Françoise Hardy ha muerto este martes a los 80 años después de dos décadas afectada por un cáncer que, en el último par de años, le había llevado a pedir públicamente la eutanasia. Hardy -que ayudó a su madre a morir en 1991- ha sido una de las voces más visibles de la defensa de la muerte digna, en Francia y en todo el mundo. Su hijo, Thomas Dutronc, ha confirmado la noticia de su fallecimiento, anunciando que «mamá se ha marchado». Se desconoce causa de la muerte.
Hardy fue uno de los grandes iconos del pop de Francia del siglo XX y, con su figura, representó la modernidad de los años sesenta. Una modernidad que se definía por su influencia de la cultura anglosajona: de la posguerra Francia pasaba a la apertura global, de la chanson Francia descubría a los Beatles. Y el movimiento ye-yé encontró a Hardy una de sus mayores exponentes, llevando su icónico single ‘Tous les garçons et le filles’ al número 1 del país galo.
Conocida por su dulce y melancólica voz y, también, por interpretar baladas sentimentales orquestadas de manera espectacular, como otra de sus canciones más populares, ‘Comment te dire adieu
‘, o ‘Mon amie la rose’, Hardy grabó hasta treinta álbumes de estudio y trabajó con grandes autores como Serge Gainsbourg, si bien también escribió sus propias canciones.El vínculo de Françoise Hardy con la modernidad cultural continuó mucho tiempo después de su época de gloria en los años sesenta: por ejemplo, colaboró con Blur en su canción de 1995 ‘To the End’ y, últimamente, había elogiado públicamente a Cigarettes After Sex afirmando que es el grupo «que ha esperado escuchar toda la vida». El último álbum de estudio de Hardy, ‘Personne d’autre‘, se editó hace un lustro.
Pero Hardy no solo dedicó su carrera profesional a la música, sino que también desarrolló carreras en los mundos de la interpretación y el modelaje y estudió astrología, otra de sus grandes pasiones. Probablemente, el estudio de los astros permitió a Hardy escapar de su propia fama, de la que no se sentía completamente merecedora.