Música

Arde Bogotá: «Si solo oyes las críticas positivas, estás mal. Si solo oyes la de JENESAISPOP, estás mal»

Arde Bogotá es todo un fenómeno de masas en nuestro país. Algo impensable para una banda de rock. Aun así, festival al que van, festival con el que arrasan. El último paso en su singular trayectoria es ‘La Torre Picasso’, una canción de más de 8 minutos que bebe del indie, el rock clásico, el progresivo y que sirve de punto y final a la etapa de ‘COWBOYS DE LA A3’, disco que les ha cambiado la vida para siempre.

En JENESAISPOP no fuimos grandes fans de aquel trabajo, y así lo hemos hablado con Dani Sánchez (Guitarra) y Antonio García (Voz, guitarra), que sí, se leyeron la crítica. No solo eso, sino que les ha venido mejor de lo que se pueda esperar. Hablamos con la mitad de Arde Bogotá sobre el fin de una etapa, la importancia que hay que dar a las críticas y la responsabilidad del artista.

¿Qué tal estáis?
Antonio: Muy bien. ¿Cómo va JENESAISPOP?

Bien, bien, pero vosotros vais mucho mejores.
A: Bueno, no es una competición. Y si fuera una competición, son deportes distintos (risas).

Habéis sacado el «último capítulo de ‘COWBOYS DE LA A3’, ‘La Torre Picasso’. ¿Cómo vais a recordar toda esta etapa?
A: Con ‘LA NOCHE’ nos pasaron un montón de cosas muy guays, siendo la fundamental profesionalizar el proyecto y hacer de la música nuestro único trabajo. Con ‘COWBOYS’ lo que nos ha pasado es, no sé si llamarlo consolidación, pero sí alcanzar una repercusión y un nivel de aceptación por parte del público que le da una dimensión muy loca al proyecto, a lo que hacemos, a las canciones y a todo. Siempre lo recordaremos como un gran cambio en nuestras vidas.

¿Por qué habéis decidido despedir el disco así, con una canción de cierre, que además es enorme también?
A: Era una canción que hicimos mientras hacíamos ‘COWBOYS’. Hicimos como 16 o 17 y una de ellas era esta. Lalo, que es quien produjo el disco, nos dijo que estaba guay, pero que si lo hacíamos dentro de los tiempos del disco sería en perjuicio de las demás canciones. Tenía la opinión de que el disco estaba bien con las canciones que habíamos elegido para conformarlo. Su justificación fue, sobre todo, por el tiempo. La última vez que nos juntamos a componer hablamos de lo siguiente que queríamos hacer y era como consenso. «Queremos sacar ‘La Torre'».

¿Qué expectativas teníais?
A: Había un poco de conflicto. O sea, mucha gente muy insegura dentro de lo que es Arde Bogotá.
Dani: A nivel artístico era necesario sacarlo porque formaba parte del disco. Si se quedaba fuera y no la sacábamos ya, no la íbamos a sacar en una etapa siguiente porque forma parte de otro concepto.
A: Luego ha sido muy guay porque a la gente le ha gustado, o por lo menos la ha escuchado mucho. Cuando se la he enseñado a la gente siempre he dicho: «Es un tema de 8 minutos». La atención de un ser humano del siglo XXI normalmente no dura tanto. Si se lo dices de antemano, ya cambia la cosa.

¿Es una protesta consciente al mundo en el que vivimos y su cultura instantánea?
A: Hacer un tema largo en el momento actual me parece una decisión artística per se. Lo que pasa es que creo que hacer largo el tema por hacerlo largo no siento que nos represente. Nosotros teníamos una historia que contar y queríamos poder desarrollarla con calma, que la canción fuera evolucionando y que las partes instrumentales tuvieran el desarrollo que necesitasen para poder llegar a la siguiente parte. Al final, la idea del tema, la canción y lo que había que contar motivó la duración y no al revés.

«Hace falta más libertad artística y no condicionarse a si un tema se va a hacer viral en Tik Tok»

¿Hacen falta más canciones largas?
D: No es que haga falta, creo que hace falta más libertad artística y no condicionarse a si un tema se va a hacer viral en Tik Tok o para coger no sé cuántos segundos para bailar. Haz lo que te nazca. Si el tema se queda largo, déjalo largo, y si dura un minuto, tampoco lo alargues más.
A: Sería guay que no hubiera un ecosistema de consumo musical en el que los creadores sientan la presión de tener que hacer algo que funcione. Nosotros hemos tenido la suerte de que nos ha ido muy bien y estamos en un sitio donde podemos hacer este tema y sacarlo. Si el primer tema que sacamos es este, seguramente, no estaríamos hablando contigo. Tengo la certeza de que nosotros lo sacamos desde una posición privilegiada que nos ha dado el público.

