Ya os hablamos hace unos días de The Dare, a quien este verano hemos conocido por su trabajo como productor en ‘Guess’ de Charli XCX (y su remix con Billie), pero que ya había llamado la atención de los medios con su tema propio ‘Girls’ y el EP que la contenía. Os decíamos que su debut largo estaba al caer, y ya lo tenemos por aquí.
En una entrevista reciente con The New York Times, Harrison Patrick Smith comentaba que le gusta la música que “se frota” con la gente de alguna u otra manera, y que no le gusta la música que suena de fondo en una cafetería. «No creo que mi música sirva jamás para eso… aunque, para ser sincero, tampoco creo que haga una música tan provocativa”, decía. Desde luego sería raro escuchar ‘What’s Wrong With New York’ de fondo como si fueran covers de aquel programa de Bertín Osborne, y, entre otros muchos adjetivos, uno que se le puede dar a este disco es “estimulante”.
Probablemente The Dare no haya inventado nada. Ya se le había comparado con LCD Soundsystem (btw, aquí hay un tema llamado ‘Movement’, y encima en otro tema dice “sometimes I steal what others wrote”), !!!, Yeah Yeah Yeahs, The Rapture o Sleaford Mods, y entre los cortes nuevos nos acordamos además de OMD (‘All Night’, cuyo inicio nos lleva también al clásico ‘Born Slippy’), Klaxons (la machacona ‘You’re Invited’, con la que incluso se puede pensar en aquel ‘Barbra Streisand’ de Duck Sauce) o el primer Calvin Harris (no es casualidad lo de ‘I Destroyed Disco’ y ‘I Created Disco’: The Dare declara abiertamente la influencia).
Así que sí, puede que no haya inventado nada, pero su propuesta abiertamente fiestera, sin pretensiones y guarra no deja de ser un golpe en la mesa underground. Como le definen en Clash, “es un ‘Party Rock Anthem’ para el renacimiento del indie sleaze”. Junto a Romil Hemnani de BROCKHAMPTON, Dylan Brady (entre otras cosas, productor de ‘claws’ de Charli), Chris Greatti (Grimes, Poppy, YUNGBLUD) o Jonah Abraham (Playboi Carti) como compañeros de producción, Harrison arma un bop tras otro, todo dentro de ese “electroclash con actitud supersize”, en sus propias palabras.
De forma similar a lo que ocurre en ‘brat‘, aquí convive esa fiesta 24/7 con el bajón, y con el admitir que quizás le das a todo y te metes de todo para no pensar y no sentir. Hay referencias al suicidio en varias canciones, siempre con un halo de “a ver si me muero jaja es broma”, pero presente al fin y al cabo. Especialmente poderoso en este aspecto es el trío final. “I think my teeth are falling out like in a dream of mine / but I haven’t slept for days and you’re on my mind (…) when this elevation, elevation, elevation’s done / there’s still no erasing, no erasing us” dice en la estupenda ‘Elevation’, y el título se materializa porque justo entonces llega la “elevation” que Harrison buscaba.
‘Movement’ es ese chute del que hablaba en la canción anterior, con un drop que es una brutalidad (y los pogos que pueden formarse en un directo de esta canción serán una locura), y con la paradoja que el propio tema te va desgranando sobre ese colocón: “I never felt so alive, I never felt so close to you, I never felt so right… until it stops”. Y entonces llega el excelente cierre con ‘You Can Never Go Home’ (acompañado de la artista Melody English), donde se mezcla el bajón del día siguiente con las ganas (ganas, en general) que siguen presentes. No podía ser de otra manera para despedir el álbum.
Y, por supuesto, el componente sexual, que The Dare sigue siendo The Dare aunque se ponga intensito. Ya os hablamos de las explícitas letras de ‘Perfume‘ y ‘Girls’, pero aquí se suman cosas como “touch me when you say you need me / fuck me like we were meant to” (‘Good Time’), o el verso con guiño a Funkadelica “free your mind, and your ass will follow / free your eyes, and you might get laid / I know it might be hard to swallow / but it’s much much better once you get a taste” (‘Open Up’). Y bueno, aunque no sea guarra en sí, desde luego hay que ser burro para soltar “blow my head off / on the search for Nirvana” (‘I Destroyed Disco’).
No, The Dare no oculta mucho sus deseos. De hecho, en un momento en que se habla mucho de puritanismo y de cómo puede este hecho ir de la mano con estar crónicamente online (en lugar de “ir a tocar el césped”), hay unos versos en este disco que podrían servir como respuesta a esto. Incluso como respuesta a esa reseña de Pitchfork que le destroza caracterizándole como un rídículo que lo intenta demasiado. The Dare lo dice bien claro en ‘Good Time’: “I’m in the club while you’re online”.