¿Cuánto tiempo de tu vida has pasado mirando la previsión del tiempo en la tele o en tu teléfono móvil? Horas de vida tiradas a la basura. Si el jueves el chubasquero había salvado a muchos el ratito que llovió en Kalorama Madrid, y hasta llegamos a pronunciar la frase «yo no vuelvo sin un chubasquero a un festival en mi vida, porque total, ocupa poquísimo en una mochilita», este viernes algunos lumbreras decidimos dejarlo en casa, mirando la aplicación Tiempo.
La jornada en Kalorama comenzaba tranquila. La buena disposición de barras o baños hacía pensar que todo iría sobre ruedas. Una vez incorporada Judeline a las 18.00 y trasladado Yves Tumor al espacio que iba a ocupar más o menos Fever Ray, el viernes lucía apetecible.
Gossip actuaban hacia las ocho de la tarde con el aliciente de presentar un disco que está bastante bien, ‘Real Power‘, con algún tema con la pegada de sus clásicos. Inexplicablemente, no siempre tocan su tema titular, lo mejor que han hecho en muchos años. Pero no faltan sus grandes hits del pasado. Beth Ditto conserva el carisma de siempre, y ‘Standing In the Way of Control’ continúa siendo un torbellino de canción, que ahora aúnan con unas notas de ‘Smells Like Teen Spirit’ de Nirvana. El show se cierra con otro de sus mejores éxitos, ‘Heavy Cross’.
A continuación, Yves Tumor se beneficiaba de actuar a primera hora de la noche: su show con tonalidades en rojo profundo en cuanto a iluminación, agradecía la oscuridad. Su banda de pop-rock contiene ecos de David Bowie y Jesus & Mary Chain, con temas con un decidido toque ochentero -como ‘Jackie’- y un perenne sabor deliberado a decadencia. De repente, y aunque el tiempo parecía tranquilo, es decir, no hacía viento, sino más bien calor, un sinfín de rayos y truenos empezaron a aparecer en el horizonte. Hasta cierto punto parecían atrezo, parte del show de Yves Tumor. Qué poderío de luces, ¿no? ¿O tan imponente era el ensayo de RAYE? ¿Pero qué demonios preparaba esta buena mujer tras arrasar en los Brits? Tenían que ser más bien luces del aeropuerto. O la primera prueba de las luces de Navidad proyectadas desde Vigo.
A escasos instantes de que terminara Yves Tumor, a muy pocos minutos de las 22.00, que es cuando empezaba RAYE en el escenario contiguo y principal, el agua empezó a caer muy decidida. En pocos segundos empezó a caer muy gorda. Repito: muy gorda. Parte de la gente abandonó a Yves Tumor -parte aguantó hasta que paró-, algunos corrían hacia la nada, otros hacia el metro -a 10 minutos-, se refugiaban en la zona de comida o trataban de resguardarse cerca de las barras, lo cual era absurdo porque las barras no aportaban refugio ninguno. Nosotros optamos por quedarnos bajo el agua, sin más. Let it wash all over me
.En principio se impidió la entrada de los asistentes a los pabellones, cuando lo único que hay en IFEMA son pabellones, pabellones y más pabellones inmensos y vacíos, pero la organización reaccionó y en muy pocos minutos se habilitó uno en el que cabían de sobra todos los asistentes de Kalorama. Las condiciones de calcetines y ropa interior era dramática. Nunca había visto tal cantidad de agua saliendo de unos zapatos. Algunos aprovecharon para exhibir los resultados de su gimnasio y sus preciosos tatuajes, en muchos casos de motivos musicales. Otros subieron vídeos divertidísimos a las redes sociales, con conversaciones reales que ya son parte de la historia de la música en directo de este país:
-¿Sabes qué no sería mala idea, Alejandro?
-¿Irnos al coche?
-¡No! Meternos en un policlean.
-Ya lo he pensado, pero están todos ocupados.
Su aventura continúa debajo de un cubo de basura, no os perdáis el tuit de estos kaloramers, muy ilustrativo de lo que sucedió.
Desde las redes, empezó a llegar la noticia de que Festival Gigante, que se celebra a pocos kilómetros en Guadalajara, se había cancelado. Una palabra en sus comunicados ponía los pelos de punta: cámping. Por suerte, se habilitó un espacio en el que acoger a sus asistentes. Kalorama comunicó que el show de RAYE se suspendía porque todo su equipo estaba mojado. Mientras buscábamos refugio, se había visto a varias personas sacando agua de ese escenario como si no hubiera mañana, por si el cielo se despejaba. Lo hizo poco después.
La buena noticia de ir hasta el IFEMA es que no se produce barro. El suelo es todo asfalto y un poco de césped. Se pudieron reprogramar los shows de Prodigy (eran el cabeza de cartel, había gente disfrazada de ellos) y Overmono, pero no a Soulwax. Para cuando Prodigy salvaban el día (los conciertos post-apocalipsis suelen ser los más divertidos), algunos ya estábamos yéndonos a casa, empapados hasta el punto de que se estaba mucho mejor, lo más desnudo posible. El taxista te preguntaba: «¿pero no habéis visto que estaba tronando?». Ya, pero el FOMO. 10 kilómetros después, el suelo en el centro de la ciudad estaba completamente seco. Ni un simpático charquito. En lo que tú entiendes por Madrid, no había caído ni una gota. ¿Qué decíamos ayer del gafe en la comunidad con los festivales?