Muchos artistas emprenden un proyecto, lo abandonan y vuelven a empezar de cero. Pero pocos pueden decir que ese proyecto les haya llevado a salir de gira con Courtney Love y Blondie y que ni por esas hayan querido seguir con él. A Julia-Sophie su fichaje en una multinacional le dio más problemas que alegrías, así que dio carpetazo a esa etapa y emprendió su propio proyecto desde la independencia.
Fue con la banda de garage rock Little Fish, cuyo único disco estaba producido por Linda Perry, con la que Julia-Sophie llegó a girar con dos de sus ídolos. Sin embargo, la artista se cansó de buscar una fama que no le interesaba y decidió empezar su propio proyecto en solitario tirando de sintetizadores. Tras debutar en 2020 con su primer EP, estos días ha llegado al mercado su debut oficial, ‘forgive too slow’, una lección de pop electrónico como pocas oirás este año.
Las canciones de Julia-Sophie cuentan decepciones amorosas, y la música puede sonar hedonista o atormentada dependiendo del momento. En ‘Lose My Mind’ invade a Julia-Sophie una borrasca digital que parece reflejar su inestabilidad emocional (“dime en qué nos equivocamos, eras el amor de mi vida”). Las texturas “glitch” recuerdan a Björk o Imogen Heap; la densidad y melodía vocal, a los Portishead de ‘Third’. También en ‘Comfort You’ se establece un contraste entre el nerviosismo de la base rítmica y la serenidad de Julia-Sophie; la artista franco-británica suena distante, fría, disociada del mundo.
Pero, como buscando escapar de la oscuridad, Julia-Sophie se entrega en casi todas las canciones de ‘forgive too slow’ a la magia del crescendo. Las composiciones de Julia-Sophie crecen y crecen, se hacen grandiosas a cada paso. En el tecnazo de ‘Numb’ -el mayor banger del disco- Julia-Sophie se aferra a un “loco sueño” del que no quiere despertar… mientras la base sube y sube y, cuando parece que no puede subir más, sigue escalando. A veces, Julia-Sophie recurre al cambio de tempo para destensar; en ‘Falling’ yuxtapone una primera parte dream-pop, devastadora, con una segunda en la que los sintetizadores sacan pecho y emprenden una nueva subida a las alturas.
El sueño del que Julia-Sophie no quiere despertar se disipa como la niebla al final del álbum. Una niebla que, por cierto, puede empañar parte del camino en cortes como ‘Just Us’ en los que la atmósfera se coloca un paso por delante de la composición. De presentar más cortes como ‘i was only’ que, situado en el inicio del álbum, destaca gracias a su hipnótico y pegajoso estribillo, y menos viajes etéreos como ‘better’, estaríamos hablando de un disco casi perfecto.
Aunque ‘forgive too slow’ remonta en sus minutos finales. Después de darnos un banger synth-pop como es ‘Wishful Thinking’, todo el tormento de Julia-Sophie tan bien proyectado en la densidad y tensión de sus producciones recibe su mayor recompensa en la balada que cierra el disco. ‘Telephone’ plantea el fin de ese sueño en la frase que define todo el disco: “Tenía la sensación de que estaba perdiendo el tiempo”. ‘Telephone’ es una producción de synth-pop maravillosa que apunta a la épica de ‘Purple Rain’ y, ojo, no se queda tan lejos del blanco. Si Julia-Sophie logra hacer un disco lleno de canciones como esta, no nos imaginamos las alturas a las que puede llegar.