La promoción del disco de Vetusta Morla viene marcada por el anuncio de su retirada de los escenarios durante un par de años. Hasta El País, muy poco dado ya a escribir sobre música, le ha dedicado un tema. Hay quien habla de maniobra de márketing, pero es visible que esta banda no necesita ninguna. Cuando una banda de este nivel realiza un anuncio de este tipo, cuando no se siente con fuerza para defender un disco durante 2 años en la carretera como ahora está mandado, es que está al límite en sentido físico, creativo, en cuanto a equilibrios internos, o todo a la vez.
Desconozco si los Vetusta Morla que nos encontremos en 2026, como pronto, serán los mismos que conocemos hoy. Lo que sí nos deja ver esta obra llamada ‘FIGURANTES’ es que el mundo necesita un parón como el que ellos van a tomarse. Un paso atrás para ver las cosas con perspectiva, no solo a través de las redes sociales. Son varias canciones las que apuntan hacia ahí, al menos a eso suenan tras el anuncio que ha condicionado esta era.
‘1, 2, 3, Big Bang’ habla de las presiones de la sociedad («llegas tan fuerte que asusta frenar, vas a salirte en la curva final») y abiertamente de reiniciar («mírate bien, no formas parte del plan, quieres arder para volver a empezar»). La obsesión de nuestra sociedad por las redes -que ya ha aparecido antes en su discografía- hace pensar que ‘Cosas que hacer un domingo por la tarde’ o ‘Parece mentira’ van de eso. Una canturrea «te mueres por contarlo, da igual si ha sucedido o no». Y la otra habla de una «puesta de sol en el charco de una alcantarilla» que no es la puesta de sol real: «huele a mentira».
El Madrid gentrificado, que ya solo consiente a los madrileños en las afueras, es el protagonista del lamento ‘¡Ay, Madrid!’, el cual se burla del viejo eslogan «el Metro de Madrid vuela». Y mientras en las entrevistas hablan sin tapujos sobre la situación palestina, la letra de ‘Drones’ aplica para familias en riesgo de pobreza, refugiados y otros «naúfragos eternos».
Las nuevas producciones de Vetusta Morla no son herederas de nada en particular, que diría aquel. ‘La sábana de mis fantasmas’ es la típica canción del grupo que no ha superado el paso de ‘The Bends’ a ‘OK Computer’ de Radiohead. Por el contrario, ‘Cosas que hacer un domingo por la tarde’ va totalmente a su bola, con referentes que recuerdan más bien al pop-rock español de los 90 y un poco de los 80. De Radio Futura a Juan Perro.
La mayoría de las canciones destacan por sus detalles electrónicos, en especial los singles y la primera mitad en general. Ahí hay que hablar de otra canción social, ‘Puentes‘, con un spoken word bastante peculiar de Pucho, una percusión exótica y el mejor estribillo de este disco; de la titular ‘Figurantes’, que suena alegre pese a su texto sobre aquellas personas o héroes que hemos olvidado; o incluso ‘Parece mentira’, entre los Depeche actuales al principio y Muse al final.
Sin embargo, no es imprescindible seguir ese patrón estético para pertenecer a ‘FIGURANTES’, tampoco. Es llamativo que las canciones finales sean tan bonitas, así, a secas. Hablo del retrato triste de la sociedad que es ‘Drones’, de la sonoridad de ‘Nadadoras’ y de ‘La derrota’, entre Vainica y Serrat (esa rima «Lleva el corazón a la cornisa, derrota es no tener tierra donde echar nuestras cenizas»). ‘Catedrales’ es el equilibrio entre la parte electroniquilla y la poética. Justo cuando parecía que Vetusta Morla iban a entregar al fin una canción de amor acústica tipo ‘More than Words’, el tema se escurre, en pos de lo que ellos mismos anhelan: «Huye de aquí, hoy sé que no soy de nadie / Elige tus victorias y déjalas que sangren».