Para vosotros, ‘La Torre Picasso’ es un monumento «al estrés, la vida adulta y a un futuro gris» que queréis destruir. ¿Cómo veis las cosas ahora mismo?
A: Al menos para mí, en lo personal, es un momento complejo. Estoy como en una lavadora personal y un poco desconectado, la verdad. Como siempre, veo las cosas chungas. Me preocupa a nivel económico que el mundo entre en una recesión, me preocupa que, de repente, nuestro proyecto es una suerte de empresa que da trabajo a gente y eso tiene unas repercusiones que no esperaba haber tenido en mi vida. Le presto más atención a la coyuntura económica de lo que pensaba que iba a hacer. A nivel geopolítico, me preocupa el desarrollo de lo que está pasando al este de la Unión Europea. Estoy más centrado en el debate entre Broncano y El Hormiguero. Estoy muy contento de que en la televisión pública haya un programa así, me parece la hostia. Que sí, que costó 14 millones. Bueno, pues ya está. Se los iban a gastar igual. Quiero decir, esos presupuestos son estancos, según he leído.

«Estoy muy contento de que en la televisión pública haya un programa como el de Broncano, me parece la hostia. ¿Costó 14 millones? Se los iban a gastar igual. Esos presupuestos son estancos»

¿Teníais eso en mente al escribir la canción?
A: No, cuando escribí ‘La Torre Picasso’ vivía en otro mundo. La letra tiene un montón de tiempo, es de diciembre de 2021. Ahí mi mundo era un poco distinto, no tanto, pero un poco distinto. Estaba más conectado con mi parte laboral, que ya se ha quedado atrás y, sobre todo, con el efecto de esa parte laboral a la gente que me rodeaba, a mis amigos… Ahí es cuando aparece esa reflexión que hay en «La Torre».

Eras abogado, ¿no?
A: Sí. No guardo un mal recuerdo, pero sí que pude ver la repercusión de ese mundo en otra gente a la que sí le afectó, peor que a mí.

¿Ha cambiado vuestra visión o relación con el estrés, con la vida adulta y con el futuro, después de experimentar todo este éxito?


A: Sí, ha cambiado. Ahora tengo otros tipos de estrés, otros tipos de miedos, otros tipos de incertidumbres. De repente, ahora Arde Bogotá es el centro de todo. Entonces, a veces pienso que el hecho de que pueda pagar el alquiler o lo que me pase en el futuro depende de la aceptación del público. Es lo contrario de lo que era Arde Bogotá hace no tanto tiempo, que era como un espacio de absoluta libertad y de hacer lo que nos dé la gana. Creo que la dimensión de cualquier cosa de tu vida hace que cambie su ubicación en tu escala de valores. El objetivo es que no te condicione. No debería sacarme de mi realidad y Antonio no debería ser solo un cantante.

Que todas estas preocupaciones ahora las puedas poner en una canción sabiendo que las van a escuchar millones de personas… ¿Lo ves como una responsabilidad?
A: Las dos cosas conviven dentro de mi cabeza. Por ejemplo, Gabri de Sexy Zebras me dijo eso: «Ahora tienes una responsabilidad». Un día me metió una chapa… Mi amigo Carlos, que no se dedica para nada a esto, me dijo lo contrario: «Nunca puedes ser esclavo de Arde Bogotá, tienes que hacer siempre de ese sitio un espacio de libertad, donde tú vayas a decir lo que tú sientas que quieres compartir». Creo que me quedo más con lo de Carlos, aunque quiero mucho a Gabri…
D: Para mí el camino correcto es que la banda y el proyecto sea un lugar que siempre esté a punto de irse al carajo, porque creo que es la única manera de evolucionar. Que el espacio de libertad sea tan grande que puedas hacer una canción tan distinta a lo que habías venido haciendo, porque te nazca artísticamente o, por lo menos, que exista esa posibilidad y que no te frene el que tienes un público que te determina la manera de escuchar canciones o que no vaya a encajar en los festivales. Las bandas que admiramos lo hacen así. Bandas como Arctic Monkeys, de repente, que sacan un disco que no tiene nada que ver con lo que hacían.

Habéis recibido muchas alabanzas por la canción, tanto de periodistas como de colegas de profesión. Viva Suecia os dijo que era «una puta genialidad». ¿Cómo conseguís que esto no se os suba a la cabeza?
A: No sé si lo conseguimos. Depende a quién se lo preguntes, ¿sabes? (risas) Creo que hay que tomarse las críticas siempre como con un filtro.

¿Tanto buenas como negativas?
A: Exacto. Darle a las cosas la importancia que merecen es muy difícil porque nunca sabes exactamente cuál es el baremo. Pero si en tu cabeza todo lo que hay son las críticas positivas de ‘La Torre’, estás mal. Y si en tu cabeza todo lo que hay es la crítica de JENESAISPOP al disco, estás mal. Creo que el sitio correcto es una media de todo y quedarte con las cosas útiles de cada mundo.

¿Qué piensas sobre la crítica de JENESAISPOP?
A: Bueno, hay un montón de cosas que me parecieron muy interesantes. Una de las principales es que casi solo habla de mi parte del trabajo, de la letra, de mi voz… No hay ningún comentario a las líneas del bajo de Pepe o a los arreglos, pero hay muchas cosas que me sirvieron, porque hay muchas cosas que te permiten ver: «Oye, esta parte de lo que dices quizás no se está entendiendo». Evidentemente, para mí, en la letra o en mi forma de cantar, hay en muchos momentos ironía o cierta parte de humor que, claro, en la crítica se toman como muy en serio. Quizás ‘ESCORPIO Y SAGITARIO’ no se está entendiendo tan irónicamente como yo me la imagino. Luego hay otras cosas que me parecen muy útiles, la verdad. Y luego hay otras cosas con las que no estoy de acuerdo.

¿Qué es lo que más te sirvió de la crítica?
A: Creo que tomé conciencia de pensar si el mensaje se está entendiendo o no. Cuando escribimos una canción, hasta la crítica, estuve siempre muy centrado en decir lo que siento, comunicar, que me emocione, pero no me paraba a pensar: «Escucha esto como si nunca hubieses escuchado hablar de Arde Bogotá. ¿Qué significa?». La crítica me permitió enfrentarme a una canción como ‘ESCORPIO Y SAGITARIO’ y escuchar cómo es mi voz cantada, dónde es mi tesitura, cómo enfrento yo la melodía y las palabras. Si te lo ponen en frío, quizás no tenga ningún punto de ironía la canción. Y si la canción no tiene ningún punto de ironía, quizás no es exactamente la canción que tú habías pensado. De eso me sirvió mucho la crítica. Me permitió enfrentar los temas desde otras orejas que yo no tenía, que yo no era capaz de sintonizar. Ahora puedo pensar: ¿En qué pensará Sebas?

Puede ser también porque tu voz suena como muy teatral.
A: Claro, claro. Mi voz cantada es como muy rotunda, ¿no? Entonces, para según qué mensajes, creo que tiene mucho sentido, pero para otros, sobre todo para los irónicos, como que no.

A veces una mala crítica puede venir mejor que una muy buena.
A: Otra de las cosas que aprendí es a no darle más importancia de la que merezca. Tú vas a un sitio, haces lo que sea, una pirueta, y hay 99 personas aplaudiendo y una no, y solo piensas en la que no te aplaudió. Eso también me lo enseñó la crítica de JENESAISPOP. Es una opinión tan válida como las demás. Supernecesaria también para que haya pluralidad y una conversación, pero solo es una opinión más. Tu trabajo le puede seguir gustando a la gente y, sobre todo, tienes que seguir orgulloso de lo que haces. También leí tu crónica. Es que yo soy lector de JENESAISPOP (risas).

Eso también me jodió. O sea, me importó, porque yo era lector de JENESAISPOP antes de tener una banda. No sé si estabais vivos ahí, pero desde luego antes de tener repercusión. Por ejemplo, el disco de Charli XCX, el de ‘BRAT’, yo lo conozco por JENESAISPOP. Claro, por eso también me llega la crítica. También leí tu crónica del LOW. Joder, «hemos venido a bailar». Claro, ¡es que hemos venido a bailar!. O sea, ¿para qué haces un concierto? Arde Bogotá no es una banda que en directo vaya a generar un discurso. Creo que es un sitio donde la gente va a emocionarse. Nosotros vamos a emocionarnos.

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Publicado por
Gabriel Cárcoba
Tags: arde bogotá