El anterior álbum de Soccer Mommy, el misterioso y envolvente ‘Sometimes, Forever’, producido por Oneohtrix Point Never, parecía indicar que estábamos ante un cambio de dirección en la música de Sophie Allison. La cantautora, siempre con referencias noventeras en su cabeza, experimentaba con los sintetizadores y con un sonido oscuro que coqueteaba con el trip hop y se distanciaba del indie rock lo-fi que la había caracterizado hasta la fecha.
‘Evergreen’, su nuevo proyecto, es un regreso a ese intimismo, donde las canciones se distancian muy poco de sus versiones demos, optando por un sonido orgánico y crudo con la guitarra y la voz al frente de las producciones. De hecho, Allison le dijo a su productor Ben H. Allen, conocido por sus trabajos con Belle & Sebastian o Deerhunter, que quería evitar los sintetizadores a toda costa.
‘Evergreen’ puede entenderse como un disco transitorio, no solo a nivel artístico, donde la artista no se sale tanto de su zona de confort como en su anterior proyecto, sino también a nivel temático. Soccer Mommy reflexiona sobre los cambios inesperados a los que nos enfrentamos, las situaciones dolorosas que no podemos evitar y las nuevas realidades a las que no queda otra que acostumbrarse. ‘Changes’ encapsula todo ello en una emocionante balada dream pop donde brilla la simpleza y potencia de las letras. “And I can feel the changes / and I don’t wanna face it / it’s harder not to know that / everything will fade to memory in time” (Puedo sentir los cambios / y no quiero afrontarlos / se hace más difícil no saber / que todo se desvanecerá en recuerdos con el tiempo”), canta con una melancolía y tristeza contagiosas.
El tiempo es uno de los grandes temas que aborda el proyecto, un concepto tan vasto, abstracto y a veces incomprensible, que nos va devorando a todos poco a poco. En la apertura del álbum, ‘Lost’, Allison habla de la muerte de su madre, en cómo tras esa tragedia, siente que está todo perdido, “perdido de una forma que no tiene sentido / perdido de una manera que nunca termina (“Lost in a way that don’t make sense / lost in a way that never ends”). Ese brutal abismo lo representa con simpleza, acompañado de dulces y apesadumbradas guitarras. Aunque pueda no deslumbrar a primera escucha, va paulatinamente encontrando su espacio en el álbum. Más compleja y mejor, es ‘M’, con sus riffs oníricos, sus metáforas dolorosas y sarcásticas marca de la casa (“I miss you / like a loyal dog / waiting by the door to hear the lock turn” – “Te echo de menos / como un perro fiel / esperando en la puerta a oír el cerrojo girar”) y sus sugerentes flautas finales.
‘Driver’ se mueve por territorios más grunge, pero en el fondo, no deja de ser otro caramelo dream pop de esos que Soccer Mommy sabe hacer tan bien. La mayoría del álbum es precisamente eso, un masaje al oído, una caricia en el pelo. ‘Evergreen’ está lleno de dolor pero está concebido para que su escucha sea enormemente placentera. Y lo consigue. Usando sus recursos habituales, Sophie Allison se refleja en los paisajes aterciopelados de bandas dream pop de los 90 como Broadcast o The Sundays, y entrega momentos realmente bellos. Pistas como ‘Some Sunny Day’, ‘Thinking of You’ o ‘Evergreen’ son buena muestra de ello.
Lo más diferente a nivel lírico lo encontramos en ‘Abigail’, una extraña y estimable oda indie-pop a uno de sus videojuegos favoritos, Stardew Valley; y a nivel sonoro, las agresivas percusiones de ‘Anchor’ nos despiertan del sonido jangly y meloso del resto del álbum. ‘Evergreen’, sin ser un proyecto particularmente ambicioso, resulta más que notable. Soccer Mommy vuelve a demostrar que es una cantautora con una sensibilidad especial para capturar emociones, y sobre todo, para crear atmósferas acogedoras, que te arropan y no te sueltan.