Música

Carolina Durante / Elige tu propia aventura

Carolina Durante han escrito una página tan importante en la historia de España, que ya incluso han aparecido en libros de Sociología. «Cayetanos» es un término que se les atribuye 100%, y al mismo tiempo el grupo ha ido en la dirección correcta para no ser entendido como «one hit wonder». Tienen el mérito de haber sobrevivido a Ciudadanos, ‘Cayetano’ ya ni figura entre sus 10 canciones más escuchadas y ‘Elige tu propia aventura’ es un buen tercer disco, rico en lo lírico y en lo musical.

Lo más interesante de sus letras es, de nuevo, el desencanto generacional. Las posibilidades de los jóvenes de clase media no terminan de mejorar ni siquiera con un gobierno progresista y, sin ser tan explícitos como Biznaga, eso lo reflejan sus textos. El single ‘Joderse la vida’ es el vivo retrato de un comportamiento autodestructivo y depresivo en un mundo capitalista que va tan a toda hostia como la propia canción. Son incontables las menciones al alcohol y/o a las drogas de este álbum y, de manera muy llamativa, aunque sea un poco clave de humor, la palabra «suicidio» aparece expresamente en al menos 4 de las canciones. Eso solo de manera directa, pues hay muchas otras indirectas («elijo hasta mi propia muerte»).

‘Elige tu propia aventura’ es un álbum lleno de esas historias personales y costumbristas que el grupo parece escribir con suma facilidad. Cualquier fan entenderá enseguida las referencias a San Bernardo, Templo 2, Razzmatazz 2 o Iker Jiménez. El mejor ejemplo de su humor es ‘Normal‘, que incluso sin Rosalía haría reír en el autorretrato de un personaje que es «un poco cuadro». «Normal, fatal, estuvo mal, yo también me odié», entona Diego Ibáñez quizá riéndose de sí mismo en estos tiempos en que tanto y con tanta razón reflexionamos sobre masculinidad tóxica.

Musicalmente ‘Elige tu propia aventura’ devanea entre cambiar y no cambiar, la eterna disyuntiva que persigue a grupos de rock que han debutado con un disco de guitarras de éxito, de los Ramones a Arctic Monkeys, pasando por los Strokes. Carolina Durante tienen razón en que no solo han sonado a Los Nikis, y para muestra las colaboraciones con Barry B

u Orslok -autotuneadas- que han entregado entre disco y disco. En este álbum no se han atrevido a explorar esa vía, tampoco ninguna en concreto, y escuchando la pegada de la trotona ‘Monstruo’ o de ‘Misil’, es inevitable pensar que lo que mejor hacen es el rock, y que se dejen de líos. El exitazo que está teniendo ‘Normal’ reforzará esa línea, sin que adivinemos si eso es bueno o malo para el destino de Carolina Durante.

Porque al mismo tiempo han abierto un montón de puertas. Terminan el álbum con arreglos tipo «segunda etapa de los Beatles» o «final de disco de Oasis» (‘Probablemente tengas razón’), cuando en otros puntos han querido ser Blur (‘Verdes, Césped’), Stone Roses (‘Tempo 2’) o incluso han hecho folk con armónica (‘San Juan’) y canciones de cuna (‘Interludio’). Aseguran en las entrevistas que no se han atrevido a tirarse del todo a la piscina, pero que a la siguiente lo harán de cabeza. Si esto fuera política, apuntaríamos a un error de comunicación: están diciendo claramente que estamos ante un odioso «disco de transición».

Lo que ocurre es que esta definición se queda muy corta para la riqueza de los textos: Diego Ibáñez, además de un actor ocasional, es un letrista hábil, profundo e infravalorado. Quizá este álbum a veces no sepa muy bien dónde ir porque el mundo actual tampoco sabe dónde ir en absoluto. ‘Hamburguesas’ plantea refugiarnos en lo positivo mientras ‘Monstruo’ se pregunta por qué somos «tan feos por dentro».

En un disco tierno en su tratamiento del desamor, de ciertas inquietudes mitológicas («Sísifo me come la polla») y teológicas («Dios tiene planes para mí»), es inevitable volver al principio para tratar de comprenderlo: Carolina Durante lo presentaron con un single llamado ‘Elige tu propia aventura’ que más que un homenaje a los libros de los 80, era una reflexión filosófica sobre nuestro sino y nuestra libertad para reconducirlo. Mucho doble sentido se esconde tras frases como «elijo ser un hijo de puta» o «elijo que esto no me duele». La otra opción era titular este álbum «No sé qué puto hacer con mi vida».

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Publicado por
Sebas E. Alonso