Me repito más que una película de Marvel. Cada vez que reseño una serie de la BBC digo lo mismo. Pero es que no dejo de maravillarme: flipo con lo bien narradas que están las ficciones de la televisión británica. No serán los mejores estilistas -sus series nunca han destacado por la sofisticación visual- pero a la hora de armar un relato, de estructurarlo, de dosificar la información, de construir los personajes… son increíbles. Sus creadores tienen más oficio que un guionista del Hollywood dorado.
En el caso de la premiada miniserie ‘El quinto mandamiento’ (Filmin, Movistar+), Sarah Phelps -guionista que lleva dos décadas firmando estupendas adaptaciones de Agatha Christie y Charles Dickens para la televisión- es capaz de contar en solo cuatro episodios lo que en otras series necesitan diez o doce. Aquí no hay relleno: nada de sobrexplicaciones ni secuencias innecesarias ni capítulos alargados ad nauseam. Y eso que pasan muchas cosas: drama, crímenes, persecución policial, juicios…
‘El quinto mandamiento’ (en el título original es el sexto, pero es que los anglicanos los ordenan así) es un drama criminal basado en el caso real ocurrido en 2015 en un pueblo cercano a Buckingham: un joven religioso (interpretado por el muy prometedor Eanna Hardwicke) sedujo a un viejo profesor universitario (un magnífico Timothy Spall, quien le quitó el Bafta al favorito Brian Cox
) y a una anciana directora de escuela (fabulosa Anne Reid), los dos solteros y también religiosos, con la intención de acabar con sus vidas y quedarse con sus bienes.Phelps y el realizador Saul Dibb (cuyo trabajo de dirección adolece de cierta funcionalidad) narran este terrible suceso utilizando una estrategia dramática a contracorriente del true crime actual: sin poner nunca al asesino por encima de las víctimas ni los familiares de estas; sin caer en el sensacionalismo, el efectismo o la truculencia.
En la serie hay un asesino calculador y desalmado, una absorbente investigación policial, un vibrante juicio lleno de tensión y dramatismo… Pero, sobre todo, lo que más le interesa a sus creadores es contar una historia íntima y tristísima de represión, soledad y vulnerabilidad sentimental. Un caso de manipulación psicológica y violencia emocional enormemente cruel y cobarde. Un relato sobre el vacío, la culpa y la devastación que sienten los familiares de esas víctimas. Lo dicho, otra gran serie de la BBC. Y van…