dijisteis que la industria podía ser una «picadora humana»?
J: La industria de la música no deja de ser un reflejo de la sociedad en general y de cómo vivimos. No hay ningún elemento aislado de la sociedad que funcione de una manera distinta. La industria es una picadura humana porque la sociedad se está convirtiendo en una picadura humana, porque hay una demanda de presencia constante. No puedes desaparecer nunca. Tienes que dar una imagen de éxito permanente. No se puede fracasar nunca. El error, que en realidad es la base del aprendizaje, está descartado completamente. Y eso genera unos niveles de frustración, un daño en la autoestima y, además, es tan alejado de la realidad que no puede sino causar problemas de salud mental. Nos autoexplotamos, y pasa en la industria de la música, es muy visible, porque hay unos ciclos que cumplir y porque los ciclos se cumplen de manera pública. Pero, en realidad, si rascamos un poco, es una cosa que está pasando a todos los niveles, en todos los ámbitos laborales, y te diría que incluso en los ámbitos no laborales. A lo mejor para muchas personas a día de hoy parar es un lujo, pero yo creo que también es una cuestión de voluntad. Es decir: quiero vivir de otra manera. Y lo voy a hacer.
¿Vacaciones o tiempo para trabajar en otro tipo de cosas?
P: Depende de lo que haga cada uno. Habrá unos que sí y otros que no hagan nada.
A: Aquí cada uno se ha buscado una ocupación distinta. Yo combinaré. Haré un poquito de todo, que el año da para mucho